El Rock dentro del contexto musical magallánico

por Roberto Hofer //

Magallanes atesora una escena musical que ha dado a luz a grandes talentos en una historia relativamente corta. En sus inicios, se influencia del intercambio interoceánico con grandes delegaciones de artistas europeos.

Primera piedra fundamental fue José Bohr, artista múltiple, triunfador en Argentina en pleno apogeo del tango y pionero del cine a nivel latinoamericano (años 30). Creó el “Himno a Punta Arenas”. En la cuarta década del siglo XX, Los Hermanos Barrientos proyectaron el género folclórico a nivel hispanoamericano.

A fines de los años ’60 surge el binacional Festival Folclórico en la Patagonia, que verá la eclosión de todo un movimiento “neofolclórico”, en una época de mucho movimiento musical a nivel de colegios y de festivales. Esta primera hornada de creadores tendrá reconocible influencia del folclor argentino (Alturas, Rocamalú, Yamán, Patagonia 4, etc.).

El género tropical se consolidó con discos de Los Tama (1968) y Los Trianeros (1971) quienes dieron sones cumbiancheros al «Himno a Punta Arenas» y fue todo un hit radial.

En primavera del folclor, una obra emblemática de expresión mayor e identidad musical será el “Canto a Magallanes” (1976), del Grupo Taller Alturas y Fernando Ferrer, seguida de “El Pionero”, que releva la inmigración chilota. Mención aparte: la Suite Selknam “Tierra Humillada” (1992), de Mauricio Marín.

PREHISTORIA DEL ROCK

El “rock and roll” como fenómeno planetario también influenció a Magallanes y alentó a los adolescentes a buscar nuevos espacios. Hitos: Elvis, el “Rock del Mundial”, revista Ritmo.

Los discos de vinilo se alzan como el formato musical más vendedor: gran influjo local de Discoteca Domic (long plays importados gracias al Puerto Libre) y de la magallánica Marta González Marnic, fundadora a nivel nacional de la Feria del Disco.

Impacto de la “Beatlemanía” tardío en Chile, y gracias al paso de marinos estadounidenses de la Operación Unitas sus temas en vivo fueron una primicia local. Sus películas hicieron furor.

En plena “Nueva Ola”, Punta Arenas recibió al rockanrolero norteamericano Dean Reed (1962), el cual desató una gran euforia.

En 1968, se presentó el “Hippie Show” de Ricardo García, con los Beat 4 y Los Tres Gigantes.

La movida rockera local surge en una escena nacional de incomprensión hacia sus cultores (estrafalarios, descarriados, drogos) como lo grafica una revisteril entrevista a Los Jaivas, de Patricia Politzer. Al final será una semilla que nunca germinó (según estudios de Fabio Salas, Tito Escárate, David Ponce).

Hito histórico: En los estudios de radio La Voz del Sur, el 27 de diciembre de 1967 el adolescente grupo Los Rebeldes bate un récord mundial con una tocata ininterrumpida de 74 horas 20 minutos, televisada en circuito cerrado en diversas tiendas del centro de Punta Arenas.

De su pionera propuesta surgirá una banda emblemática: los Encajes Blancos, verdadera institución en la Patagonia chileno-argentina en años de toque de queda (su núcleo fueron los hermanos Néstor y Eduardo Castro). Darán a conocer lo más granado del rock anglo de aquellos años de Woodstock gracias a su contacto con “El Ciruelo”, coleccionista internacional de música y primer hippie magallánico, de notoriedad nacional tras ser rapado por policías en la calle.

Los Encajes tendrán como sus eternos rivales al grupo Los Eslabones de Darwin, surgidos de las filas de la FACH con su líder Juan Muñoz Meza. En los ’70 habrá otras bandas de esporádica vida con fuerte influencia del rock argentino (Vox Dei, Charly, Pappo). En una de ellas figura Juan Carlos Muñoz Alegría, quien imprimirá su sello a toda una iconografía rockera local (afiches de recitales).

AÑOS SETENTA

En un contexto desprovisto de Internet, el interés por el rock llevó a sintonizar emisiones juveniles de radios argentinas como “Generación Exigente” desde Río Gallegos y “Desde el comienzo”, de Sergio Garrós. En AM local, “Mi música, mi tiempo” y “Alto Voltaje” con “Checho” Aguilante en Radio Polar; “Círculo joven”, de radio Presidente Ibáñez; “Dios salve al rock”, de Radio Nacional, donde coleccionistas llevaban sus discos para que los tocaran.

La juventud se nutre de rock a través de la única grabación en casete que corre de mano en mano de algún vinilo traído del lado argentino y revistas Ritmo, Musiquero, Pelo y Expreso Imaginario.

Un acontecimiento durante el Sábado Santo de 1975 fue el polémico recital “Opera Rock: La Biblia” (de Vox Dei), desde el altar del Santuario María Auxiliadora del conjunto musical Resto de Siglo.

Desde el lado argentino, Los Jaivas visitaron la región con shows el 11 de enero de 1976 y el 17 de mayo de 1976. Esos años también vienen: Alas, el grupo bonaerense Ácrata y Millantún.

