por Julio Cortés Morales
“Revuelta, insurrección, levantamiento, huelga general, rebelión, protesta, y muchas otras nociones por el estilo, constituyen un marco conceptual amplio, y no necesariamente ajeno a contradicciones, en el que es posible atisbar una relación no convencional con el tiempo histórico. Es como si cada una de estas nociones quisiera nombrar un momento de alteración de la concepción lineal y espacializada del tiempo, favoreciendo una experiencia no convencional de la historia y del ser en común” (Sergio Villalobos-Ruminott, Mito, destrucción y revuelta: Notas sobre Furio Jesi).
Excede los límites de este texto referirse en detalle al origen, usos y pertinencia actual de conceptos tales como Reforma, Revolución, Reacción, Contrarrevolución…lo cual es absolutamente indispensable y por eso mismo no lo enseñan en ninguna escuela. Por de pronto sólo diré que según la Real Academia de la lengua Española (RAE), el concepto de revolución es bastante más amplio y dinámico que los modelos francés y ruso que han impactado profundamente nuestra época: su primera acepción casi lo hace sinónimo de “revuelta”, al señalar que es la “acción y efecto de revolver o revolverse”. Luego, la define como “sublevación o levantamiento popular”, y en otra acepción como un “cambio profundo, generalmente violento, en las estructuras políticas y socioeconómicas de una comunidad nacional”.
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