por Ibán de Rementería
La resolución del Comité Central, el pasado el 1 de abril, de denegarle a las bases del Partido Socialista de Chile así como a sus seguidores y simpatizantes la posibilidad de escoger entre sus militantes al precandidato presidencial del Partido en la próximas elecciones primarias de la Nueva Mayoría, marca todo un hito en la historia de la decadencia ideológica y política de este caracterizado partido de la política nacional y regional, mal que mal es el partido de Salvador Allende, el partido de la Unidad Popular, el primer intento de construir el socialismo por la vía democrática y pacífica, por lo cual paradójicamente fue arrasado a sangre y fuego, el partido del frente de trabajadores, etc.
A decir verdad la decadencia del PS se inicia en su práctica con la recuperación de la democracia, en la conformación de la Concertación de los Partidos por la Democracia, su concepción se inició antes con el arrepentimiento de las ideas insurreccionales fantasiosas –no hubo propiamente autocrítica-, la característica fue la aceptación primero y luego la asunción como práctica política del neoliberalismo, como modelo de gobierno político, social y económico, consistente esencialmente en transferir a la reproducción ampliad del capital privado las funciones públicas esenciales de las obras públicas en la conectividad –carreteras, puentes, puertos, vías urbanas, etc.-, producción de energía, comunicaciones, explotación de los recursos naturales y el agua, transfiriendo al capital nacional y transnacional las gigantescas rentas que la explotación de esos recursos y servicios generan; además, procediendo a entregar a la reproducción ampliada del capital la realización de los servicios públicos que garantizan el cumplimiento de los derechos sociales que son la base del pacto constituyente entre la ciudadanía y el estado nacional, tales como la salud, la educación, la seguridad social, la vivienda y el desarrollo urbano, la recreación, etc.
Cuando un sector del Partido Socialista, la Izquierda Socialista, se propone el desmonte del neoliberalismo en los ámbitos, económicos, sociales, culturales y políticos de la sociedad chilena, explicita entonces que el Partido Socialista fue incapaz de defender los intereses de los trabajadores que dice representar así como el de las grandes mayorías nacionales. El gran argumento para sustraerse a la representación de los trabajadores fue el derrumbe del socialismo realmente (in)existente en la década de los 90 del siglo pasado, pese a que el eje de la diferenciación del Partido Socialista, desde su fundación, con la Tercera Internacional Comunista, había sido el carácter antidemocrático y autoritario de esos regímenes políticos, con absoluto desconocimiento de los derechos políticos de sus ciudadanos.
La mayor miopía ideológica y política de la conducción tradicional del PS desde el retorno de democracia es que ésta no se ha percatado que las tareas políticas pendientes son las conquistas socialdemócratas para las y los trabajadores que ya habían sido alcanzadas durante el siglo pasado y que fueron arrasadas por la Dictadura Militar y consolidadas por la Concertación.
En lo inmediato el desmonte del neoliberalismo es en el campo de salud poner término a las ISAPRES, donde la capacidad de ahorro de las y los chilenos no beneficie al capital, como empréstito forzoso barato, sino que aporten a un sistema nacional de salud de calidad y acceso universal; en el campo de la seguridad social es terminar con AFP donde estas también se benefician del empréstito forzoso y barato a que se obliga a las y los trabajadores, usando esa capacidad de ahorro en el aporte a un sistema nacional, solidario y digno de reparto de pensiones, que necesariamente debe ser complementado por los empleadores y el Estado ; en el campo de la educación es asegurar un sistema nacional de educación pública de cubrimiento universal y no la transferencia de esos recursos al capital privado para su reproducción ampliada, para hacer ganancias, obtener utilidades, intereses y rentas.
La otras medidas anti neoliberales concretas son atingentes a la recuperación de las rentas públicas por las explotación de los recursos naturales como los minerales, los recursos pesqueros y el agua, mediante el cobro de regalías o royalties –el antiguo quinto real- es más el Estado debe invertir y emprender en empresas de explotación de esos recursos que agreguen a sus rentas las utilidades correspondientes, como acontece con CODELCO. En este caso la explotación del litio es promisoria y aún está en poder del yerno de Pinochet. Las obras públicas en la conectividad nacional es otra fuente de rentas en carreteras, autopistas, puentes, túneles, puertos y aeropuertos –localizaciones geoestratégicas-, tanto es así que las grandes obras de las concesiones revertidas a los 30 años pasan íntegramente al Estado, ya que las rentas y utilidades obtenidas por el capital privado en ellas invertidos fueron tan extraordinarias que esas obras tienen un valor comparativamente poco significativo. La explotación pública de los recursos hidráulicos –represas y sistemas de riego- e hidroenergéticos –centrales de paso- sería otra importante fuente de rentas y utilidades para el presupuesto público.
