por Gustavo Burgos
El 2018 lo iniciamos con el triunfo electoral de Piñera y el desconcierto en las filas de la izquierda, por aquello que machaconamente subrayaban los medios oficiales de la burguesía, como un triunfo “macizo”, “contundente” e “histórico de Piñera sobre Guillier. Se hablaba de una nueva época en la política chilena del regreso de la Derecha para -como mínimo- los próximos ocho años. La única duda era el candidato para la próxima elección presidencial.
Tan sólo un año después, que en política es un instante, todas esas afirmaciones suenan ridículas. Piñera, encabezando un gobierno que no ha logrado cerrar la crisis del régimen, tambalea frente a un abismo y -citamos a Pinochet- debe dar un paso adelante.