por Ibán de Rementería//
Han pasado cinco días desde la primera vuelta presidencial y lo único que tenemos para relanzar la campaña de Alejandro Guillier desde su Comando es el “Instructivo General n° 1”, documento meramente burocrático y carente del cualquier contenido político programático. Una campaña política es esencialmente una campaña de propaganda, de difusión de las propuestas para mejor desarrollo de la sociedad. En rigor la propaganda política trata de anunciación y convocatoria. De anunciar la buena nueva, la noticia, de que se están proponiendo reformas políticas, sociales y económicas que beneficiaran a las grandes mayorías nacionales, asimismo se está convocando a esas mayorías para realizar tales reformas.
La primera convocatoria es a la lealtad de quienes votaron por Guillier a que concurran con su voto en esta próxima segunda vuelta, la segunda convocatoria es aquella dirigida el 20,2% que votaron por Beatriz Sánchez en la primera vuelta, con lo cual casi alcanzó a Guillier, esta es la convocatoria estratégica, sin contar con sus votos no hay victoria electoral posible el 17 de diciembre próximo. Una vez definido quienes son los necesarios receptores de la convocatoria, en este caso de quienes votaron en la primera vuelta por Sánchez, los convocados estratégicos, asimismo quienes los hicieron por Henriquez-Ominami, por Artes y Navarro, así como también los sectores progresistas de la Democracia Cristiana que son mayoritarios, no obstante también hay otros aspectos a tratar. Definidos a quienes convocar, a los que votaron de Beatriz Sánchez y el Frente Amplio principalmente, es decir a los “frenteamplistas”, entonces ahora hay que especificar a qué se está convocando a esos sectores políticos, en lo concreto a sus electores. ¿Los convocaremos con el programa política de Alejandro Guillier en la primera vuelta? ¡Obviamente que no! ya que precisamente no lo hicieron por aquel en esa oportunidad. Ellos sólo pueden ser convocados por quienes o por los programas políticos que lo hicieron en la primera vuelta presidencial, un vocero excepcional de la convocatoria del Frente Amplio, de sus contenidos programáticos, quien es uno de sus más reconocidos líderes es Gabriel Boric, el cual ha respondido a la pregunta programática con lo que sigue:
¿Qué ejes programáticos espera que acoja Guillier para seducir al electorado que votó por Sánchez?
“No más AFP, condonación CAE, negociación por rama, impuesto a los súper ricos, royalty minero, apuesta por la educación pública (expansión de matrícula y financiamiento a la oferta) y gratuidad en todos los niveles; seguro universal de salud, poniendo fin al negocio de las isapres; posnatal para los padres; descentralización efectiva; territorio y autonomía para los pueblos originarios, y asamblea constituyente”. La condicionalidad es clara, agrega Boric: “Guillier no va a ganar si no propone reformas en serio en estas dimensiones”.
Toda esta voluntad programática, que para nada define de que manera se financiará todo aquello, ¿cómo puede ser incorporada al nuevo programa de Alejandro Guillier? pues es cosa de traducirlo al lenguaje de la Nueva Mayoría, se dirá. Pero eso no bastaría.
Definido lo anterior, aquello a que se convoca, ahora hay que definir quien convoca a los votantes de Frente Amplio, la pregunta estratégica que tienen que ser hecha ahora es la siguiente: ¿Pueden los dirigentes barriales, locales, regionales y nacionales de los partidos de la Nueva Mayoría convocar a realizar el programa del Frente Amplio? Pues aquí aflora el tercer aspecto de la propaganda política, luego de la anunciación y la convocatoria, directamente relacionada con esta última, el asunto de la credibilidad ¿Tiene la dirigencia de la Nueva Mayoría credibilidad para proponer como convocatoria el programa del Frente Amplio? evidentemente que no, pues los únicos que tienen poder de convocatoria creíble son quienes han establecido esos ejes programáticos y no otros. Además, esos ejes programáticos alternativos del FA históricamente surgieron precisamente por la falta de credibilidad de las propuestas políticas de la NM.
Los únicos que pueden proponer y promover de manera creíble las propuestas programáticas del FA como asumidas por la campaña de Alejandro Guillier entre los adeptos y votantes de este sector de adherentes son los dirigentes barriales, locales, comunales y regionales del FA. Para esto ellos deben ser persuadidos de que la NM ha hechos suyo lo sustancial del programa del FA que propuso Beatriz Sánchez. Necesariamente esto implica desarrollar un trabajo conjunto entre los cuatros intermedios tanto del FA como de la NM.
La Izquierda Socialista tiene una posición privilegiada para aproximarse a esos “cuadros intermedios” del FA, que ha mediado entre sus propuestas programáticas y sus adherentes en la primera vuelta presidencial, para persuadirlos de que la NM ha, más aun, que Alejando Guillier ha hecho suyo los componentes esenciales del programa del FA. Ese el sentido de que el compañero Fernando Atria se haya incorporado al comando de Guillier, lo mismo que otras personalidades políticas que mantienen convergencias con ambos sectores. Esta tarea de encuentro entre los cuadros intermedios de la NM y el FA para hacer efectivo el encuentro programático de estos dos sectores políticos es la tarea inmediata y urgente que debemos adoptar en el Partido Socialista, en particular en la Izquierda Socialista. Lo cual implica una buena voluntad de las dirigencias nacionales y regionales de esos sectores políticos. Es de destacarse, además, que en Valparaíso es donde Beatriz Sánchez obtuvo uno de los más importantes triunfos nacionales. Para hacer todo esto sólo nos quedan 23 días.
(el autor milita en el Núcleo Valparaíso Socialista del PS)
(Fotografía, autorretrato de Jordi Socías, 1984)