por Jorge Gissi
1.- Enrique Pichon Rivière: mi Argentina y nuestra psicología
Enrique Pichon Rivière fue y es un milagro. Sucedió en Buenos Aires, donde llegó en 1910[1]. Pero antes en Ginebra donde nació (1907), antes aún en Francia donde vivieron sus dos padres, después en Chaco donde aprendió el guaraní antes que el castellano, de allí pasaron a Corrientes. En la adolescencia estuvo seis meses en Rosario, para aterrizar en B. Aires, teatro principal, donde aconteció y explotó el milagro.(Continuó aconteciendo y continuó explotando, en una espiral dialéctica de culturas y lenguas, países, grupos, artes, ciencias, experiencias, proyectos y creaciones). Sí, Pichon fue y es, en la afortunada expresión de Fabris, un “viajero de mil mundos” (Fabris 2007).
En la segunda mitad del siglo XX y primera mitad del siglo XXI, (verdadera “futurología”) la explosión del milagro se expandió a Montevideo (y Lautreamont), a Chile y Brasil, a Francia en sus visitas y enseñanzas a Bretón y Lacan (sí, a Bretón y a Lacan : ver Fabris 2007 p.175-176),y a toda América Latina.
Este “milagro en Buenos Aires” es pariente del de Vittorio de Sica y Zavattini (“Milagro en Milán”): enseña a cuestionar, a amar y a volar.
Permítaseme un párrafo del impacto en mí, cerca de 1970 (sin que yo supiera entonces que era un impacto ni que era un milagro). “Estrategias para sobrevivir en Buenos Aires” se titula un libro de Alfredo Moffatt; en un mesón, lo hojeo, lo compro y lo leo. Introyecto el pan y el vino (rito judío y precristiano) a través de uno de los “hijos” de Enrique. Luego encuentro y leo “Buenos Aires: vida cotidiana y alienación” de Juan José Sebreli, busco y encuentro a Moffatt y Sebreli, ambos se habían leído, luego la revista Crisis (de E: Galeano, V. Zito Lema y tantos otros), después otros que también llegaron a ser mis amigos y maestros: Miguel Grinberg con “La nueva revolución norteamericana” y su creación, edición y venta (por él mismo) de las revistas “Contracultura”, después “Eco Contemporáneo”, después “Mutantia”, después la ecología…
Encuentros amistosos luego con J. Carlos Indart, sociólogo y después semiólogo discípulo de E. Verón, con Carlos Okada y su encantadora esposa en Misiones (donde solo los vi una vez, tengo el hermoso cinturón de cuero que me regalaron), después más encuentros con Moffatt, hasta el gran descubrimiento de Joaquín Pichón-Rivière hace pocos años. Debo agregar (incluso! ) algunos curas: Federico Aguiló en la escuela de Antropología de Salta, Carlos Saracini de los pasionistas, Raúl Morello, cura de las calles. Los filósofos Arturo Roig y Enrique Dussel, de Mendoza … y tantos otros.
Y especialmente mis amigos mendocinos: Fernando González Soler y Teresa Yáñez con sus hijos., Enrique Pujol y Chicha con sus hijos, Rita Ferretti, Benito Parés y Mónica con sus hijos. Todos del “partido” pichoniano, de diversas formas y en diferentes grados, todos de la “iglesia” (“ekklesia”=asamblea) pichoniana, todos del gran movimiento cultural (como el de Freud) que Pichon inició, organizó, amplió.
2- Algunas luces de Pichon en lo epistemológico, teórico, técnico y vital
Un momento. Acallemos lo íntimo y personal: pongámonos leve y brevemente el sombrero de “académicos” (“akademos”: bosquecillo de Atenas en que el club de Sócrates y Platón dialogaba, igual al “Cafetín de B. Aires” de Discepolo…) . Pichon ha sido uno de los principales pioneros en la historia de la psicología en America latina y en el mundo (Roudinesco 1998): sobre el paso de las terapias individuales a grupales, sobre el paso de las terapias a la prevención y salud pública mental, sobre la des-estigmatización de la locura y de los “locos” (de aquí la resemantización positivo-poética-crítica de Horacio Ferrer y A. Piazzola “Balada para un loco”), en la explicitación y elaboración de la hermandad entre artes y terapias, en la integración transdiciplinaria concreta, en hacer en A. Latina una psicología para y desde y con los latinoamericanos, en juntar la “psicogiene y la psicología Institucional” (Bleger 1900) con la educación crítica (“enseñaje” lo llamaba Enrique — según recuerda Joaquín– a la espiral dialéctica de enseñanza ß àaprendizaje en su prólogo, en Fabris 2007 p.35), relacionando la cogestión educador ß à educando en que todos somos ambos polos oscilantemente (Paulo Freire 1995). Así, para Pichon como para Freud, Fromm o E.Erikson, no hay una “alternativa” entre la psicoterapia y la re-educación,que es mezcla entre la clínica y la psicología social. Al contrario: son “ilusiones de alternativas” (Watzlawick 1990).
