El texto fue publicado originalmente el 1º de enero de 1916 en Turín, en el periódico Avanti!, donde Antonio Gramsci escribía regularmente la columna ‘Sotto la Mole’, dedicada a comentar desde la sombra de la Mole Antonelliana, principal símbolo arquitectónico de la ciudad de Turín, el discurrir de la vida turinesa.
Antonio Gramsci
Gramsci: Intelectuales, intelectuales orgánicos e intelectuales tradicionales
por Pasquale Voza
[El texto que presentamos a continuación es la traducción de tres voces o entradas contenidas en el Dizionario gramsciano, bajo la autoría de Pasquale Voza. Se trata de las definiciones de intelectuales, intelectuales orgánicos e intelectuales tradicionales, conceptos ampliamente vinculados a los movimientos sociales, sindicales, a la educación popular o alternativa, y que la academia retoma, por lo general, en el ámbito sociológico. El uso que reciben dichas categorías, en ocasiones adquiere una suerte de cliché o adorno discursivo, de tal manera que la aplicación del vocablo pierde su contenido teórico u organizativo-potenciador. Al ser así, la praxis de transformación se vuelve más susceptible al espontaneísmo que a la articulación efectiva para la conformación del bloque reivindicativo.
Manuel Sacristán sobre Gramsci
por Francisco Fernández Buey
Nadie ha hecho tanto por el conocimiento de Gramsci en España como el filósofo Manuel Sacristán (Madrid, 1925-Barcelona, 1985). Se ha dicho de éste que fue sin duda la figura más relevante del marxismo en España desde los años sesenta hasta su muerte en 1985. Y con el paso del tiempo esta afirmación resulta aún más verdadera. Sacristán editó, tradujo y presentó las obras más importantes de Marx, de Engels, de Lukács y de Korsch, además de introducir también en nuestro país a algunos de los más conocidos filósofos analíticos anglosajones. Pero de todos los clásicos marxistas de la tercera generación (si se nos permite hablar así) la ocupación de Sacristán con Gramsci fue la más constante y también la más problemática.
Sobre la recuperación de Maquiavelo por Gramsci
por Francisco Fernández Buey
Para entender la concepción gramsciana de la política como ética de lo colectivo hay que fijarse en tres aspectos. El primero y principal es la pasión (razonada) con que Gramsci defendió siempre la veracidad en política. El segundo aspecto es la comparación que fue estableciendo, en las notas de los Cuadernos de la cárcel, entre filosofía de la praxis y maquiavelismo. Y el tercero, su diálogo (tentativo) con el Kant del imperativo categórico en el contexto de una interesante discusión sobre irrealismo y relativismo ético.
Antonio Gramsci: «Saber, comprender, sentir»
El paso del saber al comprender, al sentir y viceversa, del sentir al comprender, al saber.
El elemento popular «siente», pero no siempre comprende o sabe. El elemento intelectual «sabe» pero no comprende o, particularmente, «siente». Los dos extremos son, por lo tanto, la pedantería y el filisteísmo por una parte, y la pasión ciega y el sectarismo por la otra. No se trata de que el pedante no pueda ser apasionado; al contrario, la pedantería apasionada es tan ridícula y peligrosa como el sectarismo y la demagogia más desenfrenados.
Hegemonía, guerra de movimiento y de posiciones: ¿Qué queda de Gramsci en el «gramscismo»?
por Francesco Giliani
El 21 de enero de 2021 se conmemoró el centenario de la fundación del Partido Comunista de Italia. Para enmarcar este acontecimiento, publicamos la traducción de un artículo de Francesco Giliani, que aborda los Cuadernos de la prisión de Antonio Gramsci y cómo se ha abusado del autor por parte de quienes reclaman hablar en su nombre. Puedes leer el original en italiano aquí.
