por Alan Woods//
«Dondequiera que ha conquistado el poder, la burguesía ha destruido las relaciones feudales, patriarcales, idílicas; ha desgarrado sin piedad las abigarradas ligaduras feudales que ataban al hombre a sus ‘seres superiores’, para no dejar subsistir otro vínculo entre los hombres que el frío interés, el cruel ‘pago al contado’”. (Marx y Engels. El Manifiesto Comunista. Madrid. Fundación Federico Engels. 1996. p. 41).
“España conoció períodos muy florecientes, períodos de superioridad sobre el resto de Europa y de dominio sobre América del Sur. El poderoso desarrollo del comercio interior y mundial iba venciendo el aislamiento feudal de las provincias y el particularismo de las regiones. La fuerza e importancia crecientes de la monarquía española estaban entonces ligadas estrechamente al papel centralizador del capital comercial y a la gradual formación de una ‘nación española’”. (Trotsky. La revolución española y las tareas de los comunistas. 24 de enero de 1931).
Este año se celebra el 400 aniversario de la primera publicación de Don Quijote, la mayor obra maestra de la literatura española. La clase obrera, la clase que tiene el mayor interés en la defensa de la cultura, debería celebrar entusiastamente este aniversario. Fue la primera gran novela moderna, escrita en un lenguaje que los hombres y mujeres corrientes podían entender. Era uno de los libros favoritos de Marx y que frecuentemente leía en voz alta a sus hijos.
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