La política es el arte de lo posible,
pero en el sentido de que debe ser el arte
de hacer posible lo necesario.
Clotario Blest
Por Waldomiro Guimaraes
A escasos días del primero de mayo, como producto de la tradición se produce un hecho complejo y heteróclito. Comienzan a circular textos y carteles que mencionan al gran ausente de la sociedad capitalista mundial, invocando al sujeto innombrable; la clase trabajadora. Frente al problema, hay viejos subterfugios, pero que mantienen intacta su capacidad de mantener fuera del campo consciente al trabajador. La primera; hablar del día del trabajo. Operación sintáctica que elimina al sujeto y deja solo al predicado, sintagma del verbo y complemento –el trabajo-. O la versión postmoderna, ciertamente más elegante, pero no por ello más deletérea de diluir –activamente- al sujeto y reconfigurarlo en el ciudadano, concepto donde pueden convivir de modo armonioso, sin conflictos, los sujetos explotados y los explotadores.
Dado que la campaña de encubrimiento que se gesta anualmente está en sus inicios, queremos aportar nuestro granito de arena con el objetivo de ser parte del gran proceso de desgastarla hasta, en algún punto del futuro, que queremos imaginar próximo, se rompa.
La sociedad, aunque lo ignore, se mueve en lo que algún autor llamo tres registros; lo imaginario, lo simbólico y lo real. Intentaremos caminar por estor tres registros en este artículo.
En el imaginario social burgués la mujer u hombre trabajador es un recurso –se habla de recurso humano- es decir algo asimilable a una cosa. Esto es tan así que el candidato que lidera las encuestas, ante la evidencia demográfica de la mayor longevidad de la población y la propuesta empresarial de postergar la jubilación, planteo “los trabajadores van a tener que extender su vida útil”, con lo que señala dos cosas arraigadas en el imaginario dominante (burgués, obviamente). Una, los trabajadores son meras cosas, recursos, mercancías. Y dos que esa mercancía es útil mientras trabaja. Cuando la mercancía-trabajo no es explotada es in-útil, y lo inútil puede ser desechado. Esta lógica del imaginario burgués, es lo que está detrás de las pensiones miserables de los miles de trabajadores jubilados.
Hay un imaginario obrero, donde el trabajador es el creador de toda la riqueza de la sociedad, y más aún es el único motor de cambio de la sociedad, al ser el sujeto de explotación, es el único interesado en superar la explotación y generar una sociedad sin clases.
Debemos reconocer, mal que nos pese, que es el imaginario burgués el que domina en nuestra sociedad capitalista neoliberal. Sin embargo, al hacer consciente este imaginario, dado que la mayoría de la población para sobrevivir debe trabajar, es decir pertenece a la clase trabajadora. Se hace concreta la contradicción de que son los propios trabajadores los que se cosifican.
Para la sociedad burguesa el trabajador simboliza lo negativo, el enemigo. Esto lo vemos claramente al revisar el gran libro del empresariado, el libro de contabilidad, donde el acápite correspondiente al trabajador, su salario es ubicado en los gastos no en el sector de las inversiones. Así la burguesía, cuando habla de reducir los gastos en la empresa, en realidad habla de reducir los salarios. Cuando habla de mejorar la productividad también, dado que la productividad es la relación entre la cantidad de productos obtenida por un sistema productivo y los recursos utilizados para obtener dicha producción, y entre los recursos está el trabajador.
Lo real es que vivimos en una sociedad dividida entre explotados y explotadores, entre capitalistas y Trabajadores. En la que la gran tarea que tenemos enfrente es lograr que los trabajadores se den cuenta de esta realidad central. Y que simultáneamente constaten que la posibilidad de cambiar este estado de cosas solo es posible a través de la organización y movilización de los trabajadores tras sus propias necesidades.
Estas son algunas de las cosas que no pueden ser nombradas ni el primero de mayo ni ningún día en la sociedad capitalista, por eso el primero de mayo es el día de lo innombrable. Sin embargo lo innombrable poco a poco toma cuerpo en cada marcha, en cada huelga, en cada lucha y se va colando en la sociedad, y así paso a paso toma presencia el sujeto central de la sociedad, la clase trabajadora.