Así, él escribe:
“la psicología social a la que apuntamos se inscribe en una crítica de la vida cotidiana” (E. Pichon 1978, vol. 1, p. 205)
Lo destaca también Leo Rambaut (2002 p.79), al señalar que
“Pichon-Rivière reemplaza muchas veces el adjetivo ‘terapéutico’ y prefiere ‘corrector’”.
Pichon anticipa también el actual “boom” norteamericano de la “psicología positiva”, que pretende como una novedad poner más énfasis en los aspectos “positivos” que “patológicos” o “negativos” de la psique, como si ello no lo hubieran ya enseñado Buda, Confucio y tantos otros. Escribe:
“El mejor medio didáctico para formar psiquiatras es que la tarea esté centrada, no en la enfermedad mental, sino en la salud mental”. (E. Pichon 1978, vol. 1, p.39).
La fluidez entre lo “enfermo” y lo “sano” es omnipresente, pues está dada por el sufrimiento, dimensión ontológica al ser humano (y que Pichon como Freud, como Discepolo y como Atahualpa Yupanqui, conocieron de cerca). Pero es también ontológica la dialéctica individuos-familias-comunidades-sociedades. Por ello un capítulo de El proceso grupal (1978) se títula: “Tratamiento de grupos familiares: psicoterapia colectiva”. Así él anticipó la “sistémica”, pero no solo la microsistémica familiar sino también la(s) sistémica(s) grupal(es) y la intersistémica micro-macro. El grupo operativo pone énfasis en la acción y en la comunicación no verbal: aquí Pichon integra la gestalt y el psicodrama (que tan fecundo habrá de ser en Argentina):
“…llegando con la acción al role playing (base de la psicoterapia de Moreno)” (E. Pichon, 1978 p.135).
E integra centralmente también a Lewin (ibid p.128 y 137), además de G: Mead, por los roles, la “interacción simbólica” y el “dialogo de actitudes”; a Laing por la crítica a la seudopsiquiatría manicomial autoritaria, por la ya referida des-estigmatización de la locura, por la participación de los pacientes como coterapeutas, y por la consiguiente democratización de toda psicología crítica. Como si lo precedente fuera poco, su psicología macrosocial incluye las perspectivas histórico-dialécticas de Marx y de Sartre, así como “el hombre en situación”,el “proyecto existencial” y “la mirada del otro” del segundo. En el aquí-ahora gestáltico :
“En cada ‘aquí-ahora-conmigo’ en la tarea se opera en dos dimensiones, constituyendo en cierta medida una síntesis de todas las corrientes” (E. Pichon 1978 p.128).
Esta “síntesis de todas las corrientes” la había iniciado con la comparación integradora de Freud, Adler y Jung (Fabris 2007 p.55-56), pasando luego a la integración Kleiniana, gestáltica, sistémica, Mead, Lewin, Moreno, Laing y Sartre ya referidos. El viaje del individuo al grupo, de lo intrapsíquico a lo interpersonal y del psicoanálisis a la psicología social es una síntesis crítica y creadora de todos los autores anteriores(y de otros), y se expresa en su teoría del vínculo:
“La teoría de la relación de objeto solo tiene una dirección, mientras que la teoría del vínculo señala relaciones múltiples, es un desarrollo psicosocial de las relaciones de objetos que hace comprensible la vida en grupo. (…) El vínculo es siempre un vínculo social” (cursos de E.Pichon de 1957-1957, citados en Fabris p.253. También ver Taragano 1985).
Así, los vínculos se ligan con campos internos-externos, y estos con grupos, instituciones, roles, comunidades y procesos históricos.
