por Oscar Contreras
Aún no se cumple el primer año de gobierno de la camarilla ex juvenil y hemos visto con relativo asombro como el team Boric – Jackson – Vallejo pasó del discurso impugnador/refundacional al relato “responsable realista” re-legitimador del sistema de dominación y explotación. El ayer club de rebeldes tumbadores del “neoliberalismo” hoy se esfuerza, con devoción, en ser recordado tal y como se recuerda a Aylwin – Frei – Lagos.
Es necesario aclarar que el relativo asombro se debe a la velocidad de esta voltereta, a la falta de decoro y a la ética en la cual se ha desenvuelto y no representa asombro por el sentido y dirección de estas volteretas.
Boric ha sido quien ha capitaneado con orgullo este proceso y si bien en su historia podemos ver la constante del cambio de chaqueta, con o sin corbata, no podemos dejar de pensar en la vueltecita extraña que se dio cuando recibió la banda presidencial del “avisado” Piñera. Un rito circense que nos indicaba una de las características principales de su estilo y ética.
Vamos por alguna de éstas:
De la refundación a Carabineros al proceso modernizador de este aparato de brutal represión. Boric y Cía. ocuparon toda tribuna posible para parecer estar al lado de quienes, en las calles y en la organización, enfrentaron a los pacos exigiendo el fin de esta institución. Públicamente anunciaron que el cambio sería total y que se comprometían a dirigir ese proceso. Hoy no pierden oportunidad para, cual perrito faldero, salir en las fotos con el alto mando, respaldando a los pacos y suplicando el perdón por su “insolencia juvenil”. Hoy con guitarra como diría Chahuan, parece que es mejor tener de socios a los perros de presa que defienden la institucionalidad de la dominación, la misma que Boric y sus amigues, habitan.
De la camiseta NO AL TPP a la acelerada tramitación y firma del tratado, con las chivas de las irrelevantes 3 cartas laterales (sorry, side letters). El ahora team de los tratados de libre comercio, se guarda las convicciones que denunciaban la pérdida de soberanía, la profundización del extractivismo como eje del modelo depredador, la perpetuación de la subordinación a los intereses de las compañías transnacionales y saca en una voltereta de gimnasta nuevas “convicciones” sobre la necesidad de que el país se mantenga en el eje del modernizador libre comercio, es decir, cada día más aferrado a los intereses del imperialismo y salvaguardando los intereses del gran capital.
De la (otra) camiseta con el ajusticiamiento digno y necesario a Guzmán y la exigencia de libertad a las y los prisioneros políticos, a las disculpas rastreras y excusas humillantes por los escasos indultos. Boric, acompañado por Toha y Monsalve en su primera línea, se contornean al ritmo de los patrones y sus medios de “desinformación” para además de poner en entredicho una de sus promesas constitutivas (el compromiso por la libertad de todos y todas las presas políticas del alzamiento popular de octubre y el castigo a los culpables de las violaciones a los DD.HH, de ahí el “Piñera dese por avisado”) ir avanzando en un arsenal de leyes y políticas represivas que intentan preparar al Estado para apagar futuros (esperamos, por nuestra parte, que además sean próximos en el tiempo) alzamientos populares y rebeliones, el estado contrainsurgente parece ser estar más fuerte ahora con Boric que hace un para de años atrás.
De el fin a la militarización del wallmapu y las fotos con comuneros mapuche a el record de prolongaciones de estado de excepción constitucional en el territorio mapuche. Este gobierno que prometía atender a las causas profundas de la opresión contra el pueblo mapuche, destaca por mantener y profundizar la militarización y el intento de copamiento represivo en territorio mapuche. En lugar de libertad y reconocimiento, requerimientos, ocupación militar y represión.
Las volteretas de Boric sin embargo mantienen un eje único. ni siquiera solamente desde su firma en el pacto del 15 de noviembre, sino desde la constitución del Frente Amplio. Este eje ordenador es aquel de ser un dispositivo político “renovado” para la mantención de la dominación de la clase donde nacieron y pertenecen.
Con este fin recurren al discurso progresista y de transformaciones “responsables” cuando así lo requieren (en la situación de ser el ala “izquierda” y rebelde que atrae y copta a sectores del movimiento popular), presentarse como “alternativa” al fascismo (ya sea del Kast o de cualquier otro) o para “demostrar” que la lucha es por vías institucionales. Este discurso y pose progre inclusiva se transforma apenas lo estiman necesario en relato y políticas restauradoras del viejo orden de explotación y dominación capitalista.
Hoy en el gobierno son los guaripolas momentáneos del plan para perfeccionar un estado policial y contrainsurgente, esta es la estrategia de fondo que tiene la burguesía y el conjunto del bloque en el poder para enfrentar el actual ciclo de lucha de clases, si no son capaces de cerrar a su favor este ciclo a través de su plan constitucionalista.
Además de la utilidad para el bloque en el poder de las volteretas de Boric, es necesario destacar un carácter personal de este. Boric quiere, necesita, añora, ser querido y destacar. De alguna manera recientemente lo expresaba (en su arista colectiva) Jackson al afirmar que este gobierno pasaría a la historia y dejaría un legado. En esa vía va el segundo intento constitucionalista, sueñan que ese pacto lleve sus firmas. Volviendo a Boric, él se constituye en un camaleón que a través de volteretas se camufla con quienes vayan pareciendo ganadores. Apenas ayer era una (muy mala) caricatura de Allende, con abusivo uso de lentes de por medio, intento de discursos épicos pero con profundidad de charco de lodo, anteayer nada más disfrazado de inclusivo cuando le parecía necesario, hoy “estadista” a lo Aylwin (reconciliándose con su papá y su legado democristiano) en la senda de hacer todas las negociaciones posibles para mantener el orden de los patrones, no dudará ni un segundo (tal como aquel) en hacer un llamado a las botas y bayonetas si su plan de desmovilización y derrota popular no logra el objetivo de la pacificación institucional.
Boric quiere ser querido y recordado, para eso se esfuerza. No tiene lealtad personal alguna, prontamente removerá de sus puestos gubernamentales a quienes reciencito destacaba como personas necesarias para su programa. Lo hará para intentar acomodarse más en el salón de los retratados de la historia de la dominación. Sueña con su estatua en la plaza de la constitución. Quiere ser querido y recordado, su falta de lealtad le impide ver que, si no cumple su misión restauradora del orden, sus patronos se desprenderán de él cuando lo estimen necesario, utilizando tal vez una acusación constitucional que él mismo ayuda a construir.