La brecha de género se manifiesta tanto en la dificultad de acceso a las pensiones, en el tipo de pensiones a las que mayoritariamente acceden y, ligado con este último aspecto, a su menor cuantía. En el Estado español las mujeres son mayoría de las personas perceptoras de pensiones no contributivas (el 80%) y de las provenientes del extinto seguro obligatorio de vejez e invalidez, en ambos casos de cuantía muy baja. Representan el 48,17% de las que perciben una pensión contributiva, pero ello se debe en gran medida en que suponen el 92% de las casi dos millones cuatrocientas mil personas que cobran pensiones de viudedad. Como una parte de las pensionistas de viudedad perciben también pensiones por derecho propio, es decir, basadas en sus cotizaciones, el 51,36% del total de las pensiones son percibidas por mujeres. Sin embargo, se registra la diferencia más elevada de la Unión Europea entre hombres y mujeres de entre 65 y 74 años (27, 2 puntos) en la cobertura de la pensión contributiva más frecuente y, en general, de mayor cuantía, la de jubilación, tal como se puede apreciar en el siguiente gráfico