por Rolando Astarita
En notas anteriores, dedicadas a la acumulación y crisis capitalista, hice referencia a algunas de las principales explicaciones marxistas sobre las causas de la Gran Depresión. En particular, señalé que no existe evidencia de que la crisis se haya debido a una “compresión de las ganancias”; ni a “escasez de plusvalía”. Además, y contra una creencia establecida entre muchos marxistas, planteé que tampoco se observa una tendencia. más o menos constante, al descenso de la tasa de ganancia en la década anterior a 1929. Por eso, como alternativa, sugerí que la crisis de 1930 sería un caso de crisis por sobreproducción, o sobreacumulación, del tipo de las descritas por Marx y Engels. En esta nota amplío esta cuestión. Además, y desde el punto de vista del método, intento mostrar la necesidad de un análisis concreto, esto es, que incorpore las múltiples determinaciones que afectan el modo, ritmo, profundidad y extensión de cada crisis. Así, en esta primera parte de la nota destaco la crisis del agro en los 1920 – en lo esencial, también una crisis de sobreproducción – y su rol en la agudización de la depresión y propagación global de la misma. Esto es, intento un abordaje menos abstracto que explicaciones que reducen la causa de las crisis a la evolución, mecánicamente lineal, de una o dos variables (aunque estas sean importantes; véase aquí).