De una situación política líquida a una realidad política fluida

por Ibán de Rementería

La situación política actual se ha mostrado notablemente líquida, inasible, al decir del científico político polaco británico Z. Bauman, en el sentido de un mundo de identidades ideológico políticas perdidas en la indiferenciación, pero aquí como en otras partes comienza a aflorar una realidad política fluida donde claramente se van constituyendo los tres tercios en el campo de la política. Una derecha que quiere para los empresarios la conservación todos los privilegios obtenidos en la Dictadura Militar pero en democracia, aún a cambio de denunciar a “cómplices pasivos” de los atentados  a los derechos humanos, un “neo liberalismo democrático”; un centro que vive en la añoranza de la Concertación que perfeccionó la democracias a cambio de privatizar más empresas o funciones públicas y sobre todo los recursos naturales, que se la juega por un “neo liberalismo compasivo”; una izquierda en construcción por el Frente Amplio que hace de su diferenciación con la Nueva Mayoría el punto de partida para la elaboración de su propuesta política; además, hay otra izquierda que se localiza en el Partido Socialista, para su recuperación ideológica y política: la Izquierda Socialista, por lo cual se puede hablar de cuatro tercios.

En otras partes la fluidez política también comienza a manifestarse, por ejemplo, en Holanda la extrema derecha no logró el triunfo anunciado, la derecha democrática apenas logro una primera mayoría, la social democracia se derrumbó estrepitosamente, mientras que la izquierda, representada por los Verdes de Izquierda cuadruplicaron su votación, pasando de 4 a 16 parlamentarios,  además hubo una masiva participación del 80% motivada por voluntad popular de impedir el triunfo de la xenofobia y el racismo. Esto ha sido antecedido por la aparición de Podemos en España o Siryza en Grecia, estos son casos del paso de la política líquida a la política fluida….”por la voluntad popular”.

Bien ha definido Fernando Atria el carácter diferenciador y fluido de la próxima elección presidencial y parlamentaria así: “La elección responderá una pregunta sobre el gobierno de la Nueva Mayoría: si debe ser entendido como el inicio imperfecto y corregible de una transformación que sigue siendo importante y que debe mantenerse y continuarse, o como un paréntesis que debe cerrarse lo antes posible para volver a lo que la clase política y los empresarios, pero no la ciudadanía, recuerdan como la paz y la concordia de los 20 años de la Concertación” (La Tercera,3 noviembre 2016, p.11).

En breve, la disyuntiva política nacional está entre perfeccionar el proyecto anti neoliberal que intentó el Gobierno de la Presidenta Bachelet o en intentar y profundizar el proyecto neoliberal de la Concertación, esto último lo puede hacer tanto la Alianza por Chile, como lo hizo durante el Gobierno de Piñera o la Nueva Mayoría “Renovada” (NMR) que bien pueden conducir Lagos, Goic o Guillier.

La actual liquidez política nacional es el resultado de la subordinación de la política al dinero, al capital, la cual ha quedado escandalosamente, delictiva y judicialmente comprobada en los últimos dos años, lo que es coherente y complementario con la privatización de las empresas, los recursos  y las funciones públicas – prestación de derechos sociales, etc.- iniciado durante la Dictadura Militar y perfeccionada por los gobiernos de la Concertación: en suma, la política ha estado a punto de desaparecer porque fue comprada y sus funcionarios parlamentarios o de la administración convertidos en unos paniaguados. Obviamente una política que se discierne por el mejor postor es algo que no interesa a las y los ciudadanos, que carecen de recursos para hacer sus “posturas”, y que comprende muy bien porque todos los candidatos se “suben por la izquierda –se vuelven populistas- y ya en el poder se bajan por la derecha”. Es decir, el dinero licua la política. Como se recuerda la corrupción política era principalmente un patrimonio de la derecha política, pero ahora como los demuestran los gobiernos de izquierda de América Latina, acusados de populistas, también han terminado siendo paniaguados del capital.

La liquidez política nacional se expresa como la cierta imposibilidad, en este momento, para el 87% de los parlamentarios en ejercicio de ser candidatos en las próximas elecciones generales, debido a la incapacidad de sus partidos de asegurar la inscripción de un mínimo de 18.500 partidarios y los mínimos necesarios en sus respectivas circunscripciones locales. Además, el mínimo de un 40% de mujeres candidatas a los cargos parlamentarios acorta aún más las posibilidades de reelección de los parlamentarios incumbentes varones.

