Intensa jornada de memoria viva y lucha estudiantil en Valparaíso

por Guillermo Correa

Hoy jueves 08 de septiembre se realizaron dos actividades de memoria en Valparaíso, mientras los estudiantes secundarios retomaron las movilizaciones iniciadas en el mes de marzo de este año marchando por las calles porteñas para exigir el cumplimiento de sus demandas sectoriales.

Durante la mañana, en el local de la ex Comisaría N°3 del cerro Barón, que fue un lugar de detención y tortura durante la dictadura civil militar, se llevó a efecto una ceremonia en donde Bienes Nacionales entregó en comodato dicho local a la Corporación COMI. Desde hace varios años estos compañeros y compañeras han llevado adelante una incansable lucha buscando recuperar este lugar como un Sitio de Memoria. Fue precisamente el viernes 11 de junio de 2021 cuando un grupo de integrantes de la Corporación Comunidad Memoria e Integración (COMI) del cerro Barón, acudieron hasta la Oficina de Partes de Bienes Nacionales para entregar una solicitud donde solicitaban les fuera entregado en comodato el edificio de la Tercera Comisaría del cerro Barón, para desarrollar allí un Centro Cultural y de Memoria. Y esto es lo que se concretó hoy. 

A nombre de la Corporación hizo uso de la palabra la compañera Josefa, manifestando en parte de su intervención lo siguiente:

“En este mismo lugar, hace 49 años, la dictadura, bajo la potestad de las fuerzas de orden y represión cometió los más horrendos crímenes de lesa humanidad. Este lugar, la ex Tercera Comisaría Barón, al mando de la institución Carabineros de Chile, fue uno de los 151 centro de prisión y tortura en la V Región durante el período dictatorial, tal como se indica en el Informe de la Comisión Nacional de Prisión Política y Tortura, más conocido como el Informe Valech I. 

El inmueble dele ex comisaría, hoy, ante la voluntad, el trabajo y el corazón de toda una comunidad, de todas y todos quienes durante años tuvieron la convicción de recuperar este espacio, se ha materializado en la entrega formal por parte del Estado y la Seremi de Bienes Nacionales de Valparaíso a la hoy Corporación Comunidad Memoria e Integración, con los esfuerzos de haber elaborado un proyecto de carácter comunitario que hoy traspasa los límites territoriales al comprenderse como un hito de justicia por todo el dolor y daño causado a todo un país. 

Son siete años de recuperación de este inmueble, son siete años de historia, nuestra propia historia, la de distintas personas que han transitado, cada una de ellas y ellos habitan en este proyecto que recupera este sitio de memoria desde un enfoque comunitario y cultural…”

Alrededor de un centenar de personas, ex prisioneros y ex prisioneras políticas, integrantes de organizaciones sociales y de derechos humanos, como también vecinos y vecinas del barrio, estuvieron presentes en esta significativa y emotiva ceremonia.

Mientras se desarrollaba esta actividad en la ex comisaría del cerro Barón, en el plan de Valparaíso las y los estudiantes secundarios porteños marchaban por las calles céntricas de la ciudad tras un lienzo donde estaba escrito: “NI INFRESTRUCTURA NI ALIMENTACIÓN DE CALIDAD. BASTA DE ESTA PRECARIEDAD ¡QUEREMOS ESTUDIAR!” 

Mayores recursos para contar con una alimentación digna y de calidad, más recursos para mejorar las falencias en infraestructura que aquejan a numerosos establecimientos educacionales, una educación sexual integral, y un eficaz y adecuado apoyo sicológico, son las reivindicaciones levantadas por los estudiantes secundarios en estas acciones de protesta callejera. 

Estas mismas demandas las vienen planteando desde marzo de este año, pero ahora, después de un período de calma que estuvo atravesado por el proceso constitucional y electoral, han decidido nuevamente, a nivel nacional, volver a saltar los torniquetes de la rebeldía. 

Consignas como: “De norte a sur, de este a oeste, daremos la pelea cueste lo que cueste”, “Vamos compañeros, hay que ponerle un poco más de empeño, salimos a la calle nuevamente, la educación chilena no se vende, se defiende”, “A puro pan, a puto té, así nos tiene JUNAEB”, “Y cómo, y cómo, y cómo es la wea, hay plata pa’ los pacos y no para estudiar” y “Liberar, liberar a los presos por luchar”, volvieron a resonar con fuerza voceadas a todo pulmón por las y los manifestantes.

Posteriormente, a las 15 horas, se llevó adelante una actividad de memoria en donde participaron ex prisioneras políticas de la cárcel del Buen Pastor de Valparaíso, alumnos y alumnas de la carrera de Sociología, junto a autoridades, profesoras y profesores de la misma casa de estudios.

Este encuentro de memoria se inició con una visita a la Enredadera de la Memoria, una placa ubicada precisamente donde funcionó la cárcel del Buen Pastor, lugar en el cual colocaron claveles rojos entre los distintos trozos metálicos de la enredadera que representan la fragmentación de la memoria histórica popular que día a día se sigue construyendo. 

