El cierre de Ventanas es un ataque a la clase trabajadora

por Gustavo Burgos

El día de ayer han iniciado un paro nacional indefinido 50.000 trabajadores del cobre, agrupados en las ocho divisiones de CODELCO. La acción se ejerce en respuesta al ataque dirigido desde el Gobierno y que ha tenido como primer objetivo el cierre de la Fundición Ventanas. Se trata de un conflicto que enfrenta de un lado a un Gobierno patronal y al servicio del imperialismo, como el de Boric y del otro lado al de los trabajadores. No nos podemos confundir. La perorata ambientalista es un taparrabos con el que Boric pretende ocultar que el objetivo de esta maniobra es debilitar CODELCO y facilitar su privatización a manos del gran capital transnacional, como explícitamente se comprometiera en Canadá ofreciendo 34 proyectos mineros al empresariado privado.

Quienes alegremente se suman al discurso ambientalista y atacan a los trabajadores del cobre motejándolos de aristocracia obrera parecen no advertir que con tal conducta no hacen otra cosa más que ponerse de rodillas frente a la política pro imperialista del Gobierno. Acá no hay medias tintas: o se está con el patrón o se está con los trabajadores. Esta es la cuestión central en este conflicto y es responsabilidad de las organizaciones de base, de trabajadores y aquellas que se reclaman de la izquierda, el ponerse incondicionalmente en solidaridad con la movilización convocada por la Federación de Trabajadores del Cobre. La paralización indefinida debe sostenerse hasta que el Gobierno revierta la medida de cierre anunciada. Todo con los trabajadores del cobre, nada con el Gobierno.

El momento que vivimos es crucial. Las reiteradas capitulaciones políticas de la izquierda —cuya máxima expresión es que en estos momentos Boric esté en La Moneda— han hecho retroceder al movimiento de masas fragmentándolo, sacándolo de las calles, inoculando en él el veneno electoralista que hoy día nos tiene nuevamente bajo la política del «mal menor», de «que no gane la Derecha», que hay que «sepultar al pinochetismo» y lindezas por el estilo. Porque hay que ser claros en el plebiscito del 4 de septiembre, bajo la formalidad del Apruebo/Rechazo el único vencedor es el régimen que verá legitimada su dominación.

Por todo esto es que la movilización convocada por la Federación de Trabajadores del Cobre, con carácter de indefinida —más allá de las limitadas intenciones de la burocracia sindical de Amador Pantoja— abre un canal para la a expresión del descontento social contenido exclusivamente por las direcciones de la izquierda hoy en el Gobierno. Es esta movilización hoy, en concreto, el eje de rearticulación del conjunto del movimiento que protagonizara el levantamiento popular de Octubre del 19. La CUT, por cierto, no ha hecho otra cosa más que expresar una diplomática solidaridad sin que la misma se exprese en acciones concretas de movilización. Este escenario por lo mismo, deja abierto el camino para la organización tanto en apoyo a este movimiento, como en relación al conjunto de los reclamos que se extienden en un disperso reguero de huelgas y movilizaciones sectoriales impulsadas por la brutal carestía ocasionada por la inflación.

¿Significa esto que hemos de dar la espalda al reclamo ambiental? En absoluto. Se trata de ubicar este impostergable reclamen el terreno de la lucha de clases y plantear con claridad que únicamente la clase trabajadora podrá resolver esta cuestión de raíz, lo que pasa por la histórica tarea de socializar los grandes medios de producción y ponerlos al servicio del conjunto de la sociedad bajo el control de la clase trabajadora. Lo ambiental no puede abordarse como una cuestión meramente reactiva. Si Boric quisiera hacerse cargo —al menos de la cuestión ambiental en Quintrero-Puchuncaví— habría tomado medidas integrales que afecten a la totalidad del cordón industrial de la zona. Si no tocó a Shell, Oxiquim, AES Gener y otras grandes compañías privadas en el cordón es porque la verdadera motivación es propiciar la privatización de CODELCO y por eso puso a Pacheco Matte a la cabeza de la cuprífera estatal.

Viva la solidaridad con el paro nacional indefinido de los trabajadores del cobre, a preparar un gran paro nacional que agrupe al conjunto de la clase trabajadora. La primera solidaridad es la lucha y la unidad de la clase, contra la gran minería privada y por la nacionalización de todos nuestros recursos naturales.

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