La recuperación por el Estado de esas rentas y utilidades por la explotación de los recursos naturales y las localizaciones geoestratégicas bien puede financiar todas las necesidades nacionales de salud educción, seguridad social, vivienda y desarrollo urbano; también para desarrollo social y medio ambiental, científico tecnológico, artístico cultural, etc. Como, por ejemplo, acontece con las rentas y utilidades petroleras en Noruega, o con la renta portuaria en Hamburgo. Como lo habría dicho Salvador Allende estos son los sueldos de Chile. La recuperación de las rentas y utilidades que le corresponden al Estado es la única manera de prevenir los discursos y evitar las prácticas populistas para dar cumplimiento a la satisfacción de los derechos sociales. Esas medidas junto con mejorar el derecho de negociación de los trabajadores, así como haciendo pagar más impuestos a los que más tienen y menos a los que poco y nada tienen, son las tres maneras de redistribuir el ingreso, la riqueza nacional.
Finalmente, todo lo anterior solo será posible si se cambia la Constitución Nacional de Pinochet y Guzmán, que en lo político asegura el poder de las minorías constituidas mediante los quórum calificados, si el asunto de la democracia es la distribución equitativa del poder entre los ciudadanos este sistema es la concentración del poder, fundacional y a perpetuidad. Constitución ésta que impide al Estado constituirse en empresas, que le asigna a este un papel subsidiario al sector privado en las prestaciones de los servicios de salud, educación, seguridad social, etc., que aseguran la garantía de los derechos sociales de las y los chilenos, que mediante el Tribunal Constitucional se inventa un supra poder del Estado por sobre los otros tres.
Sobre estos puntos programáticos, a no dudarlo, deben ser confrontadas las propuestas programáticas de la derecha expresada en el Chile Vamos y liderada por Piñera, también deben ser confrontadas las propuestas programáticas del actual Comité Central del Partido Socialista liderado por Elizalde, ¿cuáles serán sus propuestas para exigirle un “programa progresista” a la candidatura presidencial de Guillier, la más opcionada de la NM? Por otra parte, las maneras específicas de dar cumplimiento a estas medidas anti neoliberales serán los criterios de diferenciación y aproximación con las propuestas que hagan sobre estos asuntos el Frente Amplio.
Los sectores conservadores –el partido del orden que llama a la Asamblea Constituyente fumar opio-, y los sectores pragmáticos que solo les preocupa su reproducción clientelista y el “reparto de los negocios”, quienes se han constituido en una mayoría clientelar, espuria y temerosa de las bases militantes de Partido Socialista, pueden mirar el futuro al cual quieren conducir al Partido tanto en PASOK griego como en el Partido Social Demócrata Holandés.
El Movimiento Socialista Panhelénico, más conocido como PASOK, es partido socialdemócrata de Grecia fundado en 1974 luego de la caída de la Dictadura Militar, gobernó el país durante los años ochenta y noventa, perdió el poder en 2004, en 2009 ganó de nuevo las elecciones por mayoría absoluta. Para las elecciones griegas del 2012 el partido sufrió un duro golpe quedando en el tercer lugar, en las elecciones de 2015 donde triunfó el partido Syriza representante de la otra izquierda, quedó con apenas un 4,7% de los votos.
El Partido del Trabajo (PvdA), formación socialdemócrata que ha gobernado en coalición con los liberales en Holanda los últimos cuatro años, ha sufrido una derrota histórica en las elecciones generales del pasado mes al pasar de 38 a 9 diputados, los socialdemócratas se quedó sin su suelo electoral, que estaba en los 22 escaños que consiguieron en las elecciones de 2002. Su derrota se ha convertido en el éxito de los Verdes (Groenlink )y de la política de movilización, con activismo en redes sociales y grupos de base; y un programa con amplias medidas sociales y no sólo medioambientales, esta ha sido la fórmula de éxito con lo cual que casi han triplicado su representación y se ha convertido en la primera fuerza de la izquierda, absorbiendo buena parte del voto joven socialdemócrata. El PASOK y el PvdA son los espejos en el cual debe mirarse la actual conducción del Partido Socialista de Chile.
LA LUCHA CONTINÚA Y OTRO PARTIDO SOCIALISTA SI ES POSIBLE
(Fotografía: Luis Weinstein, junio del 79, Metro de Santiago)