AÑOS OCHENTA              

El rock magallánico sigue su camino en los ’80 con una escena alicaída, con la excepción de los festivales salesianos M.A.M. y Halloween (rebautizado como, Fesbo).

Y resucita con “Jesucristo Superestrella” (1985), en los gimnasios del Liceo San José e Instituto Don Bosco, en Semana Santa con: Luis Santana (Jesús), Tito Beltrán (Judas) y María Isabel Sharp (María Magdalena), además de la participación de Miguel González, Julio Harambour y Julio Milostich.

Otra influencia ochentera la expresa  “Nosotros tenemos rock”, encuentro liceano de rock latino (1986) en el gimnasio Instituto Don Bosco.

En la segunda mitad de la década, alentados por el rock latino verá la luz Estado de Coma, que graba un demo de difusión radial, y del cual surgirá La Fuga, pioneros en uso de bases programadas y en aparecer en la televisión local, además de Sábado Taquilla, creando material original.

Aquí asomarán valores regionales en bandas nacionales: Alfonso Feeley (Bandhada, Cinema) Rodrigo Leiva (Aterrizaje Forzoso). Son años de bombardeo televisivo y «taquilla», y se suceden las visitas: Los Prisioneros, Engrupo, Miguel Mateos y Zas, GIT, Soda Stereo, Enanitos Verdes, Los Pericos, Virus, etc.

Mención aparte: Nebbia-Baraj-González.

Germina una camada de bandas de cover, entre ellas las Nenas del Rock y las Cuore.

En 1987 Néstor Castro (Encajes Blancos) cumpliría junto a Eduardo su sueño de crear una academia forjadora de talentos rockeros: El Laboratorio.

AÑOS NOVENTA

Florece la música alternativa con Critters, Tequila y Azul Melba (banda de Koko Stambuk). Son años de recitales (“Rock en Punta Arenas”, febrero 1995) con un sonido local propio y diverso de la mano de bandas funk, reggae, metal pesado, punk, y que quedó graficado en dos compilaciones regionales de rock. También se mueve la escena hip-hop (3D) y jazz (Tul K’amal Trío, Vitoco Díaz Trío).

En música electrónica resaltan los aportes de Lluvia Ácida, Sergio Pérez Bontes y Carlos Flores.

Otros hitos son primeros estudio de grabación: Audioarte, 3-40, la labor de Harijan Records y Ultra estudios. Se los comerá la crisis de 1998. Ojo con una frase en ese entonces del músico Tito Sepúlveda, precursor de la movida de los primeros estudios: «es difícil recuperar el movimiento musical que se tuvo en los 70, es mejor entender que hoy en día a nadie le interesa la música regional».

Los años ’90 ven surgir primeros discos en autoedición, con una escena thrash, doom, death, grunge y metal clásico.

Primera grabación de rock regional «El Refugio» de Mantiza (disputada por un álbum que registró Ricardo Contreras). También graban Lluvia Ácida, Pensel, In Memoriam y La Bohemia.

Cuatro Letras edita disco en 1999 (teloneros de Chancho en Piedra y Gondwana). Sus ex miembros dan vida a Matafari, Makumba y colaboran en diversos proyectos.

En 1999, el proyecto “Semillero Rock”, con apoyo del Fondo Regional de la Cultura y Patrimonio (Forcap) formó a más de 30 jóvenes y editó un casete.

También brilló la “Antología Rock Mag” (2001), recopilatorio del sello Harijan Records (Fondart).

METAL 

Otra vertiente rockera es el “heavy metal” con referentes locales como Overthrow, Glamour, Bestial Christian y Astathot.

Los recitales Pingüi Metal parten en septiembre de 1991 en el gimnasio San Miguel. Allí ven la luz: Decibélica, Purgatory (padres de Screen Hagen), Infidel (cuyos miembros dan paso a Vástago, Lluvia Ácida), Dehumanize y Overthrow (base de Hielo Negro).

Overthrow e Infidel aparecen en el tomo I de “Retrospectiva al Metal Chileno” de Andrés Padilla, editor de revista Grinder

Frozen, liderados por Ricardo Palma, componen su propia música al igual que Screen Hagen.

Años después Nienor cultiva “gothic doom metal”, y hoy la lleva Totten Sorak, fiero power trío “Death-Thrash-Hardcore”.

NUEVO SIGLO

Grandes “golondrinas” rockeras llegan a la región: los legendarios Il Balleto Di Bronzo (2001), el grupo nacional Ergo Sum (2003) y la banda mexicana de rock progresivo Cast (2004), traídos por Claudio Fierro.

Destacan el grupo regional Zoom Abstraction y su disco «Grito al Aire» (2006), e Infernal Doom que parte recreando el sonido de los Floyd.

Van apareciendo bandas emergentes: Rottweiler, Icarus Gasoline (consagrados en MTV), Unabomber, Sindromestiza, Camino de Tierra, Cerámicos, Perro Muerto, Riverbes, Ramenami, Volantín de Acuarela, Pusher, As de Oros, Porrego’s Blues, Cóndor, etc.

