por Chris Marsden //
El siguiente discurso fue pronunciado por Chris Marsden, secretario nacional del Partido Socialista por la Igualdad (Reino Unido), la sección británica del Comité Internacional de la Cuarta Internacional, durante los últimos 20 años.
Marx repudiaba la premisa central del reformismo al extraer la lección fundamental de la Comuna de París de 1871. El primer intento de la clase trabajadora por tomar el poder en sus propias manos terminó en la matanza de hasta 20.000 comuneros.
Marx concluyó que “la clase trabajadora no puede simplemente apoderarse de la maquinaria estatal tal como es y utilizarla para sus propios fines”. El Estado moderno funcionaba como “el poder nacional del capital sobre el trabajo”, una “fuerza pública organizada para la esclavización social” y “un motor del despotismo de clase”. La clase trabajadora tiene que derrocar al Estado burgués y establecer su propio poder estatal, encargado de la “expropiación de los expropiadores”.
La historia del movimiento socialista revolucionario es la historia de la hostilidad implacable hacia los defensores del reformismo, de la constante denuncia de sus pretensiones y falsedades para romper su influencia en la clase trabajadora.
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