La cuestión nacional en España: el problema catalán (Texto inédito de Andreu Nin)

Prólogo de Arturo Rodríguez

Como correctamente señala Andreu Nin al inicio de este trabajo, la cuestión nacional ha sido desde hace más de un siglo una pesadilla para el Estado burgués español y su clase dominante. Sólo hace falta observar la reacción histérica de la derecha y del aparato de Estado contra la ley de amnistía pactada por Pedro Sánchez con los independentistas catalanes para comprender la gravedad de este problema. La raíz de esta situación es la absoluta incapacidad de la atrasada clase dominante española para unificar de manera armoniosa la Península. No pudiendo atraerse o satisfacer democráticamente las reivindicaciones nacionales de los vascos, catalanes y gallegos, sólo puede someterlos a la fuerza. España se ha mantenido unida a tiros y culatazos. Para entender la cuestión nacional hoy es preciso echar la vista atrás, hacia las diferentes fases de unificación del Estado español, los sangrientos jalones de este proceso y los orígenes de los movimientos nacionalistas modernos a finales del siglo XIX.

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Karl Marx: un anticolonialista a favor de la liberación del pueblo árabe

por Marcello Musto

Cuando vivió en Argel, Marx atacó – con indignación – los violentos abusos de los franceses, sus repetidos actos de provocación, su descarada arrogancia, su presunción y su obsesión por vengarse como Moloch de cada acto de rebelión de la población árabe local.
“Aquí la policía aplica un tipo de tortura para obligar a los árabes a ‘confesar’, como hacen los británicos en la India”, escribió.
Marx: “El objetivo de los colonialistas es siempre el mismo: la destrucción de la propiedad colectiva indígena y su transformación en objeto de libre compra y venta”.

¿Qué hacia Marx en el Magreb?

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Marx sobre la rebelión india de 1857, la violencia de los oprimidos y la hipocresía imperialista

El siguiente artículo de Carlos Marx, publicado en el New York Daily Tribune en 1857, comenta la rebelión india que estalló contra la Compañía Británica de las Indias Orientales ese mismo año. En unas breves líneas, Marx denuncia la hipocresía de la respetable sociedad inglesa, horrorizada ante la violencia de los rebeldes, producto de décadas de opresión. Sus palabras tienen gran relevancia hoy, dados los acontecimientos en Israel-Palestina.

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Ernest Mandel: «Marx, Engels y el problema de la doble moral»

A menudo se ha acusado a Marx y Engels de defender un doble rasero y de tener una doble moral. Se supone que ambos se oponían a aplicar a la lucha de clases los mismos principios éticos que suelen regular las relaciones entre individuos. De ahí la acusación de que ellos y sus discípulos (Lenin y Trotsky, entre otros) propugnaban el principio de que en la lucha de clases “el fin justifica los medios”. De donde se deriva el reproche aún más fuerte de que el germen de las distorsiones estalinistas está ya contenido en las enseñanzas de los propios Marx y Engelsi.

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G. Munis: «Tras la derrota, ¿por dónde comenzar?»

El catastrófico fracaso de la política de Frente Popular en España deberá ser en el futuro inmediato objeto de minucioso estudio y discusiones prolongadas por parte de la vanguardia revolucionaria internacional, en primer término de la española. Salvo la revolución rusa, la española es el acontecimiento del siglo que mejores experiencias suministra al proletariado internacional; y en un sentido inverso a aquella, es decir, como experiencia negativa, su valor didáctico no es menor. De fracaso en fracaso, bajo la égida perversa del stalinismo, la revolución española es como un refrendo tácito de los principios bolcheviques que condujeron al Poder al proletariado ruso y la condenación más estentórea de la casta burocrática que hoy lo usurpa.

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Pierre Broué: «Trotsky y la Guerra Civil en España»

Cuando se desencadena el levantamiento de los generales, el 19 de julio de 1936, no sorprende ni a Trotsky ni a los dirigentes del POUM. El gobierno del Frente Popular, emanación de la mayoría obrero-republicana, llevado al poder por las elecciones de febrero, ni pudo ni quiso comprometerse en la lucha contra los preparativos del complot y del levantamiento, y actuó como fiador de la ”lealtad” – de un ejército que preparaba la contrarrevolución. Pero esta tentativa de contrarrevolución preventiva fracasa frente a la resistencia de los trabajadores, que improvisan en algunas horas el armamento y la resistencia armada: vencen después de encarnizados combates, los marinos en la flota de guerra, los trabajadores en todos los grandes centros de Cataluña, de Asturias – excepto Oviedo, donde se dejan engañar por los dirigentes del Frente Popular – en Levante y en, el mismo Madrid. Al mismo tiempo, los trabajadores crean las organizaciones de su combate: milicias obreras, patrullas de control, comités con diversos nombres que unen a todas las organizaciones obreras y a los que también se unen, de buena o mala gana, los restos de las organizaciones republicanas. 

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Sobre las «Tesis de Abril» de Lenin: ¡de vuelta a Nevsky!

por Lars T. Lih

En 1925, Vladimir Nevsky publicó Historia del PCR(B), una de las primeras historias extensas y académicamente respetables del Partido Bolchevique.1

Nevsky no era solo un investigador, sino también un veterano activista bolchevique, que había desempeñado un papel destacado en 1917 como líder de la Organización Militar: la organización del partido para los soldados de la guarnición de Petrogrado. Su libro apareció justo cuando se estaban acelerando varios procesos de politización de la historia del partido. Como resultado, algunas de sus interpretaciones y conclusiones son sorprendentemente desconocidas. Una de ellas es su último capítulo sobre la revolución de 1917. El propio Nevsky parece no ser consciente de que estaba escribiendo algo controvertido. Sin embargo, su capítulo plantea un desafío fundamental tras otro al actual consenso reinante sobre los bolcheviques en 1917.

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Alienación y sociedad

por Alan Woods

Mientras revisaba los artículos del presente número, me sorprendió que uno de los hilos comunes que los recorren es la alienación. Como no hemos tratado este tema con detalle en ediciones anteriores, he decidido convertirlo en el tema de este editorial.

Margaret Thatcher dijo en una ocasión: “La sociedad no existe”. Pero cuando Aristóteles dijo que el hombre es un animal político, quiso decir: el hombre es un animal social.

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Marxismo contra existencialismo: Kiekegaard, Heidegger, Sartre, Camus

por David García

El objetivo de este texto es contrastar los postulados del existencialismo con el marxismo revolucionario, a través de algunos de los exponentes más destacados de esa corriente de pensamiento, tanto los de derecha como los que se posicionaron a la izquierda. Nuestra intención es contrastar la postura individualista del existencialismo, con la visión colectiva y de clase del marxismo, así como las consecuencias que estas diferencias tienen sobre una serie de temas como la libertad, la elección, la muerte y otros tópicos.

