Guattari: Eurocomunismo y «compromiso histórico»

1977, Europa en crisis: del apogeo del movimiento al cierre democrático-represivo

Bertetto: En el cuadro del debate que se ha dado como resultado del manifiesto de los intelectuales franceses contra la represión en Italia, uno de los po- los de la discusión refería al eurocomunismo. Éste se presenta en Italia y en Europa meridional como un proyecto de construcción de una sociedad socialista en un contexto de libertad y de democracia de tipo occidental, pero en cambio resulta considerado por los militantes e intelectuales de la izquierda clasista como un nuevo tipo de proyecto político fundado so-bre el nexo socialdemocracia-stalinismo que implica la represión de las luchas proletarias.

Guattari: Tengo la impresión de que, luego de la disgregación de la solidaridad internacional de los partidos comunistas (disolución de la Komintern, cisma yugoslavo y chino) la política nacional de los partidos comunistas condujo a compromisos cada vez más grandes con la burguesía. Hoy el cuadro político nacional es algo que resiste muy mal la evolución de las relaciones internacionales. Creo que los problemas económicos, los problemas ecológicos, las grandes cuestiones estratégicas ya no encuentran solución a escala nacional. Esto ocurre de tal manera que los Partidos Comunistas, que ya no tienen soluciones al nivel del comunismo internacional, son llevados cada vez más a convertirse en prisioneros de las burguesías nacionales. Hoy en Francia el Partido Comunista Francés (PCF) realiza manifiestos con la palabra de or- den “producir francés”. Pero “producir francés” quiere decir oponerse a la difusión en el mercado francés de los productos de las economías del Tercer Mundo y de los países en dificultad. El PCF es uno de los más grandes defensores del Concord, aunque el Concord es uno de los aviones más espantosos jamás construidos: destruye el ambiente en torno al aeropuerto, el ozono en las capas altas de la atmósfera y es un agente fundamental de contaminación de la tierra.

La miopía nacionalista, la estrechez de visión lleva al PCF a ser solidario con los intereses más reaccionarios del país. En Italia creo que ocurre algo similar. Italia es uno de los eslabones más débiles del capitalismo europeo, y el Partido Comunista Italiano en lugar de desarrollar la situación, para que la lucha de masas comience a construir el embrión de una nueva sociedad alternativa, es el primero en sostener la necesidad de la austeridad, defiende las medidas político-económicas más retrógradas y es el primero en invocar la represión, determinando una verdadera desmoralización de las masas.

El eurocomunismo entonces ya no tiene nada que ver con la historia y las perspectivas del movimiento comunista: incluso está más bien en regresión respecto a la Internacional Socialista de la preguerra.

Creo que nos encontramos, entonces, de frente a un fenómeno original: el “pluralismo político”, la “democracia interna”, la “perspectiva democrática”, que han sido los temas agitados por el eurocomunismo y, en particular, por el PCI, son una fachada, porque aquello que cuenta no es defender una democracia formal sino arribar a una verdadera democracia de masas y a una democracia económica.

Por otra parte se ve claramente que el liberalismo del PCI no es muy sólido, porque cuando se trata de dialogar con los intelectuales de derecha o con la democracia cristiana, entonces es “por la democracia”, pero cuando se trata de dialogar con las masas en lucha –como en Bolonia o en Roma– entonces llama a la policía y pide la represión. La adhesión del PCI a la democracia es, entonces, muy relativa. Lo que cuenta no es el carácter en efecto diferenciado del PCI en relación a los métodos del Partido Comunista Soviético: lo que cuenta es que el eurocomunismo ya no tiene nada que ver con un proyecto real de emancipación de las masas.

Bertetto: ¿Creés, entonces, que la eventual sociedad italiana del compromiso histórico o la sociedad francesa dirigida por un posible gobierno de izquierda, serían menos libre y más represivas que las actuales sociedades dominadas por partidos que representan directamente los intereses capitalistas?

Guattari: Dejemos un momento de lado los problemas actuales de la izquierda en Francia e imaginemos la victoria de la izquierda en las elecciones. Seguramente habría un gran entusiasmo popular, porque a diferencia de lo que sucede en Italia hay un programa que presenta ventajas evidentes para las masas. En Italia, al contrario, el único programa evidente es un programa represivo, y lo que sucede con el PCI sería como si Marchais se aliara con Chirac. No quiero hacer apología del PCF, pero en Francia, ciertamente, no se llegó aún al punto en el que se encuentra Italia y, por eso mismo, la victoria de la izquierda determinaría grandes esperanzas de cambio. Sólo que estoy convencido de que Mitterrand y Marchais no serán mejor que Berlinguer y Andreotti, porque aquí la crisis no puede ser gestionada por programas y buenas intenciones de los políticos.

La crisis europea que estamos viviendo es una crisis de una gravedad excepcional, que producirá una reestructuración general de todas las relaciones de fuerza internacionales y de las contradicciones entre los países capitalistas. No es sustituyendo a Barre con Rocard o con Attali que se podrán resolver los problemas de la desocupación o de las multinacionales, de las materias primas o del petróleo. Creo entonces que los problemas corren el riesgo de volverse aún más grandes. ¿Por qué? Porque los obreros serán más exigentes, la patronal y el capitalismo internacional más duros, y la situación económica y social francesa se agravará. Por otra parte, el problema fundamental es el siguiente: los socialistas y los comunistas franceses ¿tienen realmente un proyecto de sociedad diferente?, ¿quieren modificar en profundidad el modo de producción y la vida colectiva de las masas? ¿O piensan solamente en soluciones-fantasma, como las del átomo o el Concord?

(De «Deseo y Revolución» diálogo entre Félix Guattari, Paolo Bertetto y Franco Bifo Berardi – 1977)

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