Antonio Gramsci: «Odio a los indiferentes»
Odio a los indiferentes. Creo, como Friedrich Hebbel, que «vivir significa tomar partido». No pueden existir quienes sean solamente hombres, extraños a la ciudad. Quien realmente vive no puede no ser ciudadano, no tomar partido. La indiferencia es apatía, es parasitismo, es cobardía, no es vida. Por eso odio a los indiferentes.
marxismo y sindicatos en la concepción de Trotsky
por Juan Dal Maso
La cuestión de los sindicatos y su rol es de gran importancia en la política argentina e internacional. En la tradición marxista ha sido un tema abordado en profundidad. Si bien en las últimas décadas se han dado una serie de cambios significativos que exceden ciertos aspectos del análisis clásico, los fundamentos marxistas de la cuestión sindical siguen siendo centrales para pensar el problema. En este artículo tomaremos especialmente algunos puntos del recorrido de Trotsky sobre el tema, por ser uno de los marxistas que siguió en mayor profundidad la evolución de los sindicatos y su relación con el Estado, desde un punto de vista tanto conceptual como estratégico.
Clases subalternas, luchas sociales e insurgencias populares tras las pistas de Gramsci
por Katia Marro
Al leer los Cuadernos de la Cárcel, resulta casi imposible no dejarse instigar por la forma como Gramsci valoriza los impulsos de rebelión y los “trazos de iniciativa autónoma” de los de abajo. Con su lupa de historiador integral parece buscar los movimientos de los subalternos en los márgenes de la historia, pero para romper su cerco: como movimientos populares de masas que puedan asumir el desafío de la construcción de la hegemonía. Gramsci nos dejó un conjunto de criterios metodológicos, pero también innumerables pasajes de interpretación de la actuación de las masas trabajadoras y campesinas de Italia, donde observamos estos instrumentos en pleno funcionamiento. No siempre con una delimitación teórica unívoca; por momentos, más próximo de un trabajador manual que busca los instrumentos para “abrir” la realidad, pero con la certeza de quien busca las fuerzas subjetivas de los procesos históricos. Tuvo siempre como referencia irrefutable el protagonismo de las masas trabajadoras, de cuya trinchera organizativa formó parte como dirigente.
Notas para una definición de hegemonía
por Javier Balsa
El uso del término hegemonía se ha hecho cada vez más amplio y ambiguo en el discurso político contemporáneo e, incluso, en las propias ciencias sociales tiene un empleo bastante laxo. Aunque la hegemonía se ha convertido en una cuestión clásica en los estudios sociales, no contamos con una teoría suficientemente sistemática y con orientaciones para su operacionalización. Más allá de que el concepto de hegemonía ha sido muy sugerente, consideramos que no es en la vaguedad donde encontraremos la capacidad para dar cuenta de la complejidad de lo real, sino en la especificación del concepto sin perder su riqueza. Para ello, debemos desplegarlo sistemáticamente, para pasar de la potencialidad a la potencia heurística y explicativa. De otro modo, el riesgo es que la palabra “hegemonía” se convierta, por su mero halo semántico, en un sustituto a la explicación científica.2 Esto es lo que ocurre en algunos trabajos: los fenómenos parecieran explicarse porque había una hegemonía que nunca se probó que existiera y luego, un tanto tautológicamente, si ocurrieron dichos fenómenos, se confirma que había hegemonía.
Sobre Gramsci y el optimismo de la voluntad: pesimismo de la Voluntad
por Asad Haider
En abril de 1920, Italia estaba en crisis. El mes anterior, en la fábrica de automóviles Fiat en Turín, la patronal había retrasado las manecillas del reloj de la fábrica para el horario de verano sin pedir permiso a los consejos democráticos de trabajadores que se habían extendido por las fábricas de Italia. Había surgido una cadena de paros laborales en protesta. Pero a medida que continuaban las tensas negociaciones, con un bloqueo masivo por parte de la patronal, se hizo evidente que lo que estaba realmente en juego era la existencia de los propios consejos de fábrica 1/. Toda la ciudad inició una huelga general en defensa de los consejos, que Antonio Gramsci aplaudiría más tarde ese año en un informe para el Comintern como “un gran evento, no solo en la historia de la clase obrera italiana sino también en la historia del proletariado europeo y mundial”, porque “por primera vez se vio que un proletariado luchaba por el control de la producción sin verse obligado a esta lucha por el desempleo y el hambre” 2/.