El paso de la liquidez a la fluidez política, tanto a nivel internacional como aquí en Chile,  tiene como criterio diferenciador a las posiciones ideológicas, económicas y políticas que los competidores políticos asuman frente al neo liberalismo.  Para lo cual es prudente establecer los rasgos distintivos de este modelo de producción y acumulación capitalista, así como modo de dominación política sobre la sociedad, de subordinación de los sujetos sociales, los usuarios, los consumidores, los clientes, etc. y de sometimiento a los sujetos políticos, las y los ciudadanos.

Como lo había previsto Marx en el desarrollo del capitalismo este llega a un punto en el cual el capital ya no puede hacer su reproducción ampliada en las actividades comerciales, productivas y financieras tradicionales, y debe hacerse cargo de otras actividades económicas y sociales; en lo económico concreto, en los negocios mismos,  el neoliberalismo consiste en entregar a la iniciativa privada la producción y distribución, la provisión, de diversos bienes públicos que históricamente han sido provistos por el Estado, tales como la provisión de salud, educación y seguridad social –antes de la Revolución Francesa estos eran (mal) provistos por la Iglesia-, eso que hoy llamamos los derechos sociales; también las obras públicas, la seguridad ciudadana, incluso la defensa nacional, la investigación científica, la cultura y las artes, etc. Todas estas prestaciones públicas que son parte de la legitimidad del Estado, del pacto entre este y la ciudadanía, son transferidos al sector privado, para asegurar la reproducción ampliada del capital. Además, el estado cede al sector privado la renta que percibe en representación de toda la nación por la explotación y uso de los recursos naturales, ya que esas concesiones “pagarán impuestos y generarán empleo”, aquellos con muchas  elusiones y evasiones, estos precarios.

En lo social el neoliberalismo construye un modelo populista individual, el capitalismo popular, icónicamente expresado en “todos seremos emprendedores”, ligado a la sobrevivencia de cada cual por su cuenta en un mundo donde las relaciones y los derechos laborales son reducidos al mínimo, toda relación laboral debe ser reducida a un contrato entre partes individuales: el contrato de trabajo es sustituido por el subcontrato y el contrato entre empresas. Los derechos colectivos son sustituidos por los derechos y los contratos individuales. Los bienes y servicios que tu produzcas debes de realizarlos en el mercado, tu fuerza de trabajo como mercancía ya no vale nada, hay mucha. El Estado y la alianza pública privada promueve y provee la capacitación y el financiamiento necesario al emprendimiento individual. La doctrina aquí es que el mercado provee, siempre y cuando sepas como y tengas la voluntad de hacerlo.

Para el neoliberalismo lo político no existe o no debe existir, en lo político el neoliberalismo no recurre a la monarquía por razones históricas, pero siempre ha recurrido al autoritarismo, el totalitarismo y a la tiranía o dictadura, pero por las inestabilidades de “gobernanza” que generan esos regímenes políticos, prefiere las democracias de los acuerdos, bipartidistas, binominales, con agentes altamente profesionalizados hasta llegar a constituir tecnocracias muy eficientes que transitan entre el sector público y privado de manera recurrente, ya que como dijo alguna vez Dean Rusk el Secretario de Estado de los EEUU: “Lo que es bueno para la General Motors es bueno para USA”. Además, los modelos económicos aplicables políticamente son diseñados,  aprobados y supervisados a nivel multilateral en el BM, FMI, BID, etc. En los últimos estertores del socialismo realmente (in)existente en la URSS la política fue considerada como un asunto técnico de administración del estado, el cual se derrumbó sin muchos estropicios de gobernanza, gracias a lo cual un ex agente de la KGB (Seguridad del Estado) reina hoy allí.

La monarquía es la máxima expresión de la concentración del poder político –El Príncipe de Maquiavelo- de allí en adelante el desarrollo político de occidente, luego devenido universal gracias al imperialismo, ha sido el proceso de redistribución del poder entre los diversos sujetos políticos: entre los nobles –la Carta Magna en la Inglaterra del siglo XIII-, entre los nacidos en el territorio –los Comunes de la Revolución Inglesa del siglo XVII-, entre los ciudadanos varones propietarios o contribuyentes –la Revolución Francesa del siglo XVIII-, entre los jóvenes, entre las mujeres, entre los extranjeros residentes, etc., gracias a las luchas del presente.