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Clara Zetkin: «En defensa de Rosa de Luxemburgo»

Todos los que conocieron la gran y generosa alma de Rosa Luxemburg protestarán enérgicamente contra la página de recuerdos publicada por la ciudadana Luise Kautsky (número 36 del Freiheit, 20 de enero de 1919), sobre la mujer asesinada, titulada “En memoria de Rosa Luxemburg”. Encuentro repugnante plantear una discusión sobre una mujer muerta, al borde de una tumba que aún está abierta. Sin embargo, la verdad y la amistad me obligan a protestar contra ciertas declaraciones de Luise Kautsky.

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Nadezhda Krupskaya: «Cómo Lenin estudió a Marx»

Debido al atraso de nuestra industria, el movimiento obrero solo comenzó a desarrollarse en Rusia en la década de 1890, cuando la lucha revolucionaria de la clase trabajadora ya se había extendido en otros países, por ejemplo, existía la experiencia de la Gran Revolución Francesa, la experiencia de la revolución de 1848, la experiencia de la Comuna de París de 1871. Los grandes líderes revolucionarios del movimiento obrero internacional – Marx y Engels – fueron forjados en el fuego de la lucha revolucionaria. Las enseñanzas de Marx indicaban hacia dónde iba el desarrollo social, indicaban la inevitabilidad de la descomposición de la sociedad capitalista y su reemplazo por una sociedad comunista, indicaban el camino que tomaría el desarrollo de nuevas formas sociales, el camino de la lucha de clases, el camino de la revolución socialista, revelaban el papel del proletariado en esta lucha y la inevitabilidad de su victoria.

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León Trotsky: «Qué hay detrás de la oferta de Stalin de llegar a un acuerdo con Hitler?»

En los últimos meses, los diarios han publicado bas- tante acerca de negociaciones secretas entre Berlín y Moscú. Se ha rumoreado que, bajo el disfraz de un tratado económico se halla en preparación un acuerdo político e incluso militar. Es difícil determinar todavía qué hay de cierto en estas informaciones. De cualquier manera, existen síntomas inconfundibles que certifican con elocuencia que se ha desarrollado y se desarrolla algún tipo de negociaciones. Sea como fuere, los resultados de esas negociaciones secretas, en este momento, no dependen solamente de la lealtad de Stalin a los principios de la democracia o de la fidelidad de Hitler a las banderas del “antimarxismo”, sino más bien de la coyuntura internacional. Un acuerdo entre Stalin y Hitler, si es que se logra -y no es imposible que ello ocurra- sólo podría sorprender a los más incura- bles imbéciles que participan en todas las variedades de “frentes” democráticos o “ligas” pacifistas.

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El marxismo y la religión

por Alan Woods

El objetivo de los marxistas es luchar por la transformación socialista de la sociedad. Creemos que el sistema capitalista hace tiempo superó su utilidad histórica y se ha convertido en un sistema monstruosamente opresivo, injusto e inhumano. El final de la explotación y la creación de un orden mundial socialista armonioso, basado en un plan de producción racional y democrático, será el primer paso para la creación de una nueva forma social más elevada en la que hombres y mujeres se relacionarán como seres humanos.

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Rosa Luxemburgo, una economista muy política

por Michael Krätke

Rosa Luxemburgo es hoy un icono del socialismo. Durante su vida fue vivamente criticada: fue celebrada y admirada, pero también atacada y calumniada. Las opiniones discurrían y siguen discurriendo divididas en torno a ella. Su muerte prematura, asesinada en enero de 1919, con solo 47 años, contribuyó a labrar la leyenda que la rodea. Inicialmente canonizada como mártir del socialismo, se convirtió en persona non grata para el comunismo en cuanto se hicieron públicas sus críticas a la política de Lenin y los bolcheviques, escritas en notas fragmentarias y publicadas póstumamente1. Durante mucho tiempo no se le perdonó que no fuera leninista, que criticara la política de los bolcheviques tan duramente como lo hizo el viejo profesor Karl Kautsky. Durante todo un periodo, el término “luxemburguismo” sirvió de insulto en el seno de los partidos comunistas, permitiendo definir y excomulgar a todos aquellos que se aferraban a la concepción original del socialismo como forma de autogobierno democrático de la clase obrera.

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León Trotsky: «La organización del Ejército Rojo»

Camaradas, estamos presentes en un congreso de una importancia excepcional. Los partidos representados en esta asamblea tienen detrás de sí un gran pasado revolucionario. Sin embargo, en este momento que estamos aprendiendo, y debemos tener éxito en el aprendizaje, cómo construir nuestro propio ejército revolucionario socialista, el cual será lo contrario completo de los regimientos, ahora desmovilizados, que se mantienen unidos por la voluntad de los maestros, el cual introdujo la disciplina obligatoria en ellos. Ante nosotros está la tarea de crear un ejército organizado en el principio de la confianza y la camaradería revolucionaria de labor y orden. Esto es, sin lugar a dudas, una tarea extraordinariamente grande, compleja y difícil. Por cierto, la prensa burguesa escribe mucho acerca nuestro solamente ahora, por fin, entendió que para defender al país se necesita una fuerza armada. Eso es una tontería, por supuesto: que sabía, incluso antes de la Revolución de Octubre, que mientras la lucha de clases continúa entre los explotadores y los trabajadores, de cualquier estado revolucionario debe ser lo suficientemente fuerte como para repeler con éxito la embestida imperialista. La Revolución Rusa, sin precedentes en la fuerza, no podía, por supuesto, mantener el viejo ejército Zarista, en el que se había formado, como un punto fuerte, una disciplina de clase pesada, que estableció un vínculo de obligación entre el soldado y comandante.

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Karl Marx: «Reflexiones de un joven en la elección de una profesión»

La naturaleza, en sí misma, ha determinado la esfera de la actividad en la que el animal debe moverse, y lo hace pacíficamente dentro de esa esfera, sin intentar ir más allá de ella, sin tener incluso una noción de cualquier otro campo. Al hombre, también, la Deidad dio un objetivo general: el de ennoblecerse así mismo y a la humanidad, pero Él lo dejó buscar la manera de lograr este objetivo; Él lo dejó elegir la posición social que más le satisfizo, de la cual puede fortalecerse así mismo y a la sociedad. 

