Los resultados políticos de las Elecciones Municipales 2016

por Ibán de Rementería //

Los principales resultados electorales y las consecuencias políticas de las recientes elecciones municipales son: una gran abstención –el 65%- que expresa el profundo rechazo de la ciudadanía a los partidos políticos, la grave derrota política de la Nueva Mayoría y el Gobierno –no al revés-, la constatación de la consistente mayoría electoral de la Nueva Mayoría, la exitosa sobrevivencia de la UDI y, esto es lo importante, los primeros “brotes verdes” de la tercera fuerza política, los atisbos de los tres tercios.

La abstención es una manifestación electoral de gran impacto político ya que es el indicador efectivo de la desafección de la ciudadanía –individual y colectivamente expresada- con los partidos políticos primero, luego con el sistema y el régimen político. La abstención no es una anomia política, aunque puede haber individuos y grupos marginados y auto marginados, asimismo hay sectores históricamente marginados y auto marginados, por ejemplo las comunidades originarias o inmigrantes, o simplemente “los pobres de la ciudad y el campo”, lo cual es también una expresión política.

La abstención en estas elecciones muestra dos caras, mientras ella castiga a la Nueva Mayoría (NM) con la pérdida de importantes municipios y el número de ellas, porque su clientela es crítica y deliberativa, “díscola”, –uso aquí clientela en el sentido originario de perteneciente a una casa, no de un comprador habitual-, en cambio, Chile Vamos (CV) logra notables éxitos electorales en municipios emblemáticos como Santiago, Providencia, Maipú o Punta Arenas, donde lo más notable es el buen desempeño de la UDI, pese a las lúgubres predicciones que la afectaban debido a su alto compromiso en el contubernio entre la política y la empresa privada, debido esto a que su clientela es más acrítica, disciplinada y leal –el voto duro. Gran Bretaña es mayoritariamente laborista pero malos liderazgos y convocatorias mediocres han hecho posible el triunfo conservador. Estados Unidos de América es demócrata, pero los republicanos han gobernado varias veces el país, en estos días el mediocre liderazgo de Hillary Clinton desmoviliza a los sectores progresistas y educados del país y su partido Demócrata hasta convertirlos en una minoría electoral, en cambio el reaccionario y atrabiliario discurso de Trump está movilizando a los blancos racistas, machistas y xenófobos hasta convertirlos en una mayoría electoral

En breve, aquí en Chile la abstención afectó más a la NM que a CV. Pero, en el recuento electoral efectivo que es la votación por concejales la NM obtuvo el 47% de las preferencias y CV sólo el 39%, diferencia sustancial que muestra como el país es mayoritariamente de centro izquierda y minoritariamente de centro derecha. Entonces, para las próximas elecciones generales, presidenciales y parlamentarias, no olvidar que estas últimas son a la vez las “elecciones constitucionales”, la CV tiene la difícil tarea de movilizar al máximo su clientela hasta convertirla en una mayoría electoral, mientras que la NM tiene la compleja tarea de movilizar a un amplio arco político para conservar su mayoría que va desde la izquierda dura, pasando por una social democracia amorfa hasta unos liberal demócratas que siguen ensoñados con las promesas del neoliberalismo: mucho consumo y mucho trabajo, cuando hay. Hasta ahora, lo que tienen que resolver la NM es si es más movilizador de su clientela Lagos o Guillier. En cambio, CV si bien tiene la conciencia clara que su hombre es Piñera –él también-, igualmente sabe que su límite de crecimiento electoral –su profundidad estratégica- es mucho menor que el de la NM. Ya bien sabemos que en el 2.000 Lagos perdió en la primera vuelta ante Lavín pero lo derrotó en la segunda.

