Argentina: el gobierno se reordena para atacar más a fondo al pueblo trabajador

por Turco Morales

La situación económica y política ya entró en otros ritmos. Aumenta la velocidad de la devaluación “blue”, que precede a una fuerte devaluación del dólar oficial. De hecho, ya están acelerando la devaluación oficial de forma parcial. Primero fue el dólar para turistas, pero mínimo comparado con el dólar “estanciero”, una concesión al chantaje del capital agrario exportador, apenas unas horas después de que el presidente los acusara de especuladores y bravuconeara con la supuesta fuerza de su brazo, haciendo rememorar el puñetazo de De La Rúa en la mesa de Mariano Grondona. El ajuste gradual ya es cosa del pasado, el gobierno de Alberto y Cristina se prepara para hundir más el cuchillo. Tarifazo “segmentado”, ajuste fiscal y monetario, todo el repertorio para «calmar a los mercados». Mientras la oposición de Cambiemos y Milei agitan la necesidad de un plan económico, es decir, que el gobierno haga el trabajo sucio de acá al 2023. Nadie tiene un «plan» distinto, lo que existe son discusiones entre los capitalistas sobre los ritmos en los cuales es posible aplicar una ofensiva contra los trabajadores sin provocar un levantamiento obrero y popular. 

Alberto-Cristina-Massa: el tridente ofensivo del FMI contra los trabajadores

 Los espejitos de colores del kirchnerismo duran cada vez menos. La “compañera Batakis” mostró la hilacha nada más abrir la boca, dejando a Guzmán como un amateur en esto de ajustar al pueblo trabajador. De hecho, los docentes bonaerenses todavía recuerdan la “profesionalidad” de Batakis para fraccionar su aguinaldo en cuotas.  Toda la caterva de dirigentes kirchneristas, que condimenta los sapos para tragarlos mejor, está pidiendo alguna “señal”, alguna declaración demagógica de la ministra, para alimentar la máquina de humo. «Ya le habló a los mercados, ahora que le hable al pueblo» dicen. Eso solo piden, discursos y relatos para que el ajuste al pueblo trabajador no sea tan evidente. Mientras tanto Cristina se mantiene callada porque sigue intentando zafar de la bronca popular contra el gobierno. Pero se le terminó el cuento de echarle la culpa a Guzmán y no puede desentenderse de su aval a la asunción de Batakis. La nueva ministra ya está en Washington tratando de manguear algún dólar que le dé la chance de anclar el tipo de cambio tras la inminente devaluación. Por ahora hasta el BID (Banco Interamericano de Desarrollo) le cerró el grifo de los 800 millones de dólares prometidos a Guzmán, en espera de las negociaciones con Biden y el FMI. Y, fundamentalmente, está rindiendo cuentas ante Georgieva cual si esta fuera la verdadera presidenta de Argentina. Y el hecho de que sea Batakis la encargada de rendir cuentas solo es una casualidad de estos tiempos de pandemia. El covid positivo de Biden evitó el viaje de Alberto Fernández a recibir instrucciones de parte de «su majestad», el presidente de los EEUU.  

La CGT, las CTA y «los cayetanos»: línea de tres para defender el arco patronal

Alberto Fernández ya está muerto en vida. Se prepara, a luz del día, la intervención del gobierno por parte de Sergio Massa con el aval de CFK. Todos movimientos de un gobierno al borde de la cornisa. Pero la oposición política macrista-radical no quiere empujarlo, como denuncian los dirigentes peronistas. Es la vieja excusa de «enfrentar el golpe» para no enfrentar al gobierno que está aplicando el ajuste a los trabajadores. Alrededor de esta política traidora se contorsiona la burocracia sindical de la CGT y las CTA. Convocan a una marcha «contra nadie». En realidad, como dijo Moyano, es un respaldo al gobierno. Un sector de la burocracia sindical respalda a Alberto (o Massa), otro a Cristina, pero todos sostienen al gobierno, o son parte de él, mientras este ataca por todos los flancos a la clase trabajadora. En la misma línea de defender a SU gobierno, mientras este ataca a los trabajadores, está la burocracia piquetera de Pérsico, el “chino” Navarro, la CCC y Grabois, «los cayetanos». Grabois intenta mostrarse más combativo explorando su posible candidatura electoral. Quiere ser el Boric argentino e intenta disputar con Milei la bronca al régimen político. 