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Friedrich Engels: «De la autoridad»

Algunos socialistas han emprendido últimamente una verdadera cruzada contra lo que ellos llaman principio de autoridad. Basta con que se les diga que este o el otro acto es autoritario para que lo condenen. Hasta tal punto se abusa de este método sumario de proceder, que no hay más remedio que examinar la cosa un poco más de cerca. Autoridad, en el sentido de que se trata, quiere decir: imposición de la voluntad de otro a la nuestra; autoridad supone, por otra parte, subordinación. Ahora bien; por muy mal que suenen estas dos palabras y por muy desagradable que sea para la parte subordinada la relación que representan, la cuestión está en saber si hay medio de prescindir de ella, si -dadas las condiciones actuales de la sociedad- podemos crear otro régimen social en el que esta autoridad no tenga ya objeto y en el que, por consiguiente, deba desaparecer.

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¿Qué era la socialización? Una mirada al pasado

por Jacob Blumenfeld

En la crisis económica y política actual son muchos los que defienden la socialización de bienes públicos como la vivienda o las infraestructuras. Hace un siglo tuvo lugar un debate similar en la Alemania de postguerra, en plena revolución alemana de 1918-1919. Puede ser útil revisitar esos debates, sobre todo para clarificar el significado del término “socialización”.

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León Trotsky: «Sobre el llamado testamento de Lenin»

La época de postguerra trajo consigo una gran difusión de la biografía psicológica1. A menudo los maestros de este arte arrancan de cuajo las raíces que unen a su personaje con su ambiente social. La fuerza motriz fundamental de la historia es atribuida a una abstracción: la personalidad. El comportamiento del animal político –como brillantemente definió Aristóteles al hombre– es reducido a pasiones e instintos personales.

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Ernest Mandel: «Los trotskistas y la resistencia a la Segunda Guerra Mundial»

Quiero analizar la cuestión del movimiento de la resistencia [a las potencias del Eje] en Europa entre 1940 y 1944. Quiero hacerlo especialmente porque algunos camaradas por los que siento respeto, y a los que espero ver de vuelta en la IV Internacional, los camaradas del grupo Lutte Ouvrière de Francia, han hecho de esta cuestión un punto de divergencia fundamental con la IV Internacional.

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Hace 100 años: El «testamento» de Lenin

Pocos días antes de la fundación de la URSS, el 30 de diciembre de 1922, Lenin comenzó a dictar unas notas cara al XII Congreso del PCUS, que se celebraría en marzo de 1923. Convaleciente de su segundo ictus, Lenin no estaba seguro de poder participar en el mismo ni si estaría vivo para entonces. Era, por tanto, su última oportunidad de intervenir en la orientación estratégica de los bolcheviques. En marzo de 1923, Lenin sufrió el tercer ataque, quedando paralizado y sin habla.

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Arthur Rosenberg: «Washington y el futuro de China»

El Sr. Wellington Koo, el diplomático para desfiles del gobierno de Pekín, ha trasladado el campo de su actividad de Ginebra a Washington. El muy inteligente y digno representante chino estaba representando a su país en Europa en la Sociedad de Naciones. Incluso presidió durante algún tiempo esa estimable institución y así demostró cuán alto puede ascender un chino hoy en día dentro de los círculos de la diplomacia internacional si sabe nadar con la corriente. El Sr. Wellington Koo, además, participó con semblante solemne en la decisión sobre la cuestión de la Alta Silesia. Ahora participará en la solución de la cuestión china y está perfectamente claro que tendrá mucho menos que decir sobre la cuestión china que en el problema de la Alta Silesia. Curiosamente, apenas doce días antes de la apertura de la Conferencia de Washington, se produjo un incidente muy desagradable: el gobierno chino tuvo que admitir su insolvencia. El gobierno chino no ha pagado los intereses de su préstamo estadounidense que vencía el 1 de noviembre. Presentar demandas en nombre de un Gobierno en bancarrota no es una posición muy envidiable.

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V.I. Lenin: «El programa militar de la revolución proletaria»

En Holanda, Escandinavia y Suiza, entre los socialdemócratas revolucionarios, que luchan contra esa mentira socialchovinista de la «defensa de la patria» en la actual guerra imperialista, suenan voces en favor de la sustitución del antiguo punto del programa minimo socialdemócrata: «milicia» o «armamento del pueblo», por uno nuevo: «desarme». Jugend-Internationale ha abierto una discusión sobre este problema, y en su numero 3 ha publicado un editorial en favor del desarme. En las últimas tesis de R. Grimm[1] encontramos también, por desgracia, concesiones a la idea del «desarme». Se ha abierto una discusión en las revistas Neues Leben [2] y Vorbote [El Precursor]. Examinemos la posición de los defensores del desarme. 

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León Trotsky: «Las características del desarrollo de Rusia»

El Capítulo primero de la célebre «Historia de la Revolución Rusa» de Trotsky —que se presenta en este enlace— es una definición general sobre el carácter de la mundial de la revolución socialista, dominada por la dialéctica permanente que permite entender por qué el país más atrasado de Europa ya se encontraba maduro para protagonizar su propia revolución obrera.

Esta cuestión no es en absoluto de interés erudito, sino que marca hasta el día de hoy el centro del debate político en Chile y América Latina. Durante el siglo XX los Frentes Populares y la propia Unidad Popular, descansaron en la premisa de que en nuestro país no estaban las «condiciones» para la toma del poder por los trabajadores. Hoy día mismo, se sigue sosteniendo idéntica monserga que plantea reducir el accionar de la clase trabajadora a la acumulación de fuerza electoral bajo el amparo de la burguesía liberal. Lo que hoy se conoce con cacofonías como antifascismo o antineoliberalismo, la base teórica del gobierno que hoy está instalado en La Moneda.

Así, en el Prólogo de esta obra nos encontramos con varias consideraciones previas sobre la misma: “El rasgo característico más indiscutible de las revoluciones es la intervención directa de las masas en los acontecimientos históricos (…). La historia de las revoluciones es para nosotros, por encima de todo, la historia de la irrupción violenta de las masas en el gobierno de sus propios destinos”. A continuación, sin embargo, precisa: “Las masas no van a la revolución con un plan preconcebido de la sociedad nueva, sino con un sentimiento claro de la imposibilidad de seguir soportando la sociedad vieja”.

Es entonces cuando se puede plantear abiertamente la lucha directa por el poder, tarea en la que se resume definitivamente toda revolución.

El Porteño

El rasgo fundamental y más constante de la historia de Rusia es el carácter rezagado de su desarrollo, con el atraso económico, el primitivismo de las formas sociales y el bajo nivel de cultura que son su obligada consecuencia.

