por Frank Gaudichaud
De una parte y otra del espectro político, casi todas las chilenas y todos los chilenos conocen el último comunicado de Salvador Allende, de donde proviene esta cita. Este discurso, llamado “de las alamedas”, es pronunciado el 11 de septiembre de 1973 –durante el golpe de Estado fomentado por el general Augusto Pinochet– por el presidente chileno electo en 1970. Allende se encuentra encerrado en el palacio presidencial de La Moneda, con algunos allegados y las armas empuñadas. Sabe que no saldrá vivo del edificio presidencial. En este último discurso a la población, Allende pretende dejar “una lección moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición” así como el testimonio “de un hombre digno que fue leal con la Patria”. A 50 años, como lo había predicho, el “metal tranquilo” de su voz continúa resonando y el primer presidente marxista democráticamente electo de la historia del Cono Sur sigue siendo una de las figuras centrales de la historia mundial de la izquierda en el siglo XX.