Peronismo y fascismo: el sorprendente caso del Movimiento Nacionalista Tacuara

por Julio Cortés

La admiración que profesaba el general Perón por Mussolini y Hitler es bastante conocida. Cuando Eva Perón visitó a Franco en 1947 el masivo público congregado frente al Teatro Oriente de Madrid coreaba: “Franco, Perón un solo corazón”.  La visita fue clave para ayudar a legitimar el régimen de Franco, que apenas ocho años antes había logrado vencer a los republicanos tras tres años de guerra civil y que había caído en descrédito desde 1945 por haber apoyado a las potencias del Eje en la segunda guerra. 

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Italia: 25 de abril de 1945, la resistencia partisana aplasta al fascismo

por David Broder

Italia celebra el Día de la Liberación. Pero el verdadero espíritu de la resistencia antifascista ha quedado oculto durante mucho tiempo. El 25 de abril, día festivo en Italia, marca el aniversario de la liberación del país del fascismo. Ese día de 1945, unidades de partisanos antifascistas liberaron los centros industriales del norte, Milán y Turín, de las garras de Hitler y de los leales a Mussolini, después de que las fuerzas aliadas arrasaran el país. Sólo tres días después, en un humillante epitafio al régimen de veinte años, los partisanos capturaron y ejecutaron al Duce y a su séquito, colgándolos boca abajo en el Piazzale Loreto de Milán.

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Cómo la versión italiana de la «política del mal menor» destruyó a la izquierda

por Fred Weston

Hay una enorme presión en la izquierda en los Estados Unidos para que salga en apoyo de Biden en las elecciones presidenciales. Incluso los exsocialistas de primera línea que nunca hubiesen contemplado votar por los Demócratas en el pasado han salido en manada a  explicar cómo «ahora las cosas son diferentes». La diferencia es, por supuesto, que «ahora nos enfrentamos a la amenaza del fascismo» en la forma de Trump. ¡Nunca se ha sembrado tanta confusión bajo el sol!

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El impacto del fascismo italiano en Barcelona: el centenario

por Soledad Bengoechea

Durante las primeras décadas del siglo XX, en Europa nos encontramos con el nacimiento de nuevas opciones políticas que presentan formas y contenidos desconocidos hasta entonces. El triunfo de la revolución soviética en 1917, y la constitución de partidos comunistas en todo el continente europeo a partir de 1920, no fue ajeno a ello. Como tampoco lo fue la oleada de revoluciones y huelgas que se produjeron entre 1918 y 1920. Por otra parte, las democracias parlamentarias experimentaban una crisis de legitimidad como consecuencia de su dificultad para satisfacer las demandas de la entrada de las masas en la vida pública. Todo ello constituyó el caldo de cultivo para este despertar de nuevas opciones políticas. La consolidación de la Rusia soviética llevaba a las atemorizadas clases económicas a solicitar el despliegue de nuevos mecanismos de protección que el Estado liberal, se decía, no estaba en disposición de proporcionar y que en lugar de la lucha de clases se imponía la colaboración entre las mismas. En definitiva, el corporativismo. Entonces fue cuando la izquierda dejó de tener el monopolio de la idea de cambio. Sus emergentes rivales propugnaban una transformación social, fascista, que apelaba a las emociones, no a la razón.

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Por qué el fascismo y el capitalismo no son enemigos

por Brais Fernandez //

 

En 1925, un diputado comunista llamado Antonio Gramsci se encaró en el parlamento italiano con el dictador Mussolini y otros fascistas. Eran los últimos momentos del parlamentarismo plural en Italia, aunque la democracia llevaba tiempo muerta. Lo curioso es que Gramsci dedicó su intervención a atacar una ley que prohibía la masonería

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