La población de aquellas estepas gigantescas, abiertas a los vientos inclementes del Oriente y a los invasores asiáticos, nació condenada por la naturaleza misma a un gran rezagamiento. La lucha con los pueblos nómadas se prolonga hasta fines del siglo XVII. La lucha con los vientos que arrastran en invierno los hielos y en verano la sequía aún se sigue librando hoy en día. La agricultura -base de todo el desarrollo del país- progresaba de un modo extensivo: en el norte eran talados y quemados los bosques, en el sur se roturaban las estepas vírgenes; Rusia fue tomando posesión de la naturaleza no en profundidad, sino en extensión.

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León Trotsky: ¿Qué es el nacionalsocialismo?

Los espíritus ingenuos piensan que el título de rey reside en el rey mismo, en su capa de armiño y en su corona, en su carne y en sus huesos. En realidad, el título de rey es una interrelación entre individuos. El rey es rey sólo porque los intereses y prejuicios de millones de personas se reflejan a través de su persona. Cuando el flujo del desarrollo barre esas interrelaciones, el rey parece ser solamente un hombre gastado, con un labio inferior flácido. Aquel que en otro tiempo se llamó Alfonso XIII podría hablarnos sobre esto de sus frescas impresiones.

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Lenin: «El marxismo y la insurrección»

Entre las más malignas y, tal vez, más difundidas tergiversaciones del marxismo por los partidos “socialistas” dominantes se encuentra la mentira oportunista de que la preparación de la insurrección, y en general considerar la insurrección como un arte, es blanquismo.

Bernstein, dirigente del oportunismo, se ganó ya una triste celebridad acusando al marxismo de blanquismo, y, en realidad, con su griterío acerca del blanquismo, los oportunistas de hoy no renuevan ni “enriquecen” en lo más mínimo las pobres “ideas” de Bernstein.

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¿Por qué somos marxistas?

por Alan Woods

Han pasado dos décadas desde que Francis Fukuyama publicara un libro titulado El Fin de la Historia y el Ultimo Hombre, proclamando el triunfo definitivo de la economía de mercado y la democracia burguesa. Esta idea parecía ser confirmada por casi 20 años de mercados al alza y un crecimiento económico prácticamente ininterrumpido. Políticos, banqueros de los bancos centrales y gerentes de Wall Street estaban convencidos de que finalmente habían domesticado el ciclo económico de booms y depresiones.

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Cuando Marx tradujo «El Capital» al francés

por Marcello Musto

En febrero de 1867, después de más de dos décadas de trabajo hercúleo, Marx finalmente pudo darle a su amigo Friedrich Engels la tan esperada noticia de que había terminado la primera parte de su crítica a la economía política. Posteriormente, Marx viajó de Londres a Hamburgo para entregar el manuscrito del Volumen I (“El proceso de producción del capital”) de su magnum opus y, de acuerdo con su editor Otto Meissner, se decidió que El Capital se presentaría en tres partes. Rebosante de satisfacción, Marx escribió que la publicación de su libro era, “sin duda, el misil más terrible que se haya lanzado hasta ahora contra las cabezas de la burguesía”.

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La necesidad de cuantificar la tasa de ganancia en forma estandarizada para el análisis de la sociedad capitalista

por Joaquín Farina

Se tiene la intención desde estas líneas de proponer un método estandarizado para la medición de la tasa de ganancia (g) compatible con la medición de la tasa de explotación (pv) que se hace en la tesis doctoral de Farina (2017)[1].  Al igual que en la mencionada medición, se usarán estadísticas provenientes de las cuentas nacionales estandarizadas en términos internacionales.

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¿Casi no quedan obreros?

por Rolando Astarita

En un artículo publicado en La Nación, el 19 de agosto, -“Sin plan de estabilización ni condiciones políticas para aplicarlo”- Sergio Berensztein afirmó que, dado “el avance de la revolución digital, la robotización y la inteligencia artificial”, en el capitalismo contemporáneo “casi no quedan obreros”. De manera que el cuerpo teórico, político y programático del socialismo “casi” no tendría más razón de ser. Y dirigentes sindicales o sociales (como Belliboni, del Polo Obrero, blanco del ataque de Berensztein en la nota citada) expresarían los intereses de conjuntos “casi” vacíos. En lo que sigue presento algunos argumentos y datos que van en contra de lo que afirma el reputado articulista de La Nación.

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León Trotsky: «¿Puede reemplazar la democracia parlamentaria a los soviets?»

«Si el poder soviético enfrenta dificultades crecientes, si la crisis de dirección de la dictadura se agrava constantemente, si no se puede desechar el peligro del bonapartismo: ¿no seria mejor tomar el camino de la democracia?» Esta pregunta aparece planteada a boca de jarro o constituye el substrato de gran cantidad de artículos dedicados a los acontecimientos recientes de la república soviética.

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En memoria de León Trotsky

por Alan Woods

Lev Davidovich Bronstein Trotsky fue, junto con Lenin, uno de los dos grandes marxistas del siglo XX. Dedicó toda su vida a la causa de la clase obrera y del socialismo internacional. ¡Y qué vida! Desde su más temprana juventud -cuando trabajaba por la noche elaborando volantes ilegales para las huelgas, lo que le acarrearía su primer encarcelamiento y el destierro siberiano- hasta agosto de 1940, cuando fue asesinado por un agente de Stalin, trabajó duro e incesantemente por la causa del movimiento revolucionario. Para conmemorar el 72º aniversario de su asesinato, publicamos un largo trabajo biográfico sobre Trotsky escrito por Alan Woods en el año 2000, que mantiene plena su vigencia y actualidad.

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Ernest Mandel: «El verdadero testamento de León Trotsky»

Aquellos que no legan nada a la posteridad no corren el riesgo de ver disputarse su herencia. Tan sólo una herencia importante atrae a los falsificadores de testamentos, tanto en las novelas policíacas como en la vida política. El hecho de que durante estos últimos meses los más diversos órganos, desde el Libertaire, anarquista, hasta el vulgar periódico sensacionalista France-Dimanche, hayan presentado documentos burdamente falsificados como si fueran probable o indudablemente el testamento de León Trotsky, significa, ante todo, un testimonio del inmenso capital político que hoy representa la herencia del viejo dirigente revolucionario asesinado.

