por Editorial de la Revista IV Internacional
El World Socialist Web Site está publicando una serie de artículos y declaraciones para conmemorar los 30 años de la masacre de la Plaza Tiananmen. El primero reeditado en inglés el martes de la semana pasada fue la declaración del Comité Internacional de la Cuarta Internacional publicada el 8 de junio de 1989 a solo cuatro días de la brutal represión, junto con una explicación introductiva. El segundo reeditado y publicado en español el 6 de junio de 2019 es la declaración del CICI del 22 de junio de 1989 que instaba a los trabajadores del mundo a salir en defensa de la clase trabajadora china en medio de un reinado de terror, que incluía arrestos masivos y ejecuciones públicas.
Hoy estamos publicando de nuevo el editorial del Fourth International titulado“El trotskismo y la revolución china” tomado del ejemplar de enero-junio de 1989 de la revista. El editorial es una condena del papel del pablismo, una tendencia oportunista que surgió dentro de la Cuarta Internacional tras la Segunda Guerra Mundial y que rechazaba el análisis de Trotsky del estalinismo como una agencia contrarrevolucionaria del imperialismo.
El CICI se formó en 1953 para defender el trotskismo ortodoxo contra la recaída oportunista de Michel Pablo y Ernest Mandel. Al hacerlo, salió en defensa de los trotskistas chinos que fueron aprehendidos en 1952 y detenidos durante décadas por el régimen del estalinista Partido Comunista Chino que temían que ellos llegaran al liderazgo de un movimiento de la clase trabajadora. Pablo denigró a los trotskistas chinos y detuvo la publicación de un llamamiento por su puesta en libertad.
El editorial también traza una línea contra los renegados del Workers Revolutionary Party (WRP) —Gerry Healy, Cliff Slaughter y Michael Banda— que se escindieron del CICI en 1985-86. Adaptándose a las mismas presiones políticas que los pablistas, contra los cuales ellos antes libraban una lucha principista, los oportunistas del WRP se solidarizaron todos ellos, de una manera u otra, con el estalinismo.
Como declaró el editorial: “La masacre de la Plaza Tiananmen ha expuesto de una vez por todas el engaño que el maoísmo representaba algún nuevo camino en la lucha por el socialismo y contra el imperialismo. Manchado de sangre, queda expuesto ante todos como un enemigo contrarrevolucionario de la clase trabajadora”.
La ulterior restauración del capitalismo en China, Europa del Este y las antiguas repúblicas soviéticas por las burocracias estalinistas ha confirmado definitivamente al estalinismo como una agencia contrarrevolucionaria del imperialismo, y ha expuesto a sus apologistas pablistas como sus agentes secundarios.
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