Como bien señala Fabris:
“Pichon trabaja las siguientes contradicciones, que considera no antagónicas:
teoría-praxis
conducta-conciencia
consciente-inconsciente
psiquis-soma
individuo-sociedad
pasado-presente-futuro
constitucional-adquirido
percepción-conducta” (Fabris 2007 p. 258-259).
Esta excelente síntesis puede aún ser matizada, dada la insistente compulsión a la repetición de ilusiones de alternativas, pensamiento y sentimiento arcaico que sigue preguntando: ¿cuál es el autor verdadero?, ¿cuál es la teoría buena?, ¿de qué escuela o corriente eres tú? Estas ilusiones de alternativas son herencia y causa de sectarismo, hijos de “¿cuál es la religión verdadera?” Otras falsas antinomias a sintetizar críticamente en psicología y ciencias humanas son: (parcialmente desarrolladas en Gissi 1993, p.118 ss).
Intrapsíquico – interpersonal
Cognitivo – conductual – afectivo
Personalidad – síntoma,
Psicología clínica – psicología sociocultural
Personalidad – situación
Cambio terapéutico – cambio cultural
Comunicación verbal – comunicación no verbal
Terapia – prevención
Biopsíquico – espiritual
Psicoanálisis – psicosíntesis
Psicología Arte – psicología Ciencia.
Estas falsas antinomias han sido y siguen siendo ilusiones de alternativas tanto en lo (seudo) teórico como en lo práctico y técnico, la deficiencia intelectual de los países neoimperiales lleva ya más de un siglo al respecto, Pichon y la psicología latinoamericanista quiere, puede y debe trascender tales miopías epistemológicas.
Pasamos ahora brevemente a la psicoestética del maestro.
- Psicoarte y Psicoculturas,
“Personalmente, considero que mis contactos con la cultura guaraní, mi conocimiento de los quilombos y de la vida nocturna de B. Aires, como mis estudios sobre Lautreamont y Artaud y mi amistad con Roberto Arlt, por ej., me han sido muchas veces tan útiles para enfrentar la enfermedad como mis conocimientos sobre Freud o la medicina en general” (E. Pichon en respuesta a Zito Lema, 2006 p.80).
“He aprendido más en general de los poetas que de los psiquiatras; también aprendí mucho con los tangos, especialmente con los de Discepolo: ahí está, poéticamente condensada, la filosofía de la vida cotidiana”. (Ibid 2006 p.162).
La vida científica, profesional y social de Enrique es un arte. Su vitalidad lo hizo subordinar el logos deductivo o inductivo, empirista o racionalista, clásico o moderno, a la praxis: la dialéctica acción-pensamiento-acción. En la creación de grupos, terapias y estilos, con una pedagogía crítico-cultural-terapéutica—ética-estética de la vida cotidiana. Su pedagogía fue terapéutica, su terapia fue pedagógica y ambas fueron artísticas y “artesanales”.
Dice Pichon:
“la creación es el mejor antídoto contra la enfermedad mental (…), es la aspirina contra la posible locura, es una acción profiláctica.” (Ibid 2006, p.118)
Como la crisis da lugar a la creación en todas las artes, y como la crisis histórico-social aumenta e intensifica las crisis existenciales, lo ilustra con acierto luminoso Fabris en varios capítulos (2007, por ejemplo, en p.64).
Pichon aprendió de Lautreamont, de Arlt y de Discepolo, y para que la cazuela o el asado fuera completo le agregó pintura, teatro, cine. Ningún arte le fue ajeno y su influencia había de expandirse en todas las arte-terapias, en la plástica de Joaquín Pichon R., en la compilación-edición que hizo Marcelo Pichon R. sobre los escritos de Enrique sobre Lautreamont, en la tangoterapia y en la mateada gaucha que desarrolló Moffatt (1997, cap. ‘la peña Carlos Gardel’).