La «derecha» macrista-radical-libertaria mete presión desde la tribuna

La clase trabajadora observa con incertidumbre mientras la situación económica se vuelve insoportable. Sin embargo, los trabajadores aun no logramos salir a enfrentar esta crisis económica y política con nuestras propias banderas y en defensa de nuestros propios intereses. En este marco la clase media se desespera y tiende a poner sus expectativas hacia la derecha, es decir, a defender los intereses de la gran burguesía como propios y a culpar a la parte más explotada del proletariado como los culpables de la decadencia evidente. Solo en este sentido adquiere cierta importancia sintomática el video de Aldo Rico llamando a las Fuerzas armadas a «reunirse y prepararse». No se trata de que esté en preparación un golpe contra el gobierno del Frente de Todos, como denuncian interesadamente los dirigentes peronistas-kirchneristas. ¿Por qué van a voltear a un gobierno que garantiza, por el momento, la contención del movimiento obrero y popular a través de la burocracia sindical y piquetera? Lo que refleja el video de Rico es que un golpe de estado para reventar físicamente un eventual ascenso de lucha obrera y popular está en la lógica de la situación nacional e internacional. Y que lo que están consolidando es la base social reaccionaria para esa salida burguesa a la crisis económica, política y social, en caso de que más adelante se vuelva necesaria. 

La clase trabajadora debe cerrar filas para preparar un contra-ataque letal

Esto tiene una conclusión lógica para la clase trabajadora: debemos organizarnos para enfrentar la ofensiva de los capitalistas, aplicada actualmente por el peronismo. Organizarnos buscando la unidad de todos los sectores de la clase trabajadora. Ocupados y desocupados, formales e informales, efectivos y «eventuales»-monotributistas. Esta unidad solo puede conseguirse combatiendo a la burocracia divisionista de los sindicatos y movimientos sociales. Exigirles a estos dirigentes que luchen contra su gobierno es como esperar que llueva para arriba. El enfrentamiento al ataque del capital y su régimen político peronista-macrista solo es posible mediante la organización desde abajo, a partir de las asambleas de base, delegados y comisiones internas clasistas, comités de lucha, y luchas “autoconvocadas” que, en la medida que se generalice, sea centralizado en coordinadoras de delegados de todos los sectores obreros y populares en lucha. 

No queda más alternativa que defender el salario luchando por un sueldo minino igual a la canasta familiar (hoy en $170.000) que sea indexado por la inflación. Esta reivindicación no puede separarse de la que debe unir a los desocupados con los ocupados, el reparto de las horas de trabajo sin perdida salarial. Hay que fortalecer toda lucha de resistencia a la miseria que nos imponen los capitalistas y su gobierno, incluida la pelea por aumentar la asistencia estatal, los famosos «planes»; pero presentar esto como una salida estratégica tal como el salario básico universal es resignarse a la marginación creciente de este sistema decadente.

 Los Grabois y otros reformistas apuntan a «distribuir la riqueza» cuando la única salida es atacar el modo de producción que genera la desigualdad de ingresos y la crisis económica y social: la propiedad capitalista de los medios de producción. La especulación de la burguesía agro-exportadora es la muestra más cruda de la contradicción entre la propiedad privada capitalista y las necesidades de la población. El acopio de los granos y soja en silo-bolsa, mientras la falta de dólares aumenta el hambre y la miseria del pueblo por la aceleración inflacionaria hace evidente que la clase capitalista y su régimen social son la piedra que la clase trabajadora debe remover a patadas del camino si pretendemos algún futuro para nuestros hijos. Solo expropiando a los capitalistas se puede hacer una verdadera planificación económica en interés de la mayoría trabajadora de la población y frenar el saqueo del país por parte del capital imperialista y su socia la «burguesía nacional». Solo un gobierno de los trabajadores y el pueblo pobre sería capaz de concretar esta tarea histórica, urgente e ineludible.

(El autor es militante del Partido de la Causa Obrera de Argentina)

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