¿Chile se salvó?

por Ibán de Rementería //

Cuando el triunfante Sebastián Piñera se dirigía en la Alameda a sus adherentes por la noche del domingo 17 de diciembre, estos coreaban rítmicamente: “Chile se salvó”, este es un hecho sintomático de como la derecha logró movilizar a sus huestes dormidas.

Para satisfacción de todos nosotros  el domingo en la segunda vuelta disminuyó la abstención, pero para sorpresa nuestra, desagradable a no dudarlo, no en favor de Alejandro Guillier si no que de Sebastián Piñera, con lo cual logró un resonante e indiscutido triunfo electoral.

Veamos que pasó en la historia electoral reciente en cuanto a la abstención como reserva electoral a la cual recurrir. Desde 1989, primera elección después del retorno de la democracia, hasta 2009, última elección con voto obligatorio, pero con inscripción voluntaria para ser elector, el padrón electoral pasó 7.558.000 electores, en números redondos, a  8.285.000 en 2009, entretanto los votos emitidos en igual período pasó 7.159.000 a 7.203.000 votos en la segunda vuelta sin una significativa caída en relación a la primera vuelta, los porcentajes de participación variaron entre un 94.7% a un 86,9% en igual período. Seguramente fue esa altísima participación electoral la que logró derrotar a la Dictadura de Pinochet y a sus sucesores desde el 1998 a 2009 (Ver cuadro n°1).  

En 2013 con la inscripción automática y el voto voluntario el padrón electoral pasó de 13.573.000 electores a 14.374.000 en este año. En cambio, los votos emitidos pasaron 6.699.000 en la primera vuelta a 5.698.000 en la segunda vuelta, un millón de votos menos con una variación del porcentaje de participación de 49,3% al 41,9% respectivamente, significativa entre ambas vueltas, y notablemente inferior a la participación cuando la inscripción era voluntaria. Ahora en 2017 de la primera vuelta a la segunda la tasa de participación pasó de 46,7% a 49,0%, de 6.701.000 votantes a 7.026.000.

Cuadro n°1. Padrón electoral, votos emitidos y porcentaje de participación electoral

En millones, 1989-2017

Años198919931999199920052005200920092013201320172017
Padrón7,5588,0858,0848,0848,2218,2218,2858,28513,57313,57314,34714,347
Votos7,1597,3837,2727,3277,2077,1627,2647,2036,6995,6986,7017,026
Partic.94,7%91,3%89,9%90,6%87,6%87,1%87,6%86,9%49,3%41,9%46,7%49,0%

Fuente: Servel

En la perspectiva general, es de destacarse aquí  que entre los 28 años de 1989 a 2017 los electores se mantuvieron constantes en más de siete millones y que la tasa de participación estuvo entre el 95% y el 87%. Pero,  lo más importante acontece en 2013 con la inscripción automática y el voto voluntario lo que produce un alza súbita del padrón electoral en un 49,4%, lo cual va acompañado de una caída significativa de la participación a menos del 50%, pero así se mantuvo abierto el padrón para ir a buscar votos, el paso de la inscripción obligatoria a la inscripción automática crea todo un nuevo campo de acción electoral.

También en el año 2013 hubo una caída significativa de 500 mil votos en la primera vuelta  en relación al año 2009 y en segunda vuelta de un millón y medio de votos menos,  en cambio, ahora en 2017 hay un alza significativa en la primera vuelta que vuelve a una cifra similar a la primera vuelta de del 2013 y en la segunda vuelta  se eleva hasta casi aproximarse a la media histórica de siete millones de votantes.

Decíamos que tuvimos una desagradable sorpresa, pues la “teoría general” sobre la abstención decía que los electores de derecha y centro derecha por razones culturales eran menos informados, acríticos y disciplinados lo cual los hacía ser más leales con sus liderazgos personales o colectivos, por lo tanto tenían una menor tendencia a abstenerse, en breve, sus votaciones  se acercaban a sus techos electorales, en cambio la izquierda y la centro izquierda  están mejor informadas, son críticas e indisciplinadas, por lo tanto son menos leales con sus liderazgos y sus votaciones tienden a aproximarse a sus pisos electorales. Por eso todos dijimos que las posibilidades de éxito de Guillier era que la abstención fuese baja, ya que si era alta el éxito sería de Piñera. Pues bien, la abstención bajó pero ganó Piñera.

Cuadro n°2. Elección Presidencial 2017. Votos y participación entre primera y segunda vuelta

CandidatosCoaliciónVotosParticipación
  1 vuelta2 vuelta1 vuelta2 vuelta
Alejandro GuillierFuerza de la Mayoría1 497 1163 160 22522,70 %45,43 %
Carolina GoicP.Demócrata Cristiano387 7805,88 %
M.Enríquez-OminamiPartido Progresista376 4715,71 %
Eduardo ArtésUnión Patriótica33 6900,51%
Alejandro NavarroPais24 0190,36%
(Totales presumibles)(2 319 076)  (35,16%)
Beatriz SánchezFrente Amplio1 336 82420,27%
(Totales presumibles)(3 655 900)  (55,43%)
Sebastián PiñeraChile Vamos2 417 2163 795 89636,64 %54,57 %
José Antonio KastIndependiente523 2137,93 %
(Totales presumibles) (2 940 429)  (44,57%)
Totales votos válidos6 596 3296 956 12198,44%98,91%
Votos nulos65 02056 4150,97%0,80%
Votos blancos39 39720 0490,59%0,29%
Total sufragios emitidos6 700 7487 032 585100,0%100,0%
Total inscritos14 347 28814 347 288
Abstención53,30%50,98%

