por Vicente Serrano
Hasta donde me consta, el término biopolítica aparece en Foucault por primera vez en el año 1974, en una conferencia pronunciada en Río de Janeiro. Allí afirma: “con el capitalismo no se pasó de una medicina colectiva a una medicina privada, sino que ocurrió precisamente lo contrario, el capitalismo se desarrolló a finales del siglo xviii y comienzos del siglo xix, socializó un primer objeto, que fue el cuerpo, en función de la fuerza productiva, de la fuerza de trabajo. El control de la sociedad sobre los individuos no se operó simplemente a través de la conciencia o de la ideología, sino que se ejerció en el cuerpo y, con el cuerpo. Para la sociedad capitalista lo más importante era lo biopolítico, lo somático, lo corporal. El cuerpo es una realidad biopolítica; la medicina es una estrategia biopolítica” (1999b, 363-366). El contexto es bastante claro y presenta cierta continuidad con sus trabajos anteriores, pues guarda una relación directa con la consideración de la medicina como discurso. Por lo demás, el uso del término biopolítica no es tan sorprendente si establecemos su parentesco con el término bioética,[1] ya implantado en la década de los 70. Lo que le interesa a Foucault en este momento es señalar cómo hay toda una política que tiene que ver con los cuerpos y que esa política es precisamente propia del capitalismo, en cuyo seno la medicina, como un saber característico, pasa a ocupar una función de poder a la que denomina en ese momento biopolítica. Ha descubierto, además, que ese saber sobre los cuerpos se va a convertir en una herramienta esencial de gobierno, noción que en esta conferencia contrapone ya a la ideología, y que será central cuando la biopolítica se convierta en breve en una alternativa a las teorías del poder modernas.
Leer más