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Guerra y revolución: Friedrich Engels como pensador militar y político

por Paul Blackledge

La reputación de Friedrich Engels como un importante teórico político y social no ha sido exitosa durante el último medio siglo. Fue la primera víctima de lo que luego se convirtió en una crítica mucho más amplia del marxismo durante este período [1]. Sin embargo, incluso aquellos que han sido muy críticos de otros aspectos de su pensamiento, tienden a aceptar que sus escritos militares siguen siendo muy respetados [2]. De hecho, la literatura especializada incluye grandes elogios sobre este trabajo. W.B. Gallie sostiene que Engels “se convirtió probablemente en el crítico militar más perspicaz del Siglo XIX” [3]. Sigmund Neumann y Mark Von Hagen afirman que lo que una vez se dijo sobre Clausewitz podría repetirse fácilmente sobre Engels: “es un genio en la crítica. Sus opiniones son claras e importantes como el oro”. Él demuestra cómo la excelencia en el pensamiento estratégico consiste en la simpleza”. [4] Martin Berger comenta bromeando que “en una historia del Siglo XIX compilada por un aficionado militar, Marx figuraría sólo como asistente de investigación de Engels”. [5]

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Materialismo dialéctico: la filosofía del marxismo para cambiar el mundo

por Robin Clapp

El siglo XXI no ha traído prosperidad y seguridad a la gran mayoría de las personas en el planeta tierra. El capitalismo, alimentado por el afán de lucro, ha llevado a una brecha de riqueza cada vez mayor entre los mega-ricos multimillonarios y el resto de nosotros, sin igual en la historia humana moderna. En un informe de Oxfam publicado en 2019, solo 26 personas poseían tanto como el 50% más pobre de la población mundial.

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A propósito de la guerra en Ucrania: la concepción de Lenin sobre la cuestión nacional

Motivados por la guerra en Ucrania y todo el significado histórico del colapso de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) en 1991, publicamos el discurso de Lenin en la clausura del Tercer Congreso de los Soviets. Se puede observar, al calor de la revolución, la concepción leninista del estado soviético y la importancia de la revolución alemana para el desarrollo del socialismo. El problema de la autodeterminación de las nacionalidades oprimidas, planteado concretamente en el caso de Finlandia y Ucrania, expone la rigurosa posición programática del marxismo. Existe un vínculo indisoluble entre la expropiación de la burguesía, la socialización de la tierra, la democracia soviética, la constitución del Estado obrero y la construcción de la república soviética como federación de repúblicas libres de diferentes nacionalidades. Ahí están las bases de las transformaciones revolucionarias de octubre de 1917, que fueron golpeadas por el proceso de restauración capitalista, dirigido por la burocracia termidoriana y el Partido Comunista estalinista. Para entender la guerra en Ucrania, es necesario volver a ese momento y a las formulaciones de Lenin.

Comunistas contra Stalin: la masacre de una generación 

por Alan Woods

A continuación, publicamos la introducción a la primera edición italiana del libro de Pierre Broué, Comunistas contra Stalin: la masacre de una generación. La muerte de Pierre Broué en 2005 representó una pérdida trágica. Durante su vida desempeñó muchas labores como historiador, militante trotskista y editor de “Cahiers Leon Trotsky”. Durante 45 años participó activamente en la política trotskista en Francia e internacionalmente. Escribió obras importantes. Editó y prologó una edición francesa autorizada de los escritos de Trotsky posteriores a 1928, y estuvo en el centro de la investigación de Trotsky en las últimas décadas.

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Parvus: «Golpe de estado y huelga política de masas»

En la lucha de los partidos alemanes sostenedores del estado contra el “enemigo interno”, se ha producido una pausa. Era muy natural una retirada temporaria de la reacción después del lamentable desenlace del proyecto de golpe de estado. Pero a esto se ha agregado la complicación de la situación política exterior. La atención de los más poderosos (grandes estadistas y arribistas de todo cipo) ha sido desviada hacia otras direcciones. Se manejan de aquí para allá planes de gran importancia, cuya significación naturalmente nadie tiene en claro. Pero una cosa es segura: tales planes requieren mucho dinero. Y entonces no se desea aumentar aún más el descontento de las masas populares. El gobierno cede ante el estado de ánimo de los círculos que lo rodean y muestra un rostro más amistoso. Y así pudimos ver cómo se daba satisfacción a una huelga desde el despacho ministerial. De todos modos no desaparecieron los arrebatos espontáneos de la furia de clase capitalista.

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La visión marxista de la historia

por Naomi Byron

El capitalismo, el sistema en el que vivimos hoy, es desigual y antidemocrático. Es una sociedad de clases, basada en la explotación de la clase trabajadora por una clase dominante: los capitalistas, una pequeña minoría de la población que posee y controla las principales industrias e instituciones financieras. En el sistema educativo capitalista, se nos hace creer que la sociedad de clases siempre ha existido, que la explotación de clase es natural e inevitable, y que el capitalismo es la mejor forma de organizar la sociedad. También se nos dice que la historia la hacen personas famosas y que la clase trabajadora no tiene poder para cambiar el sistema de la sociedad.

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Guillermo Lora: «La inviabilidad de la democracia burguesa»

I. La lección del pasado.

1 .Bajo el largo predominio de las ramificaciones del liberalismo, prácticamente de 1900 hasta después de la guerra chaqueña, no pudo lograr se la estructuración de la democracia formal, como acariciaban los paladines del nuevo orden y temían los conservadores. Merece ser analizada esta colosal frustración del proyecto inseparable de uno de los movimientos políticos más importantes de nuestra historia. La lección debe ser debidamente aprovechada.

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Conquista de América y acumulación primitiva de capital: «A quinientos años de la caída de Tenochtitlán»

por Ubaldo Oropeza

El 13 de agosto de 1521 los conquistadores españoles y sus aliados indígenas completan la toma de la capital del imperio azteca. La conquista española destruyó las civilizaciones existentes y diezmó los habitantes del continente americano. En este artículo, Ubaldo Oropeza, explica los diferentes niveles de desarrollo histórico de los pueblos americanos y en particular de los mexicas. Solo se puede entender la caída de esa poderosa civilización sacando a la luz las contradicciones internas de su modo de producción y la conquista española como ariete del proceso violento y sangriento de la acumulación primitiva de
capital.

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León Trotsky: «El arte de la insurrección»

Al igual que la guerra, la gente no hace por gusto la revolución. Sin embargo, la diferencia radica en que, en una guerra, el papel decisivo es el de la coacción; en una revolución no hay otra coacción que la de las circunstancias. La revolución se produce cuando no queda ya otro camino. La insurrección, elevándose por encima de la revolución como una cresta en la cadena montañosa de los acontecimientos, no puede ser provocada artificialmente, lo mismo que la revolución en su conjunto. Las masas atacan y retroceden antes de decidirse a dar el último asalto. 

