por Ibán de Rementería //
Las pasadas elecciones generales fueron la anunciación de la actual situación política, una política que está a la rastra de los movimientos sociales, eso que con desprecio y pánico los políticos llaman: “la calle”. Veamos que pasó allí, en la elección parlamentaria y primera vuelta presidencial la ex Nueva Mayoría (NM), el Frente Amplio (FA) y la Democracia Cristiana (DC), lograron el 55% de los votos, entretanto Chile Vamos se quedó con el 45% restante de los votos de quienes fueron a sufragar, hubo una abstención del 51%. En la segunda vuelta presidencial Piñera triunfó sobre Guillier con un 10% de diferencia, un contundente triunfo, pero quedaron en minoría en el Parlamento. Aquí los análisis han sido balbuceantes y de corto alcance, pero todo parece indicar que si bien los tradicionales electores de izquierda y progresistas –los viejos-, de la ex Nueva Mayoría, fueron a votar por sus candidatos al parlamento y a la presidencia, en la segunda vuelta muchos ellos –hasta ser significativos estadísticamente- desilusionados se quedaron en su casa, por su parte de los jóvenes principalmente votantes del FA, muchos de ellos desconfiados tampoco fueron a votar, entretanto la derecha como es sabido “mandó toda la carne a la parrilla”.