Y ahora ¿por quién votar?

por Osvaldo Costa

Tenemos una contienda entre los dos perdedores de la primera vuelta. Mientras, el conglomerado perdedor de la primera vuelta, ha quedado como el gran triunfador y toma distancia señalando que no da lo mismo quien gane, que Piñera es un retroceso, pero que no apoya explícitamente a Guiller, dejando en libertad de acción a sus bases para votar en conciencia. Una propuesta que tras su aparente novedad, muestra la misma política que aplicó sistemáticamente el PC durante la mal llamada transición. Todo ha cambiado para que no cambie nada.

Luego de la primera vuelta de las elecciones, se constata una serie de paradojas. Para empezar, el Frente Amplio resulta el gran triunfador, luego de perder en las urnas, mostrando la emergencia de una tercera fuerza en la arena política, y quedando de hecho en sus manos la llave del triunfo en la segunda vuelta. Mientras, Piñera primera minoría con un 36% de los votos emitidos, ve como se disipan sus posibilidades de alcanzar el sillón presidencial, dado que la votación combinada de la derecha –que aparentemente ya alcanzó su techo- no supera la votación combinada de la Nueva mayoría y el FA, enfrentándose así a su más que probable derrota. El otro triunfador –Guiller- contempla como las organizaciones que lo apoyan se van cayendo a pedazos, y tiene como única alternativa de alcanzar el poder, tener que adoptar el programa del frente amplio, programa completamente opuesto al defendido por la NM durante 30 años.

Pero aquí no terminan las paradojas. Luego de las modificaciones a la ley electoral, y el fin del sistema binominal, termina la primera vuelta de la contienda presidencial, una vez más con los representantes del duopolio enfrentados, como en los viejos tiempos. Y una vez más como en los viejos tiempos de la Concertación, la lucha por el voto se remite casi exclusivamente a tratar de impedir que la derecha alcance el poder. Para esto el FA practica el apoyo por omisión, deja a sus militantes libres para “votar en conciencia”, la misma política que el PC practico durante todo el periodo de la mal llamada transición.

 ¿Qué hacer?

Esta situación pone a los trabajadores ante un problema, votar alguno de los dos candidatos que defienden el sistema y el modelo neoliberal o abstenerse y dejar que otros decidan por ellos.

El problema es que la gran mayoría de los trabajadores tienen claras sus necesidades, pero no ven por parte alguna, una organización que las levante sistemáticamente.

La cuestión de fondo es entonces cual es el proyecto político que se debe apoyar, aquí se debe precisar, no se trata de votar por el menos malo, sino por el que levante el programa que representa las necesidades de los trabajadores.

El programa se puede esquematizar en una serie de puntos, Asamblea constituyente soberana, realizada en base a las organizaciones sindicales y sociales. No más AFP, por un sistema de reparto solidario y estatal independiente del gobierno de turno. Educación Pública gratuita en todos los niveles, eliminación y condonación del CAE. No más ISAPRES, Salud Pública gratuita. Derogación de la legislación laboral, por una nueva legislación laboral elaborada por los propios trabajadores, negociación por rama. Recuperación de los recursos naturales incluido el agua y el litio. Derogación de la ley de pesca. Derogación de la legislación antiterrorista. Territorio y autonomía para los pueblos originarios. Todo esto financiado con un Impuesto a los súper ricos y un Royalty minero.

Resulta claro que si alguno de los candidatos levanta este programa la mayoría de los trabajadores lo no solo lo apoyaríamos, sino que haríamos campaña por él.

Sin embargo no vivimos en un mundo de fantasía. Sino en una sociedad dividida en clases, y sabemos perfectamente que los dos candidatos son representantes del empresariado, y tomar estas medidas, especialmente terminar con las AFP y realizar una asamblea constituyente soberana, se traducen en el fin del modelo neoliberal y en una crisis del sistema capitalista chileno. Por eso ninguno de los candidatos tomara estas tareas que son las necesidades urgentes de la sociedad chilena.

Así las cosas, la única alternativas que se presenta en el contexto electoral a los trabajadores y a los socialistas revolucionarios en Chile, se reducen a  votar nulo.

Pero las tareas de los socialistas revolucionarios no se reducen de modo alguno a los eventos electorales, la tarea actual es organizarse para avanzar en estas tareas. Nunca la consecusión de los reclamos democráticos y sociales ha sido el fruto del pacífico funcionamiento de las instituciones del régimen burgués. La historia nos demuestra que es en el terreno de las movilizaciones y la acción directa en donde hemos obtenido nuestras conquistas. Ni la jornada laboral, ni el sufragio universal, ni en su momento el sistema previsional o el acceso a la educación y la salud han sido graciosas prebendas otorgadas por los patrones. Los derechos democráticos, en su conjunto, son el resultado de décadas de lucha y organización de los trabajadores.

Votar nulo, porque ni Piñera ni Guillier resuelven en ninguna medida las tareas democráticas del período y porque al hacerlo se afirma la independencia de clase, bajo cuyas banderas hemos de vencer: No aceptamos el chantaje y la cantinela de que si no se vota por Guillier se apoya a la derecha pinochetista, al piñerismo y su ralea de piratas. Y es precisamente porque no lo aceptamos, ni aceptamos las medias tintas frente a cualquier alternativa patronal.

Se trata de luchar y de luchar para vencer, se trata de agrupar a la izquierda en torno a la perspectiva del socialismo y del gobierno de la clase trabajadora.

Ir al contenido