por Diego Gutiérrez
En el contexto de crisis política, económica y sanitaria que nos encontramos, la televisión ha sido enfática y reiterativa en posicionar la capacidad de “reinventarse” como respuesta al escenario actual. Entendemos esta cruzada televisiva como una expresión de la reproducción neoliberal que apela a resguardar el consenso subjetivo en torno a la empresarización del sujeto.
- La televisión en la construcción del consenso neoliberal
Durante la dictadura cívico – militar la televisión constituyó un dispositivo vehiculizador de la ofensiva ideológica neoliberal mediante diversos comerciales y programas que instigaban al consumo desenfrenado mediante el endeudamiento, o avalando políticas estructurales como la imposición del sistema de pensiones basado en la capitalización individual (AFPs)[1].
Más allá de la difundida consigna “Apaga la tele”, creemos que debemos apuntar a desentrañarla en el ejercicio crítico que implique una comprensión pedagógica de la compleja estructura de dominación neoliberal. La línea editorial impulsada por diversos programas de televisión frente al contexto de crisis ha sido visibilizar las “historias de esfuerzo” o hacer apología de la capacidad de “reinventarse”. Lo que se expone termina en una reproducción ampliada de la subjetividad neoliberal, movilizando la despolitización y la individualización como respuesta al escenario de crisis.
“Los peligros políticos inherentes a la utilización cotidiana de la televisión resultan de que la imagen posee la particularidad de producir lo que los críticos literarios llaman el efecto de realidad, puede mostrar y hacer creer en lo que muestra. Este poder de evocación es capaz de provocar fenómenos de movilización social”[2].
La movilización social generada por la televisión viene a reforzar la legitimidad neoliberal en el plano subjetivo, como práctica cotidiana de empresarialidad popular, si bien las respuestas ante la crisis que intensificó la pandemia poseen un espectro amplio, debemos reconocer que la razón neoliberal sigue actuando recreando al sujeto fantasioso que es empresario de sí mismo.
Reinventarse en la sumisión
El entramado de la práctica sostenida en el reinventarse se vincula a la caja de herramientas de la subjetividad neoliberal: resiliencia – emprendimiento – capital humano, confluyen en la constitución del empresario de sí mismo, quien responde a la crisis estructural y sistémica desde la individualidad, funcional a los requerimientos de la dominación neoliberal: flexible, despolitizado, multifacético.
Incluso se podría decir que la noción de emprendimiento lleva a que uno mismo se trate como una empresa privada, mientras todo aquel que nos rodea se transforma en nuestro competidor, en nuestro enemigo, lo cual da cuenta de la locura del mundo que día a día sostenemos[3].
Reinventarse implica asumir un contexto hostil, de competencia, de exaltación del individuo para responder disciplinadamente ante la crisis actual. La funcionalidad que implica la noción agitadora del reinventarse se potencia con el impulso y divulgación de la industria de la “autoayuda”, engendro del espectáculo neoliberal.
La complejidad de desmantelar el neoliberalismo debe estar lejos de creer que lo resolvemos reconfigurando la noción del Estado, o que por decreto constitucional sucumbirá el capitalismo neoliberal. Las prácticas populares que irrumpen en el escenario de crisis desde la solidaridad resquebrajan el totalitarismo de resolvernos a través del mercado, desafían la sentencia Thatcheriana de que no existe alternativa. Complejizar la multiplicidad de experiencias de poder desde los territorios, superando el binomio Estado v/s Mercado, nos permitirá perspectivar una alternativa que no decante en un proceso institucionalizado de un nuevo pacto de dominación. Concebir claramente que la organización popular no es sinónimo de gestión, que una experiencia cooperativa no es sinónimo de emprendimiento, es enfatizar que nuestros impulsos políticos no comulgan con la despolitización funcional del neoliberalismo sino con una práctica revolucionaria que lo desaloja.
[1] Recordemos la delirante propaganda de la AFP Provida encarnada en Mario Kreutzberger: https://www.youtube.com/watch?v=wgeCXV8-JCo
[2] Bourdieu, Pierre. Sobre la televisión. Anagrama. Barcelona. 1997.
[3] Darat Nicole; Sir Retamales Hugo. El ABC del neoliberalismo. Communes. Viña del Mar. 2018.