A manera de balance sobre la presentación del libro de Carlos del Frade «Malvinas 40 años después. El imperio, Galtieri y las guerras» y del documental de Rodolfo Caminos «No somos héroes»

por Fernando Armas

En nuestro afán por potenciar la lectura, el debate fraternal de las ideas, y la construcción de la esencia de una biblioteca popular, nuestra “Franzini Herrera” continuó con el ciclo programado en este sentido. Este objetivo para nada se contrapone con el carácter que también tenemos de centro cultural a través de los diversos talleres. De hecho, al día siguiente del evento citado, más de un centenar de niñes, padres y madres se dieron cita en nuestro salón principal de plata baja para disfrutar del espectáculo circense entitulado “Les Volátiles”.

El 14 de julio nuestra “Sala de Artes” se vio colmada. Además del prolífico escritor, periodista y actualmente diputado provincial Carlos del Frade, la conferencia contó con la inestimable presencia del ex combatiente Rodolfo Caminos. Dos semanas después, fue la oportunidad para conmovernos con su  documental “NO SOMOS HÉROES”.

Como Comisión Directiva de la biblio nos tomamos bien en serio esta presentación. Leímos colectivamente el prólogo y el epílogo del libro, y en los pocos días que restaban hasta el pasado jueves 14 de julio, lo fuimos pasando de manos para profundizar la lectura. Varios vimos con antelación el documental. Producto del estudio del material (y de mi propia experiencia política personal durante abril/mayo/junio de 1982), pude elaborar algunos aportes que expuse en el debate que se desarrolló en ambos eventos. Pero me ha sucedido lo siguiente: la riqueza de sendos debates me estimuló a rehacer esta crónica polémica, y relacionar lo que es el análisis de la temática “Malvinas” con la situación política actual. 

Dicho aporte puede ser interpretado como una crítica a las omisiones que la obra de Carlos tiene, pero claramente, en el terreno de reivindicar su riqueza: una suerte de legítima amalgama entre los antecedentes históricos (¡La Forestal!), una tomografía computada sobre la figura de Galtieri, y la vigencia actual en términos de privilegios de las clases dominantes respecto a las incalculables fortunas que, viajando por el Paraná, salen por los puertos del Gran Rosario. Las mismas omisiones existen en el documental de Caminos, bien que su objetivo está dirigido a desarrollar, mediante auténticos testimonios, el carácter de VÍCTIMAS que tuvieron los colimbas reclutados, que profundizar sobre los detalles de la situación política de la época. 

Parafraseando un capítulo del libro, entitulado “En primera persona” (en el que Carlos cuenta su experiencia como colimba cuando estalla la guerra), relaté mi experiencia como activista político estudiantil en la Facultad de Ciencias Médicas de Rosario. Ya desde 1981, y avanzando mucho en los primeros meses de 1982, logramos reconstruir el centro de estudiantes. Un hecho culminante de ese proceso fue nuestra participación organizada en la gran manifestación del 30 de marzo de 1982, en la que miles nos volcamos a la calle bajo la consigna unificadora de “SE VA A ACABAR, SE VA A ACABAR, LA DICTADURA MILITAR”. 

El 2 de abril nos tomó de sorpresa. La obvia maniobra de la dictadura para potenciarse con “la gesta de Malvinas” ante la REALIDAD de su agonía, fue denunciada por mí en las asambleas de los días posteriores, CONTRA LA POSTURA CLARAMENTE MAYORITARIA DE MIS COMPAÑERES DEL PARTIDO COMUNISTA, DEL MOVIMIENTO NACIONAL REFORMISTA (MNR/PSP), DE LA FRANJA MORADA, que colocaban como prioridad la UNIDAD NACIONAL Y LA DEFENSA DE LA PATRIA, retirando explícitamente toda consigna contra la dictadura, a pesar de haberlas gritado algunos días antes en las calles de Rosario. En asambleas posteriores, proscribieron mi palabra, y tuve que limitarme a arrojar volantes que explicaban que la dictadura llevaba a la Argentina a la DERROTA, ya que su política no era de guerra total al Imperialismo inglés, sino de conciliación con él a través de la supuesta mediación favorable de EEUU (misión Haig). Explicábamos (yo pertenecía a la organización Política Obrera) que era inconcebible ganar la guerra en las Malvinas si en el continente se respetaban los intereses y negocios británicos (Banco de Londres, Shell, etc.). En esas asambleas en las que fui proscripto, se aprobaron todas las medidas en “solidaridad” con los combatientes, incluidas la apertura de listas de voluntarios para ir al frente…bajo la conducción militar de los genocidas Menéndez y Galtieri. 

Esta experiencia militante nunca la interpreté como algo “personal” con mis compañeres (con quienes compartí luchas posteriores ya como trabajadores de la salud). Lo que traté de volcar en el debate es el peso NEFASTO del concepto de UNIDAD NACIONAL, DE PATRIA, contrario al concepto de LUCHA DE CLASES, QUE DEBE DEFENDER LA INDEPENDENCIA POLÍTICA DE LOS EXPLOTADOS RESPECTO A LOS EXPLOTADORES, EN CUALQUIER CIRCUNSTANCIA. Por eso, recordé detalladamente dos acontecimientos muy importantes en la guerra de las Malvinas:

El 3 de abril de 1982 el Consejo de Seguridad de la ONU adoptó por mayoría la resolución 502, que coloca, como primer punto, la exigencia del retiro inmediato de las tropas argentinas de las islas, habilitando diplomáticamente al Reino Unido a usar la fuerza militar para imponer tal resolución, si la Argentina no la acataba. Como se sabe, los miembros permanentes del Consejo de Seguridad (EEUU, Reino Unido, Francia, URSS (ahora Federación Rusa) y China) tienen derecho a VETO de cualquier resolución. Los gobiernos “comunistas” (en verdad, stalinistas) de la entonces URSS y de China (que ya experimentaba un avanzado proceso de restauración capitalista), NO USARON ESE DERECHO DE VETO. Privilegiaron claramente sus intereses NACIONALES y sus negociaciones con el Imperialismo, que cualquier manifestación de solidaridad internacional con los oprimidos. 