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El Estado y el dominio de clase

por Paula Mitchel

En la sociedad moderna, el término «Estado» se utiliza en muchos contextos. La gente puede pensar en el «estado del bienestar»: el NHS(sistema de salud público británico), las pensiones, las prestaciones, etc. O pueden estar familiarizados con las referencias a la «intervención del Estado», por ejemplo los pagos a los trabajadores despedidos durante la pandemia de Covid. También es un término que se utiliza a menudo para referirse a territorios geográficos que tienen su propio gobierno y fronteras, ya sean nacionales o subnacionales en el caso de países como los Estados Unidos de América.

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Clara Zetkin: «¿Qué es un gobierno de los trabajadores?»

Una de las cuestiones más importantes que el venidero Cuarto Congreso de la Internacional Comunista tendrá que examinar y sobre la que tendrá que decidir es, indiscutiblemente, la del Gobierno Obrero. Se ha planteado por la demanda por el Frente Único Proletario, la irrefutable necesidad e importancia primordial de lo que crecientemente se clarifica frente a la ofensiva cada vez más aguda y amplia de la burguesía mundial. La consigna del gobierno obrero se desarrolla orgánicamente de la lucha en la que las masas de mujeres y hombres trabajadores tienen que defender su mera existencia, incluso su vida misma contra el hambre insaciable de los capitalistas explotadores.

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En defensa del materialismo, a propósito de «Materialismo y empiriocriticismo» de Lenin

por Alan Woods

¿Cómo adquirimos el conocimiento? ¿Existe un mundo real más allá de nuestros sentidos? Y si es así, ¿cuál es nuestra relación con él? En esta importante contribución teórica, que es una introducción a la edición inglesa de Materialismo y Empiriocriticismo de Lenin, Alan Woods plantea una defensa del materialismo contra el idealismo y el subjetivismo oscurantista y posmoderno, tan popular en los campus universitarios de hoy.

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Karl Marx: «Carta al director de Otiechstvennie Zapiski»

Al director de

Otiechéstvennie Zapiski[1]

[Fines de 1877]

El autor[2] del artículo Karl Marx ante el Tribunal del señor Zhukovsky es evidentemente una persona inteligente y si, en mi exposición sobre la acumulación primitiva, hubiese encontrado un sólo pasaje en apoyo de sus conclusiones, lo hubiese citado. En ausencia de tal pasaje, se encuentra obligado a recurrir a un hors d’oeuvre, a una especie de polémica contra un «escritor» ruso[3] publicada en el apéndice a la primera edición alemana de El Capital. ¿Cuál es mi queja en ese lugar contra ese escritor? Que descubrió la comuna rusa, no en Rusia, sino en el libro escrito por Haxthausen, Consejo de Estado prusiano, y que en sus manos la comuna rusa sólo sirve de argumento para probar que la vieja y podrida Europa será regenerada por la victoria del paneslavismo. Mi juicio acerca de ese escritor puede ser correcto o falso, pero de modo alguno puede constituir una clave de mis opiniones sobre los esfuerzos «de los rusos para hallar para su país una vía de desarrollo que será diferente de la que transitó y sigue transitando la Europa Occidental», etc.[4]

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León Trotsky: ¡Viva el Primero de Mayo! ¡Viva el comunismo! A los trabajadores de todos los países

¡Camaradas!
Hace justo ahora 30 años que fue proclamada la fiesta del 1o de Mayo. En 1890 en el Congreso Socialista Internacional de París, en el momento en que nacía la Segunda Internacional, los obreros de todos los países decidieron festejar el 1o de Mayo como el día de la movilización de las fuerzas proletarias, como el día de la lucha, como el día de la fraternidad universal y de la propaganda socialista. La jornada de trabajo de 8 horas, la acción contra la guerra, la supresión de los ejércitos permanentes, tales eran las consignas de la fiesta del 1o de Mayo hace ahora 30 años.

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Anton Pannekoek: «Esperanza en el futuro»

Si fuese necesario creer las palabras de los portavoces de la burguesía, la clase obrera no tendría peores enemigos que los socialistas. “Pues ellos hablan claramente en contra de los vicios de la sociedad actual”, dicen, “y lamentan la suerte infeliz de los obreros; pero en lugar de pensar en proporcionarles ayuda inmediata, al proletario le muestran, en el futuro, una sociedad socialista que, precisamente, nunca se realizará. Sólo aquellos que, como nosotros, se sitúan en el terreno del orden actual y que sostienen que es eterno, pueden dedicarse con ardor a la mejora, por medio de reformas, de las condiciones actualmente existentes. Y esto es por lo que todos nosotros, liberales y antisemitas, progresistas y cristianos católicos, somos amigos infatigables de la reforma y estamos incesantemente preocupados por mejorar la suerte de los obreros. En lo que a ellos respecta, los socialistas lo ven todo muy fácil: en lugar de ponerse a trabajar, solamente dan a los hombres un consuelo, el futuro. Rechazan las reformas que proponemos, bajo el pretexto de que son una burla de las demandas obreras, o de que contienen disposiciones calificadas hostiles a los obreros. Toman una actitud exclusivamente negativa. Y esto es enteramente natural; si todos los males pudiesen ser suprimidos dentro del marco del mundo actual y si, consecuentemente, las causas del descontento fuesen a desaparecer, no habría nada que hacer en una sociedad futura.”

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Lenin: ˜El orgullo nacional de los gran rusos»

¡Cuánto se habla, se discute y se grita ahora acerca de la nación y de la patria! Los minitros liberales y radicales de Inglaterra, un sinfín de publicistas “avanzados” de Francia (que están de completo acuerdo con los publicistas de la reacción), un enjambre de escritorzuelos oficiales, demócratas constitucionalistas y progresistas (incluso algunos populistas y “marxistas”) de Rusia, todos exaltan de mil maneras la libertad y la independencia de la “patria”, la grandeza del principio de independencia nacional.

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Alexandra Kollontai: «Las relaciones sexuales y la lucha de clases»

Entre los múltiples problemas que perturban la inteligencia y el corazón de la humanidad, el problema sexual ocupa indiscutiblemente uno de los primeros puestos. No hay una sola nación, un solo pueblo en el que la cuestión de las relaciones entre los sexos no adquiera de día en día un carácter más violento y doloroso. La humanidad contemporánea atraviesa por una crisis sexual aguda en la forma, una crisis que se prolonga y que, por tanto, es mucho más grave y más difícil de resolver.