Otros asiduos visitantes a la región dejan huella: Sexual Democracia, Jorge González, Javiera Parra, Los Tres, Manuel García, Pedro Aznar, Lucybell, Los Bunkers, León Gieco, Juan Carlos Baglietto, Lito Vitale, Nan, etc.

También están los magallánicos que hacen patria afuera: Hielo Negro; Matías Saavedra Fierro (Úmano), tecladista de Julieta Venegas; Diógenes Matus Valin (Moby Dick, Francis), Freakzion, Andrés Varnava Torres (productor de Lollapalooza Chile). Mencion especial: Víctor Biskupovic Iturriaga (Q.E.P.D.) puntarenense virtuoso de las seis cuerdas, reconocido en Chile y Valdivia, líder de Graffiti Blues y quien grabó disco con Sexual Democracia.

En 2013 se da el vamos a Patagonia Clandesta Festival en el Kilómetro 12 Norte y ese año nos visita el primer “rock star” anglo, Bobby Kimball (Toto).

A 40 años de su edición, se rinde un homenaje local a “Dark Side” de Pink Floyd con “The A Project”.

La expresión rockera no conoce techo con el Patagonia Horror Open Air Metal Fest y el Punta Arenas Rock Open Air (2013).

En enero 2014 la tocata “Max Steel’s Beach Rock Party” rockea a lo ancho de la Costanera del Estrecho. 

En 2015, surge como referente el festival rock Tolwe Aike en el Parque María Behety.

PROVINCIAS

Natales aporta incipientes rockeros en los ’60: bandas de covers Los Ciclones, Los Lark, Sonido 71, Área 12, etc.

Por 1992 circula el fanzine “Death Attomic” de fanáticos del metal extremo. Allí parte el movimiento con Vevillot y RDH, cuajando en bandas Apoplexis, Silicosis y Salamandra.

El “Natales Metal Fest” desde 2014 posiciona a Natales en circuito death-thrash.

En la última década se abren nuevas expresiones con Guanaco en Llamas, Fagual, La Mórbida.

En Porvenir el guitarrista Álvaro Kalazich Álvarez cultiva escena con Mediaevil, de ahí War Beast, y se agregan El Círculo 6, MetalSelk y Cazadores de Almas. De ellos deriva el músico folk Sebastargo y Música del Fuego. Darío Pinto Peralta y Rony Provoste.

De raíces porvenireñas, trasciende la figura de Antonio Lulic, consagrado angloparlante en la escena musical underground de Inglaterra.

El trovador folk Mauricio Bahamonde abrirá la expresión más austral desde Puerto Williams.

EXTRAPOLACIONES

Hacer un libro fue seguir impulso de dar vida a algo que nadie aún se detenía a escribir, pese a que cada día el rock hace historia.

Hoy cobra especial relevancia en una plaza donde todo es leyenda, alimentado por Coloane, como parte de un destino prístino, singular y recóndito: todo lo que identifica a esta región genera interés.

Piezas discográficas nacionales de rock identificadas con Magallanes: Los Jaivas “Canción del Sur” (1977), Congreso «Los Fuegos del Hielo” (1992) y Fractal “La Memoria del Hielo” (1999).

La inmensidad de la Patagonia y su silencio que sobrecoge aportan nueva sonoridad (Joakin Bello).

Magallanes tiene una escena bien constituida, hay más espacios, cuesta menos grabar y las bandas se atreven hacia el sur de Argentina, tocatas en Santiago y regiones, se da la continuidad de bandas, pese a que muchos proyectos juveniles se desarman por irse a estudiar al norte. Pero en Santiago también se juntan otros

Hay bandas que intentan hacer algo distinto y trascender: Existe rock magallánico, hay varias bandas de calidad. Las letras ya diferencian del resto

Ni qué decir de las imágenes en video, clips de calidad que vienen desde los años ’90, con Iván González y Pensel, Rafael Cheuquelaf, Eduardo Velásquez, con voladas que nos llevan hasta la azotea del edificio Enap (In Memoriam para su DVD «Austroamérica Urbana», 14 de octubre de 2015). La iconografía de las portadas de los discos es otro elemento potente, que ayuda a marcar diferencias.

El rock es una música que, pese a haber cumplido más de 60 años desde que partió, va siempre con el ritmo de los tiempos y sigue vigente, y con mucha fuerza, “tiene mucho peso dentro del individuo o del grupo social” (Jaime Barría Casanova).

“El concepto de música chilena implica aspectos de identidad, que si bien hoy día tiende a ser más plural que antes, siempre apela a la idea de patrimonio”. En suma, un patrimonio sonoro, histórico que nos identifica como habitantes de un territorio, de un tiempo determinado, y que permanece en nuestra memoria, sea difundida por radio o no: “Música chilena como nuestro aporte artístico y cultural al mundo” (musicólogo Juan Pablo González).

(El autor de esta nota es autor del libro «Rock en Magallanes», editado en Punta Arenas, año 2015)

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