por Molly Finn
Cuando Bruno Bettelheim se suicidó en 1990, a los ochenta y seis años de edad, gozaba de un notable prestigio en diversos campos: como competente y sensible especialista en psiquiatría infantil, en cuya Escuela Ortogénica de la Universidad de Chicago cientos de niños con serias perturbaciones emocionales habían recuperado la normalidad; como experto en la crianza de niños en los kibbutzim israelíes; como sobreviviente de Buchenwald y Dachau, cuyas obras lo encumbraron al rango de autoridad sobre la vida en los campos de concentración, y como especialista en el tratamiento de niños autistas. Sin embargo, pocas semanas después de su muerte ese prestigio se vio seriamente amenazado. Antiguos alumnos denunciaron a través de la prensa que había creado una atmósfera de terror en su afamada escuela. Algunos académicos lo acusaron de plagio, y en varias esferas comenzó a hablarse de falsificación de antecedentes y pretendido rigor en sus investigaciones. El nacimiento y la decadencia de ese extraordinario prestigio es hoy objeto de dos importantes obras: The Creation of Dr. B: A Biography of Bruno Bettelheim, por Richard Pollak, y Bettelheim: A Life and a Legacy, por Nina Sutton.