Hace unas semanas el Gobierno realizó un polémico anuncio en el que informó que se compensaría a la concesionaria Abertis -que controla las autopistas 68 y 78- por la aplicación del llamado “Peaje a luca” en días de alta circulación de vehículos. Dicha retribución se traduce en la ampliación por 5 jornadas de la concesión que se adjudicó la compañía.
En ese contexto, Alvaro Miranda, director del Programa Transporte y Logística de la UTEM, realizó en una entrevista en Radio Concierto un lapidario diagnóstico de la situación de la que gozan estas empresas en nuestro país, destrozando no solo la decisión del Ejecutivo de indemnizarlas, sino que también los “draconianos” y “estúpidos” contratos que las favorecen.
Contratos “draconianos”
El académico comenzó compartiendo al enojo ciudadano ante esta compensación que -dijo- “es algo que sobrepasa toda tolerancia y sentido común, porque me imagino que lo que ven los usuarios -yo también lo soy- es que hay un lucro ya demencial de las autopistas con lo que ganan, en relación a lo que entregan”.
En ese sentido, añadió que si es que estas ofrecieran “un servicio de una calidad extraordinaria, uno podría entender que hay una relación precio-calidad, pero la verdad es que están siendo tremendamente cuestionadas porque (…) tienen altos niveles de congestión y las personas terminan demorándose lo mismo yéndose por una autopista que haciéndolo por una calle”. El director del Programa de Transporte y Logística de la UTEM sumó el antecedente de que “son autopistas que llevan 20 años funcionando y no se les ha hecho ninguna mejora en términos de capacidad, y en ese tiempo hemos duplicado el parque vehicular”.
Miranda ironizó con la mencionada retribución por el “Peaje a luca”, apuntando que si el objetivo de las empresas es brindar el mejor de los servicios, lo que se está haciendo es finalmente “compensarlas porque hacen bien su pega”. Un incentivo que calificó de “perverso”, debido a que mientras más sean los días en que las concesionarias funcionen mal y vean congestionadas sus vías, van a obtener más meses de concesión junto con una afluencia mayor debido al bajo costo del peaje. “En cualquier parte del mundo se llama estupidez y nosotros tenemos contratos estúpidos para los usuarios y que son una gran regalía para las autopistas, que se llevan el dinero a baldes en este país”, agregó.
El experto en transportes calificó los contratos del Estado con las concesionarias -que recordó “fueron hechos por nuestros políticos, los mismos que están hoy gobernando”- como “tan draconianos en contra de todos nosotros, que les permiten a las autopistas tener estas concesiones y privilegios que no tiene nadie en este país”. “Son contratos a 25, 30, 35 años, que se firman entre cuatro paredes”, advirtió.
“El Estado tiene que compensar a la autopista si no pasa nadie”
Miranda graficó la delirante situación de las autopistas en Chile, señalando que somos “el único país del mundo en el que yo he sabido que personas han perdido una casa por no pagar un peaje”. Al respecto explicó que en las autopistas urbanas cuando a alguien se le acumula el pago del TAG, este puede llegar a ser cobrado hasta 15 veces más y es suprimido, a lo que se suma que cada vez que se usa esa vía sin el mencionado aparato, al automovilista se le cursa una infracción. En ese sentido, advirtió que “hasta el sistema judicial se hace parte de esto para extorsionar a los usuarios por una deuda entre privados”.
Consultado respecto a qué se puede hacer frente a situaciones abusivas como las mencionadas, este señaló que prácticamente nada debido a que todas esas acciones están ya establecidas en los contratos. Y agregó lo siguiente: “Si mañana nos pusiéramos de acuerdo todos y dijéramos ‘no pasemos por las autopistas’ como forma de protesta, eso no sería una protesta porque el Estado tiene que compensar a la autopista si no pasa nadie, porque hay un mínimo garantizado (…) Es decir, pagan los impuestos de todos nosotros; ¡no pierden nunca!”.
En este escenario, a juicio del director del Programa de Transporte y Logística de la UTEM una alternativa sería comprarle los años de concesiones que le quedan a las empresas a través del dinero que los chilenos deben destinar obligadamente a las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP). “Es decir, cuando a mí me cobren caro (en las autopistas) voy a estar contento porque voy a estar pagando para mi jubilación. Con las platas de las AFP nos compramos todas las autopistas, todos los puertos, todos los aeropuertos y podemos financiar toda la infraestructura de este país, y nos liberamos de este cáncer que son las AFP. Pero no hay voluntad política, porque los políticos trabajan para las empresas”, concluyó.
(Tomado de Polítika)