Enrique dialectiza lo micro y lo macro, lo íntimo y lo social a propósito de los hermanos Discepolo:
“El estudio paralelo de la obra de ambos hermanos resulta de gran interés: Armando es el cronista del grupo primario a través de su hacer teatral y su trascendencia social es menor. Enrique Santos, en tanto, se convierte en el cronista de las vicisitudes e ideologías del grupo comunitario al que se ha incorporado; y es por su inmersión total en esta comunidad que puede captar lo que sucede en el presente y elaborar fantasías sobre el futuro, es decir, hacer predicciones acerca del destino del país. Mientras Armando asume el rol de portavoz del grupo familiar, Enrique Santos se convierte en el portavoz de la comunidad, a la cual se ha asimilado considerándose como un auténtico representante del país por su intensa identificación con las características del argentino. Por esta vía, su obra se hará trascendente y lo convertirá en el cronista de su época.” (Pichon 1975 p. 161).
En las conversaciones con Zito Lema (cit. 2006 p.60) destaca el retrato psicohistórico de “Cambalache”, tango clásico del que el propio autor no vaticinaría que habría de transformarse en el mejor diagnóstico de la crisis de la modernidad y postmodernidad (sobre las que tantos miles de páginas inútiles habrían de públicar los “países desarrollados” hasta entrado el siglo XXI).
Es que B. Aires, además de la crisis post-Hirigoyen y mundial, era “postmoderno” ya en 1935, y E.S. Discepolo la diagnosticó como habían hecho con sus propias crisis y revoluciones capitalistas del siglo XIX Balzac sobre Paris y Francia, Dickens sobre Londres e Inglaterra.
Pichon era triste, era pensante y le gustaba bailar (en Zito Lema, cit. P. 61). Discepolo había dicho que:
“…el tango es un pensamiento triste que se baila.”
Así pues, el tango iluminó y “curó” a Pichon y Pichon iluminó el tango. Pudo derivar en tangoterapia, y se entiende esa metáfora paradójica y folclórica de que:
“…Gardel cada día canta mejor”
De igual modo se comprende una placa a los pies de Gardel en su estatua de Chacaritas, que dice:
“…gracias Carlitos por haberme curado de mi depresión”.
En otra página maestra, Pichon observa sobre Chaplin:
“Para que se pueda producir acabadamente ese proceso creativo, es muy factible que haya a la vez, una determinación por el contexto histórico social (con sus relaciones de producción) que se articula con las necesidades más ligadas a la vida psíquica del sujeto, tal como son las necesidades de reparación. Tomemos un caso típico, Chaplin, un verdadero creador, y comprobamos, por sus sucesivas pérdidas y carencias, cuánta necesidad de reparación de sí mismo, de su mundo interno, tenía el artista. A la vez, y como emergente de su compromiso ideológico, entendemos cuánta necesidad tenía también de esclarecer las relaciones sociales. Así podrá elaborar esas obras completas, desde todo punto de vista, que son El pibe y Tiempos Modernos.” (En respuesta a Zito Lema, cit. P. 148)
Pero volviendo al último cuarto del siglo XX, las crisis de las dictaduras y la creación consecuente exigían el renacimiento de Pichon, la memoria, las identidades y las artes: el cineasta Fernando Solanas filma “Tangos, El exilio de Gardel”, antes había creado “Los hijos de Fierro”, rescatando la identidad gaucha, después creó “Sur”: no fue ni es solo el Sur de Homero Manzi y de B. Aires, fue y es también el Sur del mundo.[2] Es la cineterapia.
Solanas, Puenzo, Rocha, Diegues. Sanjinés, Eguino, Lombardi, Gutiérrez Alea, Wood y otros son el psicocine y el sociocine de nuestra A: Latina (lo que no es alternativo con la autonomía del arte ni con lo “specifico fílmico”).[3]
- Lo clínico es sociocultural y político y viceversa.
“El psiquiatra en general tiene todas las características de una personalidad autoritaria etnocéntrica…” (E. Pichon 1978 p.38).
“La psicología social ofrece una mayor capacidad operacional y la posibilidad de hacer accesible el análisis a grupos de personas que no podrían costearse un tratamiento individual. Es una “democratización” del psicoanálisis, y por lo tanto, lo hace más útil, más eficaz para la sociedad.”