El 7 de abril de 1982, la dictadura militar de Galtieri organiza un charter para fortalecer la UNIDAD NACIONAL en el acto de asunción del General Menéndez como flamante Gobernador de la nueva provincia llamada Malvinas. Viajan en el mismo, encabezado por el mismísimo general Videla, entre otros: 12 ex ministros de Relaciones Exteriores (Costa Méndez, el actual en ese momento, estaba negociando con Haig); el obispo de Lomas de Zamora, Monseñor Collino; el Presidente del Partido Justicialista, Deolindo Bittel; el Presidente de UCR, Contín; el presidente del FIP, Jorge Abelardo Ramos; H. Gutiérrez por la Sociedad Rural Argentina, y Hirsch por la UIA; los dirigentes sindicales Saúl Ubaldini, Jorge Triacca, Baldassini (Correos), Donaires (Papeleros) y Etchezar (Fraternidad). También viajan personalidades, de la talla del médico René Favaloro y de la profesora Elina Repetto. 

Estos hechos relevantes de la historia de Malvinas, fueron presentados por mí en el debate como un aporte habilitante a pensar la realidad desde la unidad internacional de les trabajadores, contra el “sentimiento/pensamiento” NACIONALISTA que dominó la guerra. No olvidemos que la propia Margaret Thatcher usó la victoria en la misma para fortalecerse, aplastando la resistencia minera y de otros sectores de la clase obrera inglesa, que lucharon contra la reconversión económica neoliberal. Cánticos como “el que no salta es un inglés”, o la apología de la mano de Dios de Maradona como revancha antimperialista en un partido de fútbol (¡ni hablar del fraudulento mundial del 78!), no sólo que no los comparto, sino que merecen mi repudio. Pienso que les trabajadores argentines tenemos mucho más en común con nuestros iguales ingleses (a quienes el capitalismo les extrae plusvalía y los explota), que con Vicentín, Bunge y Born, Arcor, Paladini, Techint, entre tantos otros representantes de la burguesía nacional. Calificativo este último (me refiero a “nacional”), cada vez más superado por el proceso creciente de globalización del capital. 

En el debate que siguió a la proyección del documental “NO SOMOS HÉROES”, hubo una deriva enriquecedora respecto a la interpretación del llamado proceso de “DESMALVINIZACIÓN”. Efectivamente, como bien aportara Rodolfo Caminos, los ex combatientes fueron ABANDONADOS en el proceso de agonía de la dictadura militar. Y el propio tema fue OCULTADO, especialmente la complicidad que tuvieron con Galtieri y compañía los partidos burgueses tradicionales y las centrales empresariales y sindicales. Recuerdo un reportaje a Raúl Alfonsín en Clarín, inmediatamente después de la derrota en la guerra, en el cual el hábil dirigente político capitalizaba los hechos, potenciándose como candidato en la interna del radicalismo que luego lo llevó a la presidencia de la nación. Sin embargo, todos recordamos el levantamiento carapintada golpista, que terminó con el “Felices Pascuas” de Alfonsín, las leyes de obediencia debida y punto final, y el argumento de que Aldo Rico y compañía eran “héroes de Malvinas”. Es decir, el “desmalvinizador” se “malvinizó”. Pongo de relieve este oportunismo político, porque forma parte de la práctica falsamente épica de la política nacionalista burguesa la mitología patriótica (también se usa mucho lo religioso), como recurso para someter a los explotados a la conducción de sus explotadores. Las contradicciones de clase se borran y la “unidad del campo popular”, o su extensión a la “unidad latinoamericana hacia la patria grande”, no define QUÉ CLASES SOCIALES Y CON QUÉ PERSPECTIVA PROGRAMÁTICA están interesadas en una potencial lucha anticapitalista y antimperialista, dejando lugar a los burgueses vernáculos que, asociados con el capital extranjero en una trama única globalizada, son los que en realidad gobiernan. Esta es la realidad de los diversos gobiernos (aún con sus diferencias y matices), que se sucedieron en el siglo XXI en Argentina y en toda América Latina. 

En el epílogo de su valiosa obra, Carlos nos dice: “Malvinas, 40 años después, es una ocasión fenomenal para volver a enamorar a millones y millones de pibas y pibes de la historia argentina”. Me permití señalar en el debate que para que ese enamoramiento no sufra las vicisitudes del “amor romántico”, el amor a la historia debe ser también “deconstruido”, haciendo un riguroso inventario en el que debe primar la VERDAD, los HECHOS. Desmitificar el nacionalismo y la patria es también colocar a las y los próceres en su contexto histórico, y no hacer de elles “dioses del Olimpo argentino”, cualquiera fuera la corriente del nacionalismo vernáculo. Así, las pibas y pibes podrán superarnos, construir su propia lectura de la historia, y hacer la propia, la que seguramente deberá tener millones de héroes colectivos, para poder avanzar hacia una sociedad sin explotadores ni explotados,. 

                              Fernando Gustavo Armas, militante de SOCIALISMO REVOLUCIONARIO

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