Pero los procesos de distribución del poder, de igualdad, reposan en última instancia y, por eso, tienen por propósito la equidad en la redistribución de la riqueza: sin equidad no hay igualdad; la reciprocidad entre lo entregado en la producción social es esperado como retribución por las y los ciudadanos. Como es sabido los procesos redistributivos son posibles por dos vías, ambas complementarias, la vía impositiva,  “los que tienen más paguen más y los que tienen menos paguen menos”, y mediante el mejoramiento del poder negociador de los trabajadores frente a los empleadores, el capital, para mejor redistribuir la riqueza en el proceso mismo de la producción, la negociación colectiva por ramas y el derecho de huelga –que es el derecho a suspender las actividades si no hay acuerdo en el reparto de la riqueza producida- son los instrumentos estratégicos para acordar una real redistribución del ingreso entre los trabajadores y los tenedores del capital.

El neoliberalismo amenazado señalará a cualquier propuesta anti neoliberal, a cualquier propuesta  redistributiva del ingreso, a cualquier propuesta  igualitaria en la satisfacción de los derechos sociales, como populista, ya que el único mundo posible es el neoliberal, esa es la post modernidad, la política de los acuerdos, el apoyo a los emprendedores, el papel subsidiario del estados en las prestaciones para dar cumplimiento a los derechos sociales, las AFPs en la seguridad social, las ISAPREs en la salud, etc., etc., etc. Si no se cumple con esas condiciones como castigo sobrevendrá la crisis, la caída en el ahorro y la inversión, el desempleo y la pobreza.

En general, el capitalismo ha sufrido muchas y variadas crisis de crecimiento, de reproducción ampliada de capital, que ha resuelto mediante la conquista imperial o grandes guerras mundiales para definir la hegemonía  -ver Piketty-, pero en la actualidad la crisis del capitalismo además de sus crisis de reproducción ampliada, de su crisis de inversión, tiene un conjunto de crisis globales, a decir verdad “la globalización” se expresa como un conjunto de crisis, al menos: 1)  una crisis medio ambiental o ecológica debido a que se toma de la naturaleza recursos a una velocidad mayor de la que esta tiene para reproducirse, la depredación, y se arroja a ella un conjunto de desechos mayores a los que ella puede procesar, la contaminación; 2) una crisis de inequidad donde el 1% de la población se queda con el 50% de la riqueza mundial, lo que restringe la amplitud y profundidad de los mercados, lo que no asegura la realización de los bienes y servicios que se producen: la crisis de los mercados; 3) todo  lo cual termina por crear una crisis política global, de gran inestabilidad y bajos niveles de representación para negociar, que se expresa como “populismo global”, “crisis global de migraciones”, “crimen organizado global” y “terrorismo global”.

El proceso de desmonte del neoliberalismo es ante todo un proceso político de redistribución igualitaria del poder, de la constitución de una democracia donde ninguna minoría tenga derecho a veto, donde el estado asuma plenamente sus funciones públicas de defensa de los interese de las grandes mayorías nacionales. El proceso de desmonte del neoliberalismo es en lo fiscal  recuperación de todos los recursos naturales nacionales para hacer de sus rentas un recurso público en beneficio de toda la nación; también, la imposición de las obligaciones tributarias en proporción a los ingresos percibidos, tanto por las personas naturales como por las jurídicas.  El proceso de desmonte del neoliberalismo en lo económico es la promoción y financiamiento de un modelo de desarrollo nacional que deje de ser extractivista y rentista, para desarrollar una industria nacional que agregue valor local a nuestros recursos naturales con el trabajo de las y los chilenos, así entonces participar de manera igualitaria en el mercado internacional. Estos deben ser los contenidos programáticos de un debate nacional que le devuelva a la política la fluidez que requiere y que las y los ciudadanos están demandando.

 

(Imagen: Retrato del Rey Sol realizado en 1701 por Hyacinthe Rigaud, para su nieto, el rey Felipe V de España, aunque finalmente el lienzo se quedó en Francia).

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