Entrevistado por Lucha de Clases de España (Corriente Marxista Internacional), Gustavo Burgos, Director de EP se incorpora al debate sobre la dimensión política de la pandemia del COVID-19. El abrupto cambio en la situación política en el país, que pasó de dos millones de movilizados el 8 de Marzo con motivo del Día Internacional de la Mujer Trabajadora al terror de la pandemia que ha paralizado a amplios sectores, constituye un desafío para el conjunto de la clase trabajadora.
Tal escenario se encuentra marcado por la debilidad política de los trabajadores de expresarse de forma autónoma en la contingencia nacional. En efecto, la oposición burguesa timoneada por el Colegio Médico, ha ido plegándose a un silencioso apoyo a Piñera, induciendo a una conducta similar a las organizaciones sindicales como la CUT y Unidad Social, las que paulatinamente empezaron a sumarse al coro de la resignación y de la calificación de el accionar del Gobierno como aquél que va «en la dirección correcta».
El desafío para la militancia que se reclama de la clase trabajadora y el socialismo es contribuir a desarrollar una política de resistencia que poniendo al centro la exigencia de una cuarentena general pagada por los patrones y el Estado y un plan sanitario bajo el control de los trabajadores de la Salud, permita enfrentar no sólo la crisis sanitaria, sino que toda la crisis social y económica que las circunstancias anticipan como inminente.