Milei en Argentina: ¿Qué es y cómo nace el fascismo?

por Gustavo Burgos

El fenómeno argentino de Milei, cuyo programa pareciera ser el de los Chicago Boys chilenos, supone algo que no se ha explicitado desde su campaña: dolarizar, barrer con la educación y salud públicas, con los programas sociales y la privatización de servicios y empresas del Estado, supone el establecimiento de una Dictadura militar. Tal es en realidad el programa de Milei, el fascismo. Nada más que eso. Ninguna trascendencia tiene objetar el carácter fascista de Milei, de paso de la nueva extrema Derecha como Vox en España o Republicanos en Chile, a pretexto de que tales corrientes no sostienen el estatismo corporativista de 100 años atrás.

El único programa del fascismo es la crítica a la democracia burguesa y los pelotones de fusilamiento. No hay más. No se necesita más para agrupar a los sectores arruinados de la pequeña burguesía y desclasados del proletariado. Mientras tales condiciones mantengan vigor en un discurso ultimatista, el avance del fascismo está asegurado.

Sin embargo, solo una parte del avance fascista se explica por la voluntad del propio fascismo. Para su crecimiento es fundamental el abandono de toda perspectiva de lucha de los trabajadores. Para esta condición es necesario además que el reformismo inocule su veneno paralizante de legalismo, pacifismo y electoralismo. En Argentina tal deleznable papel lo ha cumplido, lamentablemente, el Frente de Izquierda y los Trabajadores que desde hace más de diez años viene alentando la idea de que el único frente obrero posible es electoral y que la tarea de los obreros argentinos es ganar escaños parlamentarios. Miriam Bregman del PTS y candidata presidencial del FIT, se ufana de que la suya es una candidatura feminista, renunciando a toda crítica de clase al régimen. Su reivindicación del Socislismo y el gobierno de los trabajadores es puramente formal. El contenido parlamentarista del programa del FIT, por lo mismo, ha dejado todo el espacio libre para Milei, siendo esencial en la falta de una corriente revolucionaria dentro de la clase obrera trasandina.

Combatir al fascismo supone esencialmente unir a la clase trabajadora en torno a su propio programa y estrategia. Jamás ello ocurrirá de la mano de la burguesía liberal que sólo gana tiempo para que el fascismo protagonice su propia defensa del régimen. La elección de Boric es una tangible y trágica demostración de este aserto. Qué mejor que Trotsky para explicar este problema:

“El fascismo ve llegar su turno porque los medios «normales», policiales y militares de la «democracia», con su cobertura parlamentaria, no son suficientes para alcanzar el fin de las dificultades de la sociedad capitalista y mantenerla en equilibrio. A través del fascismo, el gran capital pone en movimiento a las clases medias irritadas, a las bandas de lumpenes descompuestos, a los desclasados y desmoralizados, a todos esos innumerables seres humanos a los que el mismo capital financiero empuja a la rabia y a la desesperación. El gran capital exige del fascismo un trabajo completo: si acepta los métodos de la guerra civil, quiere lograr la calma para varios años. Y los agentes del fascismo, utilizando como arma a las clases medias desesperadas y destruyendo todos los obstáculos a su paso, desempeñarán muy bien su trabajo. La carta del fascismo conduce a que el capital financiero tome directamente en sus tenazas de acero todos los órganos e instrumentos de dominación, de dirección y de educación: el aparato del Estado con el ejército, los municipios, las universidades, las escuelas, la prensa, las organizaciones sindicales, las cooperativas. La fascistización del Estado implica antes que nada y sobre cualquier otra cosa, el aplastamiento de las organizaciones obreras: Reducir a la clase obrera a un estado de apatía completa y crear una red de instituciones que penetren profundamente en las masas, para obstaculizar toda cristalización independiente en los trabajadores asalariados y en sus capas más cercanas. Es precisamente aquí donde reside la esencia del régimen fascista”.

Problemas vitales del proletariado Aleman (Fragmento)

Leon Trotsky

1938

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