Se manifiesta en Freud como en Buda, en Pichon como en Moffatt, el sufrimiento psíquico y sociocultural son dialécticos (las “neurosis”), así como son dialécticas la tristeza con la empatía y la creación. Por tanto, cualquier escuela de psicología en que la cátedra de “social” no se integra y dialectiza con la “clínica”, es una mistificación,una ingenuidad, o ambas. El subtítulo del libro más importante de Pichon lo señala con claridad, así como los títulos de los libros de Freud. Pichon explicitó lo que se ha desarrollado en las últimas décadas en A. Latina:
“Las conferencias internacionales deberán esclarecer los trazos que caracterizan cada cultura de los países intervinientes (…), la autoimagen de cada pueblo y la visión que poseen de los otros, las influencias que actúan predisponiendo la opinión pública hacia una mayor comprensión internacional o hacia un nacionalismo agresivo” (E. Pichon y A. Pampliega de Quiroga 2005 p.170)
La compleja y relevante relación entre psicología política y psicología cultural de esta cita, muestra también la relación de ambas con la salud mental nacional e internacional, del todo subordinadas en la práctica política predominante (pero no en las de Gandhi, Luther King ni Mandela) y casi del todo ausente en los curriculum de psicología.
Así, la psicología de la democracia provoca la democratización de la psicología. La psicología de la política creará la Política de la psicología. Estas espirales aproximarán las sociedades a la utópica definición de salud de la O:M.S.: “completo bienestar biológico, psíquico y social de las personas y comunidades.”
Fabris títula su capítulo 7 (2007 p. 201) “Del consultorio a la calle”.
Antes de tener 30 años, Pichón “descubrió” y a la vez “creó” la fútbol-terapia:
“A comienzos de la década de 1930 trabajé en el Asilo de Torres como practicante y utilicé el fútbol como recurso terapéutico grupal” (Fabris: cit. p.48).
Mucho después y análogamente, en la película “Atrapado sin salida” (de M.Forman), el personaje de McMurphy (Jack Nicholson) usaba el básquetbol y la pesca como medios psicoterapéuticos.(Libro de K.Kesey: Alguien voló sobre el nido del cuco).
Años después, cuando faltaron enfermeros en el hospital o cuando se comportaban estigmatizando pacientes, Pichon capacitó y formó como enfermeros a varios de los pacientes, subió la autoestima de la mayoría, democratizó la gestión y participación, disminuyó la inhibición y la “desesperanza aprendida”(Seligman), creando comunidades terapéuticas de vanguardia simultáneamente con los países ricos (ver Pichon 1978 p.130 y ss.).
Superó así el autoritarismo del psiquiatra y la psiquiatría con la democratización de la dialéctica entre participación, información y salud mental, con cambios simultáneamente cognitivos, afectivos y activos.Se anticipó a Franco Basaglia y su revolución maestra(no obstante sus errores).
Esto implica que también los profesionales universitarios tengan algo de democráticos, reapareciendo la cercanía Freud-Lewin-Klein-Moreno tocadas en el punto 2. El drama de la vida — con sus oscilaciones entre tragedia y comedia- – se transforma en drama terapéutico, y el drama terapéutico ayuda a los dramas de la vida (Pichon 1978 p.135). La terapia es necesariamente y en primer lugar solidaridad y empatía. Estas exigen la democratización y el manejo de la dialéctica “transferencia-contratransferencia”. Escribe:
“…asimismo la contratransferencia, porque la actitud del coordinador, que puede ver autocrática, laissez faire, democrática o demagógica, condiciona las reacciones del grupo frente a él”. (Pichon 1978 p.137).
El profesional sano tiende a la comunicación e interacciones democráticas, el insano no. Las relaciones interpersonales y sociales sanas tienden a la democratización, la aproximación democrática y democratizante tiende al respeto de todos. Enseña Pichon:
“La concepción asilar será reemplazada por la concepción de comunidades terapéuticas. Esta situación es lo que preveo para el futuro.” (1978 p.81).
En todo el mundo la psicología y psiquiatría comunitarias e institucionales han fomentado las comunidades terapéuticas. Pero con la actual crisis de occidente y de A. Latina, las comunidades terapéuticas también crean, y exigen, la terapéutica de las comunidades: el cambio sociocultural.
- Etnopsicología y Etnoterapias.
“Podría decir que mi vocación por las ciencias del hombre surge de la tentativa de resolver la oscuridad del conflicto entre las culturas. A raíz de la emigración de mis padres desde Ginebra hasta el Chaco, fui desde los 4 años testigo y protagonista…”(Pichon 1978 p.7)
“Aprendí a hablar perfectamente el guaraní; mi maestro fue el primer capataz que tuvo mi padre en la plantación”. (Pichon en Zito Lema, cit. p.23).
