por David García Colin
La galaxia más antigua hasta ahora descubierta por el telescopio James Webb, a 300 millones de años del supuesto Big bang ¿Pueden los hijos ser más viejos que los padres?. Comparto algunas reflexiones cocinadas con mi camarada Vincent Angerer
El telescopio James Webb está cavando más y más profundo. Ya encontró lo que se cree son las galaxias más antiguas jamás encontradas: la GLASS-z13 y la GLASS-z11. Esas Galaxias podrían haberse formado 300 millones de años después del Big Bang, mucho menos tiempo que la edad de nuestro planeta (4.500 millones de años). Según la teoría clásica del desarrollo de las galaxias, no se puede explicar cómo esas galaxias se podrían formar en tan poco tiempo. Podemos tener por seguro que el JW va a encontrar más galaxias cada vez más antiguas.
En un artículo de CNET leemos: «De hecho, los astrofísicos ya están descubriendo que el universo primitivo podría estar mucho más ocupado de lo que esperaban. Es posible que las estrellas hayan comenzado a formarse a un ritmo mucho más rápido de lo que predijeron algunos modelos. ¿Cómo se unió la materia y comenzaron a formar estas galaxias desde el principio? no lo sé todavía. Pero Webb, aparentemente, ya está reescribiendo lo que creíamos que sabíamos sobre el comienzo de, bueno, todo».
Con respecto a “Glassy” “los astrónomos están explorando la posibilidad de Glassy, que, además de ser un potencial récord, también es mucho más extraño de lo que habían imaginado. Los astrónomos siempre han pensado que las galaxias no podrían haberse vuelto muy grandes tan temprano en la historia del universo, y que comenzarían a acumular estrellas alrededor de 500 millones de años después del Big Bang. Pero Glassy es extremadamente luminoso, lo que sugiere que contiene una gran cantidad de estrellas, que juntas son mil millones de veces más masivas que nuestro sol”.
Pero en lugar de poner en cuestión la teoría de fondo -la teoría del Big bang- muchos astrónomos están negando a las galaxias su infancia. Se supone que en el universo temprano surgido tras el Big bang la existencia debería reducirse a un manto de hidrógeno y helio. Pero ante la evidencia de galaxias tan viejas como el propio universo los defensores del Big bang han supuesto que las galaxias primitivas se formaron de manera más rápida de lo que se teorizó inicialmente. Según el astrónomo Daniel Schaerer de la Universidad de Ginebra, uno de los especialistas que participó del estudio publicado en Astronomy & Astrophysics: “Las galaxias se clasifican como “maduras” cuando poseen cantidades significativas de polvo y elementos pesados, o sea todos aquellos elementos con mayor peso que el hidrógeno y el helio. Sin embargo, en una etapa inicial del universo se esperaban hallar las características primigenias de las galaxias denominadas «primordiales». Para sorpresa de los astrónomos, el estudio mediante ALMA confirmó que ya desde una etapa temprana gran parte de las galaxias disponían de características típicas de la “madurez”. “Encontramos que una parte de las galaxias que se ensamblaron durante esta época temprana del universo ya presentan mucho polvo espacial. Incluso una fracción significativa de la luz ultravioleta de las estrellas recién nacidas ya está oculta en dicho polvo” .
Pareciera que los defensores del Big bang están acomodando los hechos para explicar cómo es posible que haya galaxias en el momento mismo en qué se supone el universo debería estar naciendo. Allí donde debería haber un bebé recién nacido se intenta hacer malabares para explicar que un niño puede nacer viejo y de hecho “carecer de infancia”. ¿Hasta qué punto será posible adelantar el nacimiento de las galaxias sin que los hijos resulten más viejos que sus padres y sin que la teoría del Big bang sufra una “gran explosión”?