Antonio Gramsci: «maquiavelo y la ciencia de la política»
La innovación fundamental introducida por la filosofía de la praxis en la ciencia de la política y de la historia es la demostración de que no existe una «naturaleza humana» abstracta, fija e inmutable (concepto que deriva del pensamiento religioso y de la trascendencia), sino que la naturaleza humana es el conjunto de relaciones sociales históricamente determinadas, es decir, un hecho histórico verificable, dentro de ciertos límites, con los métodos de la filología y de la crítica.
Perry Anderson: las antinomias de Antonio Gramsci
Hoy, ningún pensador marxista posterior a la época clásica es tan universalmente respetado en Occidente como Antonio Gramsci. Tampoco existe ningún término tan libre o diversamente invocado en la izquierda como el de hegemonía, acuñado por él. La reputación de Gramsci, aún local y marginal al principio de los años sesenta fuera de su Italia natal, se ha convertido, una década más tarde, en fama mundial. El homenaje debido a su empresa en la cárcel se rinde ahora por fin, plenamente, treinta años después de la primera publicación de sus cuadernos…La falta de conocimiento o la escasez de discusión han dejado de ser obstáculos a la difusión de su pensamiento. En principio, todos los socialistas revolucionarios, no sólo en Occidente –aunque especialmente en Occidente-, pueden en adelante beneficiarse del patrimonio de Gramsci. Pero, al mismo tiempo, la expansión de la fama de Gramsci no ha venido acompañada hasta ahora por una profundización correspondiente en la investigación de su obra. La misma extensión de las invocaciones que ahora se hacen a su autoridad, desde los sectores más contrapuestos de la izquierda, indican los límites del estudio o la comprensión atenta de sus ideas. El precio de una admiración tan ecuménica es necesariamente la ambigüedad: interpretaciones múltiples e incompatibles de los temas de los Cuadernos de la cárcel.
Marxismo y política: un mapa de la crisis de la estrategia revolucionaria en Occidente
por Brais Fernández
“Una acertada teoría revolucionaria solo se forma de manera definitiva en estrecha conexión con la experiencia práctica de un movimiento verdaderamente de masas y verdaderamente revolucionario” (Lenin).
En 1976, Perry Anderson publicaba su ya mítico Consideraciones sobre el marxismo occidental. Es un libro corto, pero que ha sobrevivido lleno de fuerza porque la tesis que esbozaba captaba una tendencia de fondo producto de la lucha política. Repasando a los marxistas más influyentes del pre y pos-68, llega a la conclusión de que la problemática del marxismo se había desplazado desde los problemas de la estrategia revolucionaria o la economía política hacia cuestiones filosóficas más vinculadas a ciertos debates académicos que al movimiento obrero. En Anderson no hay ningún tipo de reproche moral antiintelectualista. Para el pensador británico se trataba de pensar las causas de ese desplazamiento. Además de poner encima de la mesa el rol liberticida del estalinismo, que obligaba a los marxistas occidentales a sublimar su voluntad polémica sin entrar en discusión con las direcciones de los partidos comunistas oficiales, Anderson conectaba el problema con la aparición de un nuevo tipo de marxista, que ya no era dirigente político. Esto es, la aparición de una teoría autonomizada de la praxis, que si bien permitía nuevos desarrollos temáticos antes desconocidos para el marxismo, también implicaba una crisis de la estrategia como elemento central a la hora de relacionar la teoría con la práctica.
Los amores de Marx, Lenin, Rosa Luxemburgo y otros revolucionarios
por Fernando Bogado
El amor puede ser también un arma revolucionaria. Claro que este tipo de afirmación arroja un conjunto de problemas que habría que ir considerando, sobre los cuales es obligatorio reflexionar. Más ahora, en tiempos en que la idea de “amor romántico”, construida como resultado de ciertas operaciones sociales y culturales, se encuentra en un proceso de revisión y abierta crítica política. Un nuevo modo de vinculación, que puede o