Desde allí marcharon junto a una batucada hasta el Parque El Litre, ubicado a unos cien metros de la Enredadera de la Memoria, para realizar un acto de memoria artístico cultural, que contó con la participación de la cantante popular Bernardita, y un conversatorio en donde mujeres sobrevivientes de prisión política y tortura interactuaron con las numerosas alumnas y alumnos de la carrera de Sociología presentes allí. Alrededor de ochenta personas acudieron a este encuentro, en el cual también se hicieron presentes integrantes de distintas organizaciones de derechos humanos de Valparaíso.

Los relatos directos, entregados en forma transparente y sencilla, de las experiencias vividas por las propias ex presas políticas, en donde la sensibilidad, la sororidad y la emotividad estuvieron siempre presente, constituyeron un impactante e importante ejercicio pedagógico ante las preguntas planteadas por las alumnas y alumnos de la carrera de Sociología, un traspaso generacional de memoria viva y de lucha de resistencia.

María Angélica Cruz, doctora en Sociología, quien lleva adelante numerosos trabajos de investigación relacionados con memoria, derechos humanos y represión, particularmente en lo que se refiere a las mujeres, una de las articuladoras de esta actividad, durante su intervención expresó lo siguiente:

“Soy investigadora de un proyecto que empezó hace mucho tiempo, que no habría existido sin la Eliana, las Alicias y de un montón de mujeres de las que empezamos a escuchar sus testimonios sobre la violencia política, en el 2016, y que después dio paso a otro proyecto de investigación que actualmente compartimos con un equipo más grande con investigadoras de la Universidad de Chile, de la Academia de Humanismo Cristiano e integrantes de nuestra Escuela de Sociología de la Universidad de Valparaíso. Es importante mencionar que en este proyecto hemos tenido también la participación de estudiantes en práctica. Han sido muchas personas que han pasado por este proyecto y siguen invitados a participar de él. 

Hoy estoy acá sobre todo como profesora y me siento uy orgullosa porque esta es una actividad que desde hace mucho tiempo a nosotras nos costaba, como es unir la investigación, que en realidad queda en paper que solo leemos los mismos cientistas sociales, y ahora estamos elborando capítulos de libros que esperamos lea más gente. El espacio de la docencia es un espacio plural, entonces es muy importante y me siento muy orgullosa de pertenecer a una universidad pública y estatal que defiende, el pluralismo, no el adoctrinamiento, pero sí el pluralismo, y desde hace rato esta Escuela de Sociología tiene el sello de los derechos humanos, del feminismo, no solo de género, del feminismo que reconoce las desigualdades sociales estructurales, y que por lo tanto los legados del pasado, las memorias, no podían leerse sin escuchar lo que había pasado con las mujeres.

Ahí es importante no solo reconocer el haber sido víctima del terrorismo de estado, sino que las sus luchas. 

Las mujeres que están aquí se pararon en tiempos muy duros, en tiempos de dictadura. Es decir, estas mujeres que están aquí eran estudiantes secundarias, eran estudiantes universitarias, eran trabajadoras y fueron presas políticas. 

La gran mayoría de ellas siguió participando desde el día uno, es decir, apenas salieron libres e incluso desde la cárcel o desde el exilio. Eso es muy importante, porque significa que cada vez que la realidad no coincide con nosotras, tenemos el derecho a seguir luchando por aquellas cosas en las que nosotras creemos, y ellas siguieron.

Esto no significa que tenemos que hacer lo mismo, cada generación tiene sus desafíos, pero ellas son una inspiración para poder seguir luchando por la memoria, encontrar otras maneras de trasmitir, de compartir por qué la violencia de estado y la violencia de género están aunadas. 

Lo que pasó en el pasado no se acabó con el fin de la dictadura y seguimos teniendo una serie de vínculos. Los colectivos feministas en Valparaíso han teñido el mes de septiembre de feminismo, por lo menos en los últimos cinco años, de manera masiva. Aquí hay varios colectivos, La Huacha Feminista, El Observatorio de Mujeres y Medios, estudiantes, que han hecho cordeladas feministas para mostrar lo que pasó con las mujeres, pero también para mostrar las resistencias de las mujeres. 

Yo hago etnografía de marchas desde hace varios años y estas mujeres están siempre marchando. Las que ya son más mayores a veces se ponen a un costado, nos esperan en la Plaza Aníbal Pinto con lienzos, pero otras marchan, están en colectivos. Siempre unieron una denuncia de la violencia de estado con el feminismo, aunque en ese tiempo no todas pudieran leerse con un lente feminista. Ellas han remirado sus historias desde el lugar de las mujeres y por lo tanto nuestro homenaje hoy es no solo por reconocer que han sido víctimas, sino porque han sido luchadoras.

Voy a terminar, agradeciendo al Centro de Estudiantes de Sociología y a todos los estudiantes que nos acompañan, porque esto lo hicieron con mucho cariño, pintaron estos lienzos, llevaron a asamblea las preguntas para plantear a las compañeras ex presas políticas en el conversatorio. Ha sido un trabajo que ha podido unir espacios de la investigación, de la docencia, pero sobre todos de los estudiantes. Lo importante es que quienes sigan adelante puedan conocer y reinterpretar el pasado, no para repetir el legado, sino que para abrir nuevas preguntas que podemos hacerle al pasado desde los desafíos del presente.”

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