La experiencia existencial y la sensibilidad etnológica y psicoclínica-social de Pichon la llevaron a empujar y abrir las etnopsicoterapias en los espacios de la psicología latinoamericana y mundial. Sin ser antropólogo como M. Mead o Levi-Strausss, sin formalizarlo teóricamente como ellos o como Devereux, Pichon ligó el diván con la calle, abolió junto con otros al loco y al cuerdo, enlazó el fútbol con el baile, la poesía y las terapias, ligó intrínsecamente las neurosis con los problemas sociales. Este “viajero de mil mundos” no fue solamente un europeo ni un bonaerense ni un guaraní ni un autor famoso ni un marginal: fue todo eso junto.
De este modo, como “las vidas de Pablo Neruda” (Margarita Aguirre), Pichon tuvo también muchas vidas y muchas identidades que se integraron, y al no disociarse permitieron y crearon una identidad global rica, flexible, fecunda y polifacética. La identidad una y múltiple a la vez, permite y exige la aceptación del otro, la mirada con el otro, desde el otro y para el otro, la mirada etnológica y la mirada psicológica se implicaron. La “otredad” es la legitimación de la diferencia en el seno de la mismidad. Psicoanalíticamente también yo soy otro(s), como sabemos, y como lo enseñaron Rimbaud o Borges (“el otro, yo mismo”).
Toda relación de dos personas implica siempre dos (y más) culturas y subculturas. Diversas subculturas se cruzan y superponen, chocan y convergen en una misma persona y en una misma cultura (relativa). Por tanto, el buen manejo contratransferencial implica flexibilidad en las “alianzas móviles”(Minuchin), con el padre y con el hijo, con cada miembro de la pareja en conflicto.Se requiere una “parcialidad multidirigida”(Boszormenyi-Nagi). Hay complejas relaciones entre psicoterapia, contratransferencia-transferencia y subculturas (Gissi 1992).
Cuenta Moffat sobre Pichon:
“ ’Vos sabés que entendí el concepto de la angustia de muerte en Heidegger cuando trabajaba con un grupo de boxeadores en el Luna Park, porque ellos están muchas veces al borde de la muerte por un mal golpe!’ El podía ir de lo más abstracto, lo culturalmente más delicada, a lo más inmediato, popular y concreto, sintetizaba a Heidegger con Monzón. Contenía toda la gama de los caracteres humanos, nos contenía a todos nosotros”. (Moffatt 2003 p.113)
La subcultura filosófica alemana y la boxística son lejanas, pero Pichon sabía el viaje entre esos mundos. Releamos los epígrafes: los aprendió desde la primera infancia.
Para Moffatt, como para muchos de los que lo conocieron, Pichon fue, más que un científico o artista, un maestro de la vida:
“Si me preguntan que aprendí de Pichon, no sabría exactamente qué pudo ser desde lo teórico, pero lo esencial fue imitar de él una manera de percibir y operar en el mundo…
Cierta vez estábamos en un bar, él con cara de distraído, como decía él, “de boludo”. Vino el mozo, apenado porque se le había muerto la vieja, le sirvió su cerveza con ginebra, Pichon notó que el tipo era correntino, de golpe le dijo una frase en guaraní y el tipo se acercó, le contestó bajito y le empezaron a salir las lágrimas. Nunca supe qué le dijo pero le permitió entender su dolor. El correntino terminó con un “muchas gracias, doctor”. Enrique no se lo dijo desde la solemnidad del médico, se lo dijo desde un viejo sabio…” (Moffatt 2003 p. 122-123).
Este Pichon correntino-guaraní, más viejo sabio que médico, enriqueció la mirada sobre las clases sociales, las épocas, las regiones, los trabajos y las subculturas de Argentina y A. Latina. El no tenía “obstáculos epistemofílicos” (Rambaut 2002 p.149), su riqueza epistemológica es también su riqueza “operativa” y existencial. Las etnopsicoterapias se des-cubren y desarrollan, en contra del “psiquiatra autoritario y etnocéntrico”, también gracias a él (Gissi S.,2011).
Sobre el “otro” cita a Sartre:
“Sartre abre el camino a la psiquiatría existencial cuando descubre en el cuerpo una triple dimensión, en lo que incluye la presencia del prójimo, su mirada, como un factor que lo constituye. El cuerpo es ‘bajo la mirada del otro’.”(Pichon y de Quiroga 2005 p.44).
