por Joaquín Zavala
El Partido Socialista de Chile vive un escenario complejo motivado por varios factores, en ello podemos encontrar los reportajes de TVN y Canal 13 enfocado hacia San Ramón ligándolo al narcotráfico poniendo en evidencia audios, registros y también el sensacionalismo de la prensa. Pero, no ha sido ese el motivo de la profunda crisis sino más bien que desde hace años se viene viviendo una dinámica de militantes comprometidos en los comunales y por otro lado, las distintas direcciones políticas del Partido que han logrado conducir al Partido Socialista (PS) chileno a una posición neoliberal, alejando al mismo del mundo popular y de la izquierda.
En el PS siempre se ha dado una dinámica de tendencias políticas, esto quiere decir, corrientes de opinión política que influyen en las bases y en la discusión política con el fin de enriquecerlas dándose esto desde su fundación hasta estos días. Han existido distintas corrientes como los “Elenos”, la CNR (Coordinadora Nacional de Regiones) y así se iban formando tendencias que se identificaban con la socialdemocracia, trotskismo, guevarismo entre otras tendencias que estuvieron presentes hasta 1973. En plena dictadura militar, Carlos Altamirano quien salió exiliado siendo uno de los dirigentes más buscado en Chile se radicó en Alemania Oriental y en Francia posteriormente. La Dirección Clandestina quienes decidieron reorganizar valientemente el partido en la clandestinidad y la lucha antidictatorial habían lanzado el llamado “Documento de Marzo” la cual provocó rechazos a esa línea política. En fin, todo dinamitó en la división del PS entre renovados y “Almeydistas” que posteriormente se dinamitó en una veintena fracciones.
Ya en los años noventa con la reunificación ganan fuertemente las tesis socialdemócratas influenciadas con la caída del muro de Berlín, el triunfo del plebiscito, entre otros factores. Lo que es cierto y hoy es más visible que nunca es el hecho de que cuando el partido fue parte de cerrarle las puertas a las bases sociales y pactó con la Democracia Cristiana en la “Concertación” junto a ello, la hegemonía de la DC y los vicios del sistema político llevaron a que en la interna se provocara cada vez más una despolitización a la vez un acomodamiento al neoliberalismo (y no una renovación) de cierta generación de dirigentes ambiciosos. Estos factores han creado un ambiente o una lógica de poder no menor, pues se distorsionan las corrientes políticas (o tendencias) en los conocidos “lotes” ello quiere decir que no se promueve discusión política sino de incidencia y hay un rol caudillista en varios dirigentes. A raíz de esto se producen los lotes como las renovaciones con el nombre de sus caudillos, “Grandes Alamedas”, “Nueva Izquierda”, entre otras en que cada una tiene a más de un prócer de la ex Concertación. Es más, esta lógica ha permitido una necesidad de los y las militantes que han entrado a participar a posicionarse en unos de estos lotes o acercarse al menos para poder incidir en la política producto de la poca democracia interna y las decisiones a cuatro paredes. El otro efecto que ha producido estas lógicas es la falta de renovación de liderazgos o dirigentes nuevos, un problema no menor.
La necesidad de renovar una vez más al PS, urge no solo por esa dinámica interna que se viene dando, sino que ha sido enrostrado a nivel nacional como un partido político ligado al narcotráfico, se ha estigmatizado a la vez a un comunal por las malas prácticas de unos pocos y peor aún, la conducción actual quienes tienen la tarea de dirigir al partido no ha asumido una responsabilidad política más que clara, y si fuera poco, éste no resolvió nada con el ya primer reportaje de TVN hace unos años, porque las medidas que se tomaron fueron “a corto plazo”, los males vienen desde antes con todo lo que se esconde bajo la alfombra con el acarreo descarado, la inflación del padrón electoral, el posible clientelismo de diversas formas, el militante ficha, la falta de renovación de liderazgos políticos con formación política, ideológica y ética de importante nivel para asumir las luchas populares. No hay, por ende, un proyecto político tampoco una “ética socialista” pareciera que “actitud socialista” fuera una trampa porque se mantiene a un senador con más de quince años en el cargo, a un dirigente que trajo al dictador de vuelta a Chile. Es más, estos dirigentes o caudillos tienen sus “lugares” en que uno conoce que van a ganar nuevamente, a través de las mismas prácticas y así se relegitiman. Entonces se produce a la vez qué hay varios y varias militantes que están en el trabajo territorial, con autogestión, en las universidades y sindicatos con el verdadero Chile mientras hay dirigentes que ganan millones de pesos ni siquiera aportando al partido para abrir espacios sociales, si no que de hecho el Partido ha hecho contrataciones, les pasa a estos senadores y diputados una cantidad de dinero que muestra una desconexión con la sociedad como los $70 millones al actual presidente, $53 millones a José Miguel Insulza, y $30 millones a Camilo Escalona para la campaña de 2017 en referencia a los montos destinados.