Las galaxias más antiguas observadas por el telescopio Webb -que se observan como arcos rojizos por el llamado “corrimiento al rojo”- están a más de 13 mil millones de años, casi a la distancia y al tiempo -13 mil 800 millones de años- que la teoría del Big bang predice el origen de todo el universo. Observar galaxias y más galaxias a una distancia y tiempo que casi coincide con el supuesto origen del universo plantea serias dudas acerca de la viabilidad de la teoría del Big bang. ¿Cómo podrían existir galaxias -cualesquiera que sean sus características- casi en el momento mismo en que se supone el universo está surgiendo? Es como observar a un adulto surgiendo de un parto. No falta mucho tiempo para que el telescopio James Webb rebele imágenes aún más distantes y antiguas. Si aparece cualquier objeto cósmico de una antigüedad mayor a los 13 mil 800 millones de años, la teoría del Big bang puede considerarse muerta. ¿Pueden los hijos ser más viejos que los padres? Difícilmente sus defensores podrán mover de nuevo los “postes” de la teoría que ya han estado moviendo por décadas para ajustar la realidad a su teoría preconcebida. Se supone que en la ciencia es la teoría la que debe ajustarse a los hechos y no al revés.
Y es que si lo analizamos bien la teoría del Big bang aparece como la extrapolación más abusiva de la historia de la ciencia. De evidencias como el “Efecto Doppler”, que apunta a una expansión del universo observable, se extrajo una conclusión absoluta y desorbitada: que en el pasado el universo debió haber sido más compacto, al punto de concentrarse en un solo punto que los defensores del Big bang llaman “singularidad” y que sería del tamaño de un solo átomo de hidrógeno. Pero el Efecto Doppler es evidencia de expansión de un sector del universo, no de un comienzo único y absoluto para el tiempo y el espacio. Aquí tenemos un ejemplo lamentable de llevar un hecho mucho más allá de sus límites; dando, literalmente, un salto cósmico. El Big bang no es un asunto de evidencia científica, sino de interpretación filosófica de la evidencia. El que una parte del universo se está expandiendo no nos autoriza a afirmar que TODO el universo se mueve en una sola dirección. Estamos aquí ante un ejemplo de falsa generalización, tan absurdo como afirmar que si una parte del cuerpo humano se expande, entonces momentos antes todo el organismo estaba concentrado en un solo punto. La misma extrapolación se hizo con la llamada “radiación de fondo” que se asumió como el sonido de ese supuesto Big bang original. Mas allá de la existencia de propuestas alternativas para la existencia de la radiación de fondo, incluso si es el resultado de una gran explosión, no hay razones para suponer que esa explosión es el origen de todo.
Pero si resulta que el universo es más viejo que lo que supone la teoría del Big bang, sería la reivindicación de pensadores materialistas como Giordano Bruno, Marx y Engels: un universo infinito en el tiempo y en el espacio. Estamos a punto de saberlo gracias al telescopio James Webb. Y si el universo es infinito en el tiempo y en el espacio Dios sería expulsado de su último refugio, pues en el universo no habría lugar para explicaciones sobrenaturales, ni existiría ninguna frontera más allá de la comprensión humana. Dios se atrinchera en lo desconocido y en la ignorancia.
Las maravillosas imágenes del Webb son apenas el principio: conforme el asombroso “ojo” de este telescopio escudriñe otros rincones del universo, y distancias y tiempos mayores los prejuicios más rancios y necios serán sacudidos y nuestra comprensión del universo se hará más profunda, revelando temas existenciales que el hombre se ha cuestionado desde el inicio mismo de la filosofía. Apenas hace cien años creíamos que sólo existía una galaxia -la nuestra- y ahora contemplamos millones y millones, hace poco más se creía que el átomo era impenetrable; no falta mucho para que 13,800 millones de años nos parezcan una cifra ridículamente breve, no muy diferente a cuando la iglesia sostenía que el mundo había sido creado un viernes hace 6 mil años. Conforme el telescopio James Webb siga iluminando el espacio profundo, sectores disconformes cada vez más amplios de científicos alzarán la cabeza y la voz para desafiar a la ortodoxia del Big bang. Habrá rebelión y crisis en la física teórica, como en todas las demás esferas de la sociedad capitalista en crisis. Pero la teoría del Big bang no caerá sola, sino como parte de una lucha de fuerzas vivas dentro de la ciencia. No tenemos duda alguna de que estos descubrimientos fortalecerán la visión materialista y dialéctica del universo y que la Teoría del Big bang ocupará el lugar en el que debió haber estado desde hace ya bastantes años: en el museo de las “esferas celestes”, el éter, el flogisto y la alquimia.
(Tomado del Facebook del autor)