La psicología cultural crítica, la etnopsicología y la psicopolítica entretejidas, nos han enseñado que la identidad negativa o ambivalente latinoamericana está formada y deformada por la mirada inferiorizante del cuerpo mestizo, indígena, negro o mulato, pobre, “cabecita negra” o “roto”. La principal terapia para latinoamericanos incluidos los terapeutas, será la terapia de comunidades, que relegitima a todos los otros que son los nuestros y que somos nos-otros. Estas etnopsicoterapias serán necesariamente, como enseñó Pichon, psicohistóricas y psicopolíticas (Moffatt 1997, Gissi 2006).
Bibliografía citada o referida.
Bleger José (1980): Psicohigiene y psicología institucional. B. Aires: Paidós.
Freire Paulo (1995): Pedagogía del oprimido. Varias Editoriales.
Fabris Fernando (2007): Pichon-Rivière. Un viajero de mil mundos. B. Aires: Edit. Polemos.
Gissi Jorge (1992): “Psicoterapia y contexto cultural”. En libro Integración en Psicoterapia, Roberto Opazo ed, Stgo: CECIDEP.
Gissi Jorge (1993): “Psicoterapias y psicología comunitaria”. En Educación superior en salud mental. Ed: Juan P.Jiménez y R:Florenzano. Stgo: C.P.U.
Gissi Jorge (2006): Psicología e Identidad Latinoamericana. Stgo: Edic. U. Católica.
Gissi Jorge y Sirlopú David (eds 2007): Nuevos asedios a la psique latinoamericana. Stgo: Edic. U. Católica.
Gissi Stefano (2011): “Etnopsicoanálisis del chamanismo en tres culturas indígenas latinoamericanas” En revista Gaceta de psiquiatría universitaria, nº4, Stgo:Universidad de Chile, Diciembre 2011.
Moffatt Alfredo (1967): Estrategias para sobrevivir en B. Aires. B. Aires: Jorge Alvarez.
Moffatt Alfredo (1972): Psicoterapia del oprimido. B.Aires: Ecro
Moffatt Alfredo (1997): Socioterapia de los sectores marginados. B. Aires: Humanitas.
Moffatt Alfredo (2003): En caso de angustia rompa la tapa. B. aires: Astralib.
Moffatt Alfredo (2007): Terapia de crisis. La emergencia psicológica. B. Aires edición del autor.
Pichon-Rivière Enrique (1978): El proceso grupal. Del psicoanálisis a la psicología social. 3 tomos. B. Aires: Nueva Visión.
Pichon-Rivière Enrique (1975): Teoría del vínculo (comp. Por Fernando Taragano). B.Aires: Nueva Visión.
Pichon-Rivière Enrique (1992): Psicoanálisis del conde de Lautreamont (comp. por Marcelo Pichon-Rivière) B. aires: Argonauta.
Pichon-Rivière Enrique y Ana P. de Quiroga (2005): Psicología de la vida cotidiana, B. aires: Nueva Visión.
Rambaut Leo (2002): Diccionario crítico de Psicología Social. Según la teoría del dr. E.Pichon-Rivière. B. Aires: edición del autor.
Roudinesco E. y Plon M.(2000): “Pichon-Rivière E.” en Diccionario de Psicoanálisis. B. Aires: Paidós.
Watzlawick Paul et al.(2001):Teoría de la comunicación humana.Barcelona:Herder.
Watzlawick Paul et al.(1998):Cambio.Barcelona:Herder.
Zito Lema Vicente (2006): Conversaciones con Enrique Pichon-Rivière: sobre el arte y la locura.B.Aires:Ediciones Cinco.
[1] El sr. Ernesto Gissi Verro, casual- causalmente escritor mediato de estas páginas, llegó allí mismo en los 30.
[2] Y también un viaje al Sur del Cuerpo: de la Cabeza al Corazón y de éste al Ombligo,concreción de la unión biopsicocósmica literal y total.
[3] También vale para los músicos, los plásticos, los escritores (Gissi 2003).
(este artículo apareció en el libro «Pichon-Riviére como autor latinoamericano» , de Fernando Fabris compilador.B.Aires: Edit.Lugar 2014).