de Partido Operário Revolucionário (Brasil)
La propaganda de Temer sobe los hechos de su gobierno en estos dos años se despedazó con la retracción del crecimiento, la elevación del desempleo y la dispara del dólar. Al lado, la Argentina declara la falencia y su gobierno recorrió al Fondo Monetario Internacional. También tendrá su crecimiento afectado con el brutal desequilibrio cambial y con la dispara inflacionaria.
El alza mundial del dólar afecta ampliamente las economías semicoloniales endeudadas. La perspectiva es que el viraje en la política norte-americana, sobre la dirección del republicano Donald Trump, provocará temores más intensos en las relaciones internacionales. No es difícil que los Estados Unidos se envuelvan en un choque bélico más peligro más peligroso en Oriente Medio. Es lo que indica la ruptura del acuerdo con Irán.
América Latina, que está soportando la recesión, no tendrá como cumplir esas previsiones de crecimiento y baja de la tasa de desempleo. La rapidez con que el gobierno de Macri, que se presentó como salvador de los argentinos, se encontró con la falencia de sus medidas consideradas “gradualistas” refleja la gigantesca sumisión del País al capital financiero y a los dictámenes del imperialismo.
El gobierno de Temer y la horda de analistas al servicio de la burguesía corrieron a explicar que Brasil está más sólido. Así, el mercado de capitales tiene la garantía de que la deuda pública es sustentable, que los ajustes caminan y que las reformas están siendo aplicadas. La reforma previsional seria aprobara en este gobierno o en el próximo. Con esas alteraciones billonarias en el sistema de jubilación, el Tesoro Nacional se aliviará de las presiones negativas provocadas por el déficit público. Pero el hecho depende de la lucha de clases, no solo nacional.
Ocurre que el viraje en la política mundial de los Estados Unidos apenas está comenzando. La guerra comercial hará dar saltos y traer resultados para la potencia que se encuentra en declinación. Crecerán las exigencias para que Brasil contribuya con sacrificios muchos mayores. El imperialismo señala que el país tiene mucho para dar. La limitación en el comercio del acero y aluminio, bien con la entrega de Embraer a Boeing, es una señal de que la metrópoli tiene poderío económico para obligar a la burguesía brasileña a someterse aún más.
La experiencia revela que el entreguismo ara obtener el refinanciamiento de la deuda publica es limitado en el tiempo. El gobierno de Fernando Henrique Cardoso atendió a este ultimátum. El endeudamiento se volvió a ampliar y a levantarse como un poderos obstáculo a las fuerzas productivas nacionales. Luis Ignacio Lula da Silva, por su vez, consiguió maniobrar en las condiciones de recuperación del crecimiento económico, impulsado mundialmente. Al contrario, Dilma Rousseff no tuvo esa misma ventaja y se hundió.
Los Estados Unidos y las demás potencias no quieres apenas, que con la reforma de la seguridad social, las cuentas públicas obtengan algún respiro. Quieren que Brasil ceda a la guerra comercial y abra su mercado interno. La reforma laboral permite a los capitalistas, en particular a las multinacionales, proteger sus ganancias, pero no responde a las condiciones mundiales de sobreproducción. La guerra comercial de Trump envuelve a la Unión Europea, a China y Japón, habrá de ser descargada pesadamente sobre las semicolonias.
Cabe al proletariado responder la ofensiva del imperialismo y al servilismo de la burguesía nacional. El recrudecimiento de la opresión nacional se entrelaza con el recrudecimiento de la opresión de clase. Temer no solo impone las reformas antinacionales apoyadas en la entrega de activos estatales y en la amplia desnacionalización, sino también en las reformas antipopulares que afectan directamente a la mayoría oprimida. Es fundamental responder de conjunto a la opresión de clase y nacional. Solamente el programa del proletariado puede organizar un movimiento anti-imperialista y erguir a las masas contra los ataques de la burguesía nacional y de su gobierno.
En los próximos meses, imperará la disputa electoral. Se trata de combatir las presiones de la burguesía y de sus lacayos en el movimiento obrero y popular, propagandenado y agitando la bandera de la independencia nacional y de la defensa de vida de los explotados sobre la estrategia del gobierno obrero y campesino.