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Karl Marx: el hombre, el pensador y el revolucionario

por Alan Woods

Hace doscientos años, el 5 de mayo de 1818, en la ciudad alemana de Tréveris, nació una de las más grandes figuras de la historia de la humanidad. Doscientos años más tarde, a pesar de todos los furiosos ataques, las distorsiones maliciosas y los rencorosos intentos de socavar su imagen como hombre y pensador, Karl Marx ha consolidado su lugar en la historia como un destacado genio en el ámbito de la teoría

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Karl Marx: «Prólogo a la Contribución a la Crítica de la Economía Política»

Mis estudios profesionales eran los de jurisprudencia, de la que, sin embargo, sólo me preocupé como disciplina secundaria, junto a la filosofía y la historia. En 1842‑1843, siendo redactor de “Gaceta Renana”[1] me vi por primera vez en el trance difícil de tener que opinar sobre los llamados intereses materiales. Los debates de la Dieta renana sobre la tala furtiva y la parcelación de la propiedad de la tierra, la polémica oficial mantenida entre el señor von Schaper, por entonces gobernador de la provincia renana, y Gaceta Renana acerca de la situación de los campesinos de Mosela y, finalmente, los debates sobre el librecambio y el proteccionismo, fue lo que me movió a ocuparme por primera vez de cuestiones económicas. Por otra parte, en aquellos tiempos en que el buen deseo de “ir adelante” superaba en mucho el conocimiento de la materia, “Gaceta Renana” dejaba traslucir un eco del socialismo y del comunismo francés, tañido de un tenue matiz filosófico. Yo me declaré en contra de ese trabajo de aficionados, pero confesando al mismo tiempo sinceramente, en una controversia con la “Gaceta General” de Ausburgo[2] que mis estudios hasta ese entonces no me permitían aventurar ningún juicio acerca del contenido propiamente dicho de las tendencias francesas. Con tanto mayor deseo aproveché la ilusión de los gerentes de “Gaceta REnana”, quienes creían que suavizando la posición del periódico iban a conseguir que se revocase la sentencia de muerte ya decretada contra él, para retirarme de la escena pública a mi cuarto de estudio.

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El Imperialismo hoy y el carácter de Rusia y China

de Corriente Marxista Internacional

En cualquier discusión sobre nuevas cuestiones, es necesario volver a los fundamentos. El texto de Lenin: El Imperialismo, fase superior del capitalismo, nos proporciona el punto de partida para cualquier análisis. Ningún libro ha conseguido explicar mejor los fenómenos del capitalismo moderno que éste. Todas las principales predicciones de esa obra relativas a la concentración del capital, la dominación de los bancos y el capital financiero, el antagonismo creciente entre los estados nacionales y la inevitabilidad de la guerra que surgen de las contradicciones del imperialismo, han demostrado ser verdaderas analizando la historia de los últimos 100 años.

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Stalin: la muerte de un contrarrevolucionario

por Alan Woods

“La revolución acaba con la mentira social. La revolución es la verdad. Comienza llamando a las cosas por su nombre […] Pero la revolución en sí misma no es un proceso integral y armonioso. Está lleno de contradicciones […] La propia revolución crea un nuevo estrato dominante que busca consolidar su posición privilegiada y es propenso a verse, no como un instrumento histórico transitorio, sino como la conclusión y la coronación de la historia”.

(Trotsky. La revolución desfigurada: la escuela falsificación estalinista)

Hace cincuenta años que el mundo escuchó la noticia de la muerte de Stalin. Durante décadas, la maquinaria estalinista de propaganda alentó continuamente el mito de Stalin, lo presentó como “el Lenin actual”, quien, supuestamente, había dirigido el Partido Bolchevique junto a Lenin. Pero todo esto, simplemente, era algo fabricado con la intención de justificar la usurpación del poder por un tirano que destruyó el partido de Lenin, liquidó las conquistas políticas de Octubre y destruyó la Internacional Comunista.

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Alan Woods: «La última lucha de Lenin»

En el último periodo activo de su vida, Lenin estuvo absorbido principalmente por los problemas de la economía soviética bajo la Nueva Política Económica. En 1921, bajo la presión de los millones de pequeños propietarios campesinos, el Estado obrero se había visto obligado a desviarse de la senda de la planificación e industrialización socialista con el fin de conseguir grano para los hambrientos trabajadores de las ciudades. La vieja práctica de la Guerra Civil de requisar el grano tuvo que ser abandonada para aplacar a los campesinos, cuyo apoyo era necesario para que el estado obrero no sucumbiera ante la reacción. Se restableció un mercado libre de cereales y se hicieron concesiones a los campesinos y pequeños comerciantes mientras que las principales palancas del poder económico (bancos e industrias pesadas nacionalizadas y el monopolio estatal del comercio exterior) siguieron en manos del Estado obrero.

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León Trotsky: «Formación de las Fuerzas Armadas rojas»

Una comparación se ha impuesto en el curso de los debates: la analogía existente entre la construcción del Ejército Rojo y la del ejército ruso durante el primer período de la Gran Guerra Septentrional. Justamente hace poco tuve ocasión de leer algunos libros dedicados a ese período, y la similitud no dejó de sorprenderme. Es dable observarla mediante la comparación de las primeras fases de un proceso parecido. Pedro el Grande renovó íntegramente el ejército, o poco menos. También nosotros. En el enfoque mismo de la construcción se intentaron algunas racionalizaciones y se ensayaron algunas tentativas para organizar de manera inteligente el ejército, sin seguir tan solo la tradición. He ahí una primera semejanza. No siempre el éxito coronó aquellas tentativas, y por una y otra parte se cometieron graves errores. 

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Lenin: El Estado y la Revolución (Prólogo y palabras finales)

Prólogo a la primera edición (Agosto 1917)

La cuestión del Estado adquiere actualmente una importancia singular, tanto en el aspecto teórico como en el aspecto político práctico. La guerra imperialista ha acelerado y agudizado extraordinariamente el proceso de transformación del capitalismo monopolista en capitalismo monopolista de Estado. La opresión monstruosa de las masas trabajadoras por el Estado, que se va fundiendo cada vez más estrechamente con las asociaciones omnipotentes de los capitalistas, cobra proporciones cada vez mas monstruosas. Los países adelantados se convierten –y al decir esto nos referimos a su “retaguardia”– en presidios militares para los obreros. Los inauditos horrores y calamidades de esta guerra interminable hacen insoportable la situación de las masas, aumentando su indignación. Va fermentando a todas luces la revolución proletaria internacional. La cuestión de la actitud de ésta hacia el Estado adquiere una importancia práctica.

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Clara Zetkin: «El Gobierno de los trabajadores»

Una de las cuestiones más importantes que el venidero Cuarto Congreso de la Internacional Comunista tendrá que examinar y sobre la que tendrá que decidir es, indiscutiblemente, la del Gobierno Obrero. Se ha planteado por la demanda por el Frente Único Proletario, la irrefutable necesidad e importancia primordial de lo que crecientemente se clarifica frente a la ofensiva cada vez más aguda y amplia de la burguesía mundial. La consigna del gobierno obrero se desarrolla orgánicamente de la lucha en la que las masas de mujeres y hombres trabajadores tienen que defender su mera existencia, incluso su vida misma contra el hambre insaciable de los capitalistas explotadores.