Hay dos elecciones municipales emblemáticas de los “brotes verdes” que anuncian y convocan a la tercera fuerza, la elección de Jorge Sharp en Valparaíso y de Juan Rozas en Pedro Aguirre Cerda, el primero perteneciente al Movimiento Autonomista –escisión pro electoral de la Izquierda Autónoma- encabezando un movimiento social y ciudadano, el Pacto Urbano la Matriz, surgido en medio de la descomposición económica, social, política y administrativa de la ciudad puerto, quien derrota tanto a la NM como a CV doblándolas en votación, con el 54% de las preferencias. En la Municipalidad de Pedro Aguirre Cerda un médico de izquierda, Juan Rozas Romero–“el doctor de los pobres”- hijo de vecinos, derrota a Claudina Núñez la dos veces Alcaldesa comunista de unos de los municipios más emblemáticos de lo popular y por su buena gestión política, que aparentemente no lo era tanto en lo municipal.  

La amenaza de una tercera fuerza, de una izquierda alternativa, hace aflorar nítidamente la lucha de clases, que en los hechos es la lucha por la apropiación más individual o social de la riqueza que es producida colectivamente, a partir de los recursos naturales disponibles en un territorio sobre la cual esa población ejerce su soberanía. En el caso de Valparaíso la lucha de clases se hace manifiesta cuando la localización geoestratégica de su borde costero es disputada entre su uso público o privado de tal manera de asegurar a uno u otro sector, a uno u otro actor económico, al capital o al trabajo,  el excedente que genera. De igual manera la “patrimonialización” de un territorio urbano, la declaratoria de sitio patrimonial de la humanidad por la UNESCO, genera la expectativa de una renta urbana para la inversión inmobiliaria que empleará todos los recursos que sean necesarios para hacerse de ella.

Por eso al momento que el Alcalde electo, Jorge Sharp, declara que se opondrá a la construcción del Mall Barón y del Terminal dos, así como a las autorizaciones de construcciones en altura y del Plan Regulador que las norma –el actual y el que está en proyecto-, reaccionan rápida y contundentemente en contra de aquello la Asociación de Industriales de Valparaíso (ASIVA) y la Cámara Chilena de la Construcción, asimismo la Empresa Portuaria de Valparaíso y la Intendencia de la Región, que muestran como el estado nacional y su delegación regional representan los intereses de los concesionarios y las inmobiliarias que hacen apropiación privada de la renta portuaria y la renta urbana asociada a aquella.

Lo que se está planteando aquí es una confrontación entre el Estado nacional, encarnado por el Gobierno Nacional y su Intendente, en representación de los intereses de las concesionarias portuarias (OHL) y comerciales (Falabella), así como de las inmobiliarias, en contra de la nueva Alcaldía de la Ciudad Puerto conducida por Jorge Sharp que representa los intereses de las vecinas y vecinos de Valparaíso y sus visitantes, que se pueden beneficiar mejor y más amigablemente de sus recursos geoestratégicos y de su patrimonio urbanístico.

Importantes sectores de la Nueva Mayoría, en particular del Partido Socialista, acompañaron y respaldaron la propuesta del Movimiento Valparaíso Ciudadano liderado por Jorge Sharp, otros más, después de las elecciones han manifestado su apoyo a la realización de ese proyecto de ciudad puerto para sus vecinas y vecinos. Mayoritariamente la clientela de la Nueva Mayoría, sobre todo del Partido Socialista, abandonó la propuesta del DJ Méndez y respaldó la de Jorge Sharp, por eso el Partido Socialista de Valparaíso pasó de haber obtenido 10.050 votos en las municipales en 2012 a solamente 2.433 en estas, perdiendo el único asiento de concejal que tenía en un candidato independiente del Partido Radical. Entretanto, la clientela porteña de CV se constituyó en la mayoría de la abstención que llevó a la apabullante derrota de Jorge Castro.

Los partidos de Nueva Mayoría en Valparaíso, en particular el Partido Socialista, se verán desgarrados por su compromiso, por una parte, con la nueva Alcaldía que representa los intereses mayoritarios de las y los vecinos de Valparaíso, así como, por otra parte, por su lealtad con la representación regional del Gobierno nacional, la Intendencia, que representa los interese minoritarios de las concesionarias y las inmobiliarias. De la decisión de estos partidos en Valparaíso, en particular del Partido Socialista, en sus políticas de alianzas dependerá la construcción de una tercera fuerza política, de otra izquierda, que termine con el duopolio.

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