por Marcos Montecinos, Daniel Logotetti y Gustavo Burgos
Le entrevista a Mauricio Hernández Norambuena (HN) realizada ayer en el programa Mentiras Verdaderas de la Red, durante casi dos horas puso de manifiesto que al día de hoy el Gobierno, Gendarmería y el Poder Judicial son responsables de graves y sistemáticas violaciones a los DDHH perpetradas en la persona del considerado último de los viejos presos políticos de la Dictadura. Que desde El Mercurio, La Tercera y demás medios patronales se haya dado todo el espacio para que la canalla pinochetista y los criminales de La Moneda vociferen acusando a HN de asesino y torturador, es una demostración concreta de que las denuncias efectuadas son totalmente efectivas y que al podrido régimen capitalista chileno sólo le queda salir a justificar sus crímenes, del momento que el debate que esta cuestión plantea se enraíza en la cuestión del poder.
HN se encuentra sometido a un régimen carcelario de castigo que importa aislamiento total. Veintiún horas diarias de encierro en una celda de seis metros cuadrados iluminada las veinticuatro horas del día y una hora diaria de salida al patio. En la práctica, esto supone que sólo tiene contacto visual con sus carceleros del momento que el piso en que se encuentra su celda sólo lo ocupa él como prisionero. Esta situación se ha agravado con la contingencia sanitaria por cuanto las visitas y asistencia de abogados sólo pueden efectuarse por vía remota, situación común al resto de los presos, pero que respecto del frentista viene a sumarse a un aislamiento que en Chile se extiende desde el 20 de agosto de 2019, fecha en que es extraditado desde Brasil donde estuvo 17 años en estas condiciones.
El régimen de castigo descrito ha sido calificado por el Colegio Médico de Chile como tortura, constitutivo de tratos crueles, inhumanos y degradantes, en los términos proscritos por las normas de derecho humanitario internacional conocidas como Protocolo de Estambul y Reglas Mandela, que obligan al Estado chileno. Estos actos de lesa humanidad, de tortura, son reivindicados al día de hoy por el conjunto de instituciones gubernamentales y judiciales responsables. No sólo desde la UDI se defiende la tortura, también lo hace el Gobierno de Piñera, mientras los tribunales y la Cortes de Apelaciones y Suprema, en reiteradas oportunidades han considerado legal el trato dado a HN.
Si el conjunto de las instituciones del régimen se cuadran con esta conducta criminal se debe que HN hasta el día de hoy se sigue reivindicando revolucionario y firme opositor tanto al régimen como a la transición pactada que dejó incólumes las bases del pinochetismo. Si HN es castigado de la forma atroz como se perpetra en estos momentos, es porque no ha renegado de la lucha que llevó adelante desde el FPMR al punto de reivindicar el atentado al genocida Jaime Guzmán, como un acto político de ajusticiamiento,« justo desde un punto de vista ético», como indicó en la entrevista.
Esta conducta intachable e irreductible es lo que persigue doblegar el régimen y en esto consiste el valor de HN como referente para todos los revolucionarios.
No es el momento de marcar las diferencias con la praxis política del Comandante Ramiro ni con el foquismo en general. Los hechos, los resultados hablan por sí solos. Entendemos que el propio derrotero del FPMR es suficiente para dejar en claro su debilidad programática para señalar una perspectiva al conjunto de los explotados. Sin embargo, hasta cierto punto el propio HN se ha hecho cargo de estas cuestiones y ha remarcado la profunda diferencia que lo separa —y separa a los revolucionarios— de la izquierda institucional, del Acuerdo por la Paz y muy particularmente del Partido Comunista al que califica de centroizquierda y de haber renunciado a toda estrategia de transformación social. Puesto de esta forma la reivindicación de la acción directa, de la necesidad de quebrar la institucionalidad para dar paso a transformaciones sociales que acaben con el capitalismo, ponen a HN junto a los trabajadores y al pueblo, junto al levantamiento del 18 de Octubre.
Un personaje de novela, de aquella historia que han venido construyendo los explotados en distintas trincheras, pero uno de los nuestros. No alcanza con reivindicar a HN como preso político —como hiciera Pamela Jiles— porque tal caracterización no sirve de nada a los intereses populares. Como tampoco sirve de mucho señalar como presos políticos a los mapuche y a los de la revuelta. Lo fundamental es luchar por la liberación de Hernández Norambuena y del conjunto de los presos políticos, porque reclamar tal liberación es hacer explícita reivindicación de la lucha popular de los explotados, es legitimar la insurrección en contra del régimen patronal impugnando la juridicidad capitalista, sus leyes, sus tribunales y Estado.
Porque a HN y al conjunto de los presos políticos los liberará la revolución y es esta cuestión de poder la que aparece en el centro del debate político hoy con motivo de esta sencilla entrevista. Una simple entrevista que pone de manifiesto que vivimos en Dictadura, la Dictadura del gran capital, de las transnacionales y el capital financiero. Una entrevista que pone a las claras que las únicas libertades posibles bajo este régimen son aquellas que se ejercen al servicio de los poderosos. Porque del momento que estas libertades pugnan con los intereses de la minoría explotadora, son las propias instituciones patronales las que salen a perseguir, a encarcelar, torturar y matar.
Vivimos una profunda crisis social cuya proyección revolucionaria se hace evidente en cada movilización y en cada lucha de los trabajadores. Tal proyección revolucionaria —como apuntaba HN—estalla con motivo de cualquier incidencia represiva u ofensiva gubernamental. Es cierto que el levantamiento popular de Octubre ha remitido en sus rasgos mayores, ya no hay millones en las calles enfrentando a las FFEE, la gloriosa Primera Línea ya no se enseñorea en plazas y avenidas. Este es un hecho de la realidad, sin embargo ello no significa que el proceso revolucionario haya sido aplastado o derrotado.
Las ilusiones electorales que ha despertado el proceso constituyente son mínimas y se sostienen principalmente en la confusión política, pero de ninguna manera en respaldo a la transición en curso. El Acuerdo por La Paz es repudiado popularmente y tal repudio es lo que hace frágil la estabilidad del plan de normalización capitalista. Y es por ello que tal plan supone nuevas acciones represivas como la militarización del wallmapu, como las detenciones masivas en Villa Francia y el procesamiento de los activistas portuarios en Valparaíso. Frente a esas acciones el pueblo se sigue rebelando.
Por eso es importante la conducta de HN, porque aún con sus limitaciones es un llamado a la lucha, a la rebeldía y a la insurrección. Tales son las bases para la formación de un partido de trabajadores que ponga el centro la cuestión del poder. Inmediata e incondicional libertad para Mauricio Hernández Norambuena, para él y todos los presos políticos. Esa es la tarea.