La crisis es orgánica, no hay un problema electoral como quieren hacerlo pasar algunos y algunas dirigentes. Hay pugnas personales sea porque algunos no estuvieron de acuerdo con la candidatura de Ricardo Lagos, peleas internas entre los caudillos. Hay tanta falta de discusión política que no se ha logrado sancionar al responsable de la Operación Huracán, no se ha discutido políticamente ni se han tomado resoluciones sobre quienes han legislado en contra el pueblo chileno como es en el caso del TPP-11 por el diputado Jaime Tohá. El responsable político de dicha crisis, Álvaro Elizalde tampoco lo asume y lo evade, ha demostrado salvarse su propia cabeza. El Partido Socialista de Chile nació para ser una herramienta política-social y no un fin, con un proyecto político planteándose la construcción del socialismo. No podemos dejar que quede en vano la lucha por reorganizar al Partido con lineamientos claramente de izquierda llamando a la disciplina que añoraba y lo hicieron en carne y hueso los compañeros y las compañeras caídas de la dirección clandestina cómo quienes lucharon contra la dictadura, tampoco que quede en vano la ética de Salvador Allende. Si esta es la real casa de Salvador Allende hay que hacerla en carne viva, por ello necesitamos una renovación profunda que implique un proyecto político colectivo, una ética socialista y una severa renovación de dirigentes políticos para renovar a la vez la visión que tiene Chile sobre los y las socialistas, solo con voluntad colectiva con acción revolucionaria y transformadora podremos refundar el socialismo, el compañerismo, y el vínculo con el mundo popular y ser una opción real de transformación. Al revés, si se siguen escondiendo ciertas prácticas bajo la alfombra, si sigue la actual conducción o asume unas de las listas competidoras como cara visible del PS con todo lo sucedido sumando a los próceres de la Concertación seguirá el partido en una agonía profunda que lo pueda llevar en un futuro escenario político a la extinción, demostrado en la encuesta CEP y la percepción de los chilenos y las chilenas sobre la política individual (no de las colectivas), la clase política actual de la que es parte el PS.
Por último, en este momento lo fundamental es la acción, que los distintos sectores se pongan de acuerdo, en que renuncie el responsable político que ha hecho vista gorda a lo sucedido que no se resuelva esta crisis desde las cúpulas en cuatro paredes entre los mismos de siempre, sino que debe ser vinculante con la militancia, con medidas severas a las problemáticas visibles. Hoy en Chile fallecen miles de personas por la salud, hay vida precaria por las pensiones, la extinción de la educación pública, se vive hoy una precariedad laboral gigante, hay problemas ambientales no menores que no pueden ser solucionado con más capitalismo, hay menores que viven en la calle y un problema gigante con el narcotráfico y las viviendas entre otros problemas sociales. Se enfrentan estas problemáticas con política y eso vale con una herramienta, urge hoy construir una alternativa, para ello es indispensable un proyecto político con la construcción de una nueva izquierda con valores, praxis transformadora y con una orgánica revolucionaria. Hoy más que nunca es imprescindible la refundación del Partido Socialista chileno porque necesitamos devolvérselo a la izquierda y a los trabajadores y las trabajadoras de Chile para enfrentar la realidad actual. Sigamos las críticas de los últimos dirigentes históricos; la crisis de las instituciones políticas, el agotamiento de la socialdemocracia, los peligros del populismo, la profundización de la democracia con la participación en la interna y superar las lógicas de poder internas -fuerzas centrifugas peligrosas- y la inserción al mundo popular por parte de Clodomiro Almeyda, y el acomodamiento de la dirigencia al neoliberalismo, critica hecha por parte de Carlos Altamirano.
Para terminar, desde mi humilde posición como militante de la Juventud Socialista hago el llamado de hacer colectivamente en carne viva el allendismo, los lineamientos de la dirección clandestina, ese aporte innegable y original de distintos y distintas militantes que han dado su vida al Partido, la existencia de éste es ser la herramienta de la clase trabajadora para luchar por el socialismo, no se puede perder esa vigencia. Con convicción, consecuencia y praxis transformadora nos jugamos el destino de un partido que ha promovido la emancipación de la mujer, el combate al fascismo, la lucha por viviendas, por el poder popular, el proyecto allendista, claro, hoy nos encontramos en una contradicción y es en la actualidad en que hay de superarlas refundando la orgánica, con medidas severas, humildad y autocritica, ha llegado la hora del juicio histórico a los responsables políticos de esta crisis política y moral, el socialismo le pertenece al pueblo, no a la burguesía ni al neoliberalismo. No nos engañemos compañeros y compañeras.
el autor es militante de la Juventud Socialista, Comunal Peñalolén