En 1994 se descubrió, gracias a una coincidencia, la cueva que posteriormente sería nombrada cómo de «Chauvet». Ella conserva cientos de dibujos y pinturas en las paredes, que han sido datados con una antigüedad de más de 30.000 años.
Un derrumbe de la entrada de la cueva, permitió que éstos se conservasen inalterados y con la apariencia de ser hechos recientemente. Tal era su estado de conservación que se pensó eran falsos.
El equipo de Wener Herzog consiguió un permiso especial para entrar a filmar las pinturas, que se muestran junto con comentarios y entrevistas a varios arqueólogos y personal relacionado con la cueva, llevándonos a través de un viaje onírico al interior de la montaña y de la esencia misma del ser humano.
Herzog, una vez más el genial bávaro ilustre, nos saca del mundo y nos lleva a una caverna maravillosa, para volver a arrojarnos en él.
EP