Fuente: Servel

En la primera vuelta Guillier obtuvo 1 497 116 votos y, de primeras, podía aspirar a recibir los votos de los otros partidos de la centro izquierda, tal como sus candidatos lo solicitaron a sus electores hasta llegar a 2 319 076 votos, además, también podía aspirar a los 1 336 824 votos del Frente Amplio como lo recomendaron sus dirigentes a sus electores para un gran total presumible de 3 655 900 votos. Eso superaba por lejos los 2 940 429 votos que sumaban Piñera y Kast en la primera vuelta (ver: columna  votos  1 vuelta en líneas de totales presumibles del cuadro n°1).

Bien sabíamos que no podían contar con la totalidad de los votos obtenidos por  Carolina Goic, pero si con la mayoría de los obtenidos por los parlamentarios de la DC, que fueron bastantes más. En general, podíamos contar con la mayoría de los votos obtenidos por las otras izquierdas, pero, lo que si sabíamos es que no podíamos contar para nada con la votación de Beatriz Sánchez, ni con la del FA, ellos se originan y existen en la profunda diferenciación y el rechazo a  las políticas realizadas y propuestas por  la Nueva Mayoría. Por eso, de los 3 655 900 de votos que presumiblemente era nuestro techo en la segunda vuelta sólo alcanzamos a 3 160 225 votos, lo claro aquí es que 495.675 presumibles electores de izquierda prefirieron abstenerse a votar por Guillier, pero, para que no se siga denostando del FA bien podemos suponer que algo así como 900.000 de quienes votaron en primera vuelta por Sánchez lo hicieron por Guillier en la segunda vuelta. Así explicaríamos porque perdimos.

Veamos ahora porque ganó Piñera. En los procesos eleccionarios cuando la propuesta política y el liderazgo no convocan a la mayoría sociales que representan ésta en porciones estratégicas se abstiene, entonces, si la minoría tiene propuestas políticas y liderazgos convocantes triunfa. Ese ha sido históricamente el caso de los Estados Unidos de América y Gran Bretaña, donde las mayorías sociales se identifican con el Partido Demócrata y el Partido Laborista, pero en varias oportunidades han gobernado los Republicanos y los Conservadores, la frase anunciadora  del cantante de chileno Alberto Plaza residente en EUA: “les tengo una mala noticia ganó Trump y les tengo una buena noticia perdió Hillary” es en este sentido proverbial.

No fue sólo la incapacidad de convocatoria de la campaña de Guillier  a los votantes del FA, que no es lo mismo que los militantes del FA, tampoco a la “izquierda dormida” y decepcionada, a los progresistas dormidos, etc., por el contrario la derecha demostró su eficacia en despertar a todas las derechas dormidas, a la  derecha militar y religiosa con José Antonio Kast, el tío, a los  “cristianos viejos” con Ossandon, a la derecha neo liberal dura con Felipe Kast, el sobrino, pero lo seguro es que aquellos y otros “sectores ultra reaccionarios y conservadores” que no se sentían convocados por la centroderecha y eran parte de ese 50% de los ciudadanos automáticamente inscritos pero que no votan, ahora ante la “amenaza  inminente frenteamplista y comunista” y una probable “Chilezuela”  sí se movilizaron a votar, solamente 855.467 electores de los siete millones que constituyen esa reserva de votantes dormidos. De esa manera el “Chile se salvó” se impuso holgadamente “anti piñerismo”.

La centroizquierda se quedó en el análisis del rector Carlos Peña sobre la individualización y el consumismo egoísta de las clases medias ascendentes que ha producido la modernización de Chile; mientras que soslayó las encuestas de la Universidad Diego Portales y el PNUD que señalan como la gran mayoría de los chilenos quiere la estatización  de la educación, de la salud, la seguridad social, el transporte, las comunicaciones, las empresas de servicios públicos y, el colmo, también de la banca, seguramente porque se siente estafados y abusados por este capitalismo decadente, capitalismo clientelista –crony capitalism-, por eso es un imaginario demasiado forzado que puedan rasgar sus vestiduras ante el anuncio de que “le vamos a meter la mano al bolsillo a los ricos”.

Esta contundente derrota, por nueve puntos porcentuales, del proyecto de la centro izquierda  debe ser tomada como una gran oportunidad por el Partido Socialista y la izquierda, ya que también se puede plantear como un Gobierno de Guillier habría sido el gobierno terminal de la Concertación y la Nueva mayoría que inicio una larga agonía con el Gobierno de Lagos Escobar. La actual coyuntura política nacional, e internacional, le plantea una situación política, ideológica y organizativa al Partido Socialista de que estamos en el momento –momentum–  para reiniciar el proceso de diseño  de un nuevo programa político que le hagan posible al liderazgo de las y los trabajadores manuales e intelectuales conducir a las chilena y los chilenos a una nueva gestión de la distribución del poder, que establezca una nueva gestión de la distribución de la riqueza, para hacer efectiva la igualdad social y la equidad económica entre todos los que producimos colectivamente esa riqueza nacional.

 

 

Núcleo Valparaíso Socialista

 

 

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