Comunidades mapuche recuperan cauce natural del rio que desemboca al Lago Caburga tras destruir dique de quince años

Las comunidades mapuche, a través de un comunicado firmado por el werken Carlos P. Quiñenao C., junto a organizaciones medioambientalistas comprometidas con la descontaminación de la Cuenca del lago Villarrica, manifiestan su preocupación por la situación del lago Caburgua y otros ecosistemas frágiles.

Tras el comunicado, se pretende -según lo que se señala- “hacer precisiones y desmentir algunas afirmaciones a propósito de la apertura del cauce natural del estero que, saliendo del río Trafampulli, llega al lago Caburgua”

Según el comunicado, en su apartado 1, 2 y 3, se señala:

El 22 de febrero de 2006, la Dirección General de Aguas (DGA), a petición de los Srs. Arturo Alessandri Cohn, Carlos Carmona Gallo, Carlos Spoerer Urrutia, Marcelo Ringeling Hunger, Ramón Lacamara Díaz, Jorge Palma Moraga, Alberto Domínguez Covarrubias y Marcelo Moreno López identificados como “ciudadanos de Cunco”, decide ordenar al Sr. Marcelo Benito Taladríz, propietario del predio cerrar (en un plazo de 15 días) el estero que -según personas ancianas del lugar o que lo conocieron desembocaba, desde siempre, en el lago Caburgua.

Antes de establecer un plan de trabajo, algunas personas realizaron tres visitas al lugar verificando que: el dique existía; todo el río se dirigía hacia el Colicolafkéñ (lago de aguas coloradas); y, las huellas mostraban -claramente- el antiguo cauce del witrüngko (estero) que desembocaba en el Caburgualafkéñ (lago Caburgua); además, se constató que el walwe (humedal arbóreo) que atravesaba el agua antes de llegar al lago estaba agonizando y -al parecer- era alimentado, solamente, por una pequeña filtración subterránea, posiblemente, procedente del Trafanpullileufú (río donde se encuentran los espíritus).

Después de haber estudiado, atentamente, algunos documentos, analizado mapas, consultado expertos en asuntos medioambientales y conversado con personas ancianas que -cuando eran niños- conocieron el leufú, el walwe y el witrüngko que desembocaba en el -actualmente- disminuido Caburgualafkéñ; se decidió abrir el dique, proveer de agua el humedal y limpiar el cauce que indicaba el, antiguo, paso del agua.

Fue así como señalan, en la gran mayoría de su comunicado, como dada esta situación comienzan un trabajo arduo en la recuperación del cauce natural para restablecer el equilibrio de todo el ecosistema que lo rodeaba, sin embargo señalan además:

12. Los participantes en los trabajos mencionados están ciertos que la entrada del witrüngko al Caburgualafkéñ no resuelve la acelerada baja, pero, es una pequeña contribución que, al mismo tiempo, hace renacer el walwe y apunta a revitalizar el ecosistema dañado. 13. Causó sorpresa en todas (os) las (os) que participaron en los trabajos que un concejal de la Comuna de Kumko (agua ferruginosa) declarara que los que trabajaban estaban enmascarados y que escondían las patentes de los vehículos. Los defensores de la Ñukemapu no se esconden (…)

Luego denuncian cómo el oportunismo de concejales y alcaldes dan cuenta de cómo ha respondido la institucionalidad y el Estado frente a este tremendo daño medioambiental y espiritual a un Pueblo que lucha por mantener la armonía que constantemente es interrumpida por empresarios y latifundistas que se creen dueño de todo lo que les rodea, creyendo que en nombre de papeles legales y altas sumas de dinero, pueden seguir dañando y agudizando la crisis climática. Ante eso las comunidades mapuche deciden llevar adelante la destrucción del dique para devolver la vida al cauce natural del río y con ello salvaguardar al lago.

Esta mañana se decidió informar -someramente- a algunos amigos y hermanos sobre el trabajo realizado, se han recibido felicitaciones, pero, todas y todos los que -antes que aclarara el día y en las heladas aguas del Trafanpullileufú- trabajaron para reabrir el witrüngko, alimentar el walwe y aportar un hilito de vida al Caburgualafkéñ, no se atribuyen nada ni pretenden vanagloriarse, pues, solamente cumplieron con el mandato y llamado de la Ñukemapu. 

Nuevamente son las comunidades mapuche, quienes como defensores de su territorio, deciden llevar a cabo estas acciones que chocan con un Estado que se rehúsa en reconocer y devolver el territorio usurpado.

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