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Para Karl Marx, la alienación era fundamental para comprender el capitalismo

por Marcello Musto

La innovadora comprensión de Marx sobre la alienación del trabajo constituye una parte inestimable de su pensamiento. Para Marx, la alienación era fundamental para comprender el capitalismo y su superación.

La alienación fue uno de los temas más importantes y debatidos del siglo veinte y la teoría del fenómeno propuesta por Karl Marx jugó un rol fundamental en la creación del concepto. Sin embargo, contra lo que uno podría imaginar, la teoría de la alienación en sí misma no se desarrolló de manera lineal, y la publicación de textos inéditos en los que Marx analizó el concepto, definió un momento significativo en la transformación de su teoría y en su diseminación a escala global.

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León Trotsky: «La inevitabilidad del socialismo»

“Conforme disminuye progresivamente el número de magnates capitalistas [dice Marx] que usurpan y monopolizan este proceso de transformación, crece la masa de la miseria, de la opresión, de la esclavización, de la degeneración, de la explotación; pero crece también la rebeldía de la clase obrera, cada vez más numerosa y más disciplinada, más unida y más organizada por el mecanismo del mismo proceso capitalista de producción. […] La centralización de los medios de producción y la socialización del trabajo llegan a un punto en que se hacen incompatibles con su envoltura capitalista. Ésta salta hecha añicos. Ha sonado la hora final de la propiedad privada capitalista. Los expropiadores son expropiados.”29 Es la revolución socialista. Para Marx, el problema de reconstruir la sociedad no surgía de alguna prescripción motivada por sus predilecciones personales; era una consecuencia, una necesidad histórica rigurosa, de la creciente madurez de las fuerzas productivas, por una parte, y de la ulterior imposibilidad de fomentar esas fuerzas bajo el imperio de la ley del valor por un otra parte.

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Ernest Mandel: «La inevitable caída de Mikhail Gorbachev»

El 26 de diciembre de 1991, los presidentes de las repúblicas soviéticas de Rusia, Boris Yeltsin, Ucrania, Leonid Kravchuk, y Bielorusia, Stanislav Shushkévich, acordaron formalmente la disolución de la URSS. Los treinta años pasados, que han visto la aplicación de las terapias de choque neoliberales como mecanismo de restauración capitalista y la transformación de la burocracia soviética en una nueva clase capitalista de oligarcas enriquecidos con la expropiación individual de lo que habia sido la propiedad colectiva que habían gestionado hasta entonces, no ha cerrado el debate sobre la naturaleza social y política de la URSS. El debate sigue abierto entre las distintas interpretaciones como una problemática central del marxismo. En 1992, Ernest Mandel, entonces el principal dirigente del lSecretariado Unificado de la Cuarta Internacional, aventuró este balance provisional de una coyuntura de casi imposible predicción, pero que terminó en el peor de los escenarios posibles. EP

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Reflexiones marxistas sobre dialéctica y ajedrez

por David García

Para mis tíos Eugenio y Víctor, que me enseñaron a jugar.

El materialismo dialéctico es una filosofía revolucionaria que afirma que toda la realidad, en sus infinitos niveles, se encuentra en constante cambio, desarrollo y movimiento. Es una filosofía general del movimiento de la realidad en su conjunto: la naturaleza, la sociedad y el pensamiento.  Cada nivel de la realidad contiene sus propias leyes de movimiento específicas, pero que en condiciones determinadas pueden transformarse, en otro tipo de fenómeno. Sostiene que el movimiento se da a través de la tensión de fuerzas opuestas y a través de etapas sucesivas y progresivas. La realidad es siempre concreta o es una síntesis específica de múltiples determinaciones.

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Domenico Losurdo: «Comunismo» ¿una palabra impronunciable?

Dejando a un lado los prejuicios ideológico-justicieros de la doctrina antitotalitaria de Estado, podemos analizar las críticas de carácter más propiamente científico que se hacen al comunismo. Pero antes de adentrarnos en este nuevo terreno conviene plantearse un problema de carácter más general. ¿Todavía merece crédito esta tradición política? En octubre de 2008 causó bastante sensación la declaración del secretario de un partido de tendencia comunista, Fausto Bertinotti, según el cual, debido a la historia que tenía tras de sí, comunismo era una «palabra impronunciable». De modo que echaremos un vistazo al debate político contemporáneo: ¿hay palabras más «pronunciables»?

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Un marxista incorregible: Karl Kautsky y Die Neut Zeit

por Michael Krätke

Hoy se le considera un «perro muerto»: para unos, el arquetipo del rígido marxista dogmático, un guardián «de las esencias»; para otros, el patriarca del revisionismo y del oportunismo, caudillo del «marxismo vulgar» y más aún, un «traidor» y un «renegado». Hoy no le cita nadie en la izquierda. Pero nadie marcó tanto a la socialdemocracia alemana y europea hasta la Segunda Guerra Mundial como a Karl Kautsky. Kautsky conoció personalmente a Marx, trabajó durante muchos años con Engels, y se convirtió, junto con Eduard Bernstein, en el administrador del legado de Marx y de Engels, designado personalmente por Engels. Kautsky, mucho más aún que Engels, fue el hombre que inventó el «marxismo», lo cimentó y lo difundió. Todos los marxistas del período clásico hasta 1914, desde Luxemburgo hasta Lenin, fueron kautskianos: aprendieron de él, se pelearon con él y acabaron enfrentándose a él. Karl Kautsky fue durante mucho tiempo el primer violín del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) y de la Segunda Internacional, de la que fue principal teórico e ideólogo, sin ocupar cargo alguno.

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Kornai y su concepción del capitalismo y el socialismo

por Michael Roberts

János Kornai murió recientemente a la edad de 93 años. Fue un economistahúngaro  conocido por sus análisis y crítica de las economías dirigidas de los estados comunistas de Europa del Este. Fue ampliamente aclamado en los círculos académicos occidentales. Finalmente se integró en la Universidad de Harvard y estuvo en la junta del Banco Central de Hungría después del colapso de la Unión Soviética. El destacado sovietólogo Alec Novedescribe el trabajo de Kornai como «una presentación magistral de la naturaleza del funcionamiento del sistema de tipo soviético, y una explicación igualmente magistral del fracaso de los intentos de reformarlo».

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