El pueblo porteño no estuvo «ni ahí» con el cambio de mando presidencial

por Guillermo Correa

En una jornada que había fue definida con características históricas, intentando en ocasiones incluso deslizar algunas similitudes entre la llegada al gobierno de Boric y la coalición Apruebo Dignidad con lo que representó la llegada al poder la Unidad Popular en los años setenta, pasó sin pena ni gloria en la ciudad de Valparaíso.

Como es ya característico cuando se realiza alguna ceremonia oficial en el edificio del Congreso Nacional este amaneció completamente enrejado en un perímetro de varias cuadras a la redonda, con un exagerado dispositivo de seguridad que impedía no solo el paso de vehículos sino también el desplazamiento y acercamiento de los peatones a dicho sector.

Teniendo en cuenta que el presidente electo Boric se desplazaría desde el Cerro Castillo en Viña del Mar junto a la comitiva ministerial pasadas las once de la mañana, a las diez y media comencé a recorrer todos los alrededores del Congreso Nacional para registrar el ambiente con el que se recibiría este cambio de gobierno y para mi sorpresa -pues esperaba encontrar una gran cantidad de porteños y porteñas con sus lienzos, pancartas y banderas al viento- pude observar todo el sector aledaño al palacio legislativo prácticamente vacío. Solo a la altura de la Universidad Católica, por Avenida Argentina en el Nudo Barón, había reunidas unas trescientas a cuatrocientas personas esperando el paso de la comitiva. Sorprendente era, en cambio, el gran número de uniformados y efectivos policiales ubicados en distintos lugares de la ciudad.  

Alrededor de las once y media fueron pasando las comitivas de automóviles precedidos por motoristas de Carabineros y después de un rato, por informaciones entregadas por los mismos uniformados, pude enterarme que el presidente electo había ya pasado a bordo de uno de esos vehículos, sin siquiera poder registrar la presencia de Gabriel Boric en alguno de aquellos automóviles con vidrios polarizados.

Mientras tanto, en otro sector de la ciudad puerto, específicamente en la Plaza Victoria, un grupo de compañeros y compañeras se auto convocaron a las 11 de la mañana para realizar una manifestación exigiendo la libertad de todas y todos los presos políticos sin exclusiones de ningún tipo. 

Desde allí marcharon hacia el Congreso Nacional por Avenida Pedro Montt, pero solo pudieron llegar hasta Avenida Francia ya que en dicho lugar había una “barricada institucional” conformada por rejas papales y un contingente de fuerzas represivas con sus carros lanza gases y lanza agua prontos a intervenir e impidiendo cualquier intento de acercamiento hacia el edificio legislativo. 

Se produjeron algunas escaramuzas entre uniformados y manifestantes, quienes al verse impedidos de acercarse al Congreso se desplazaron hacia la “Plaza dela Resistencia” o Aníbal Pinto, lugar en donde nuevamente fueron reprimidos por las Fuerzas Especiales.

Mientras al interior del protegido palacio legislativo las elites políticas se traspasaban el poder unas a otras, en las calles porteñas se reprimía a las y los manifestantes que exigían la libertad de los presos políticos. 

Así, con estas dos caras de la moneda, se desarrolló la “histórica” jornada del cambio de mando presidencial este 11 de marzo en Valparaíso, donde las porteñas y porteños no estuvieron “ni ahí” con acudir masivamente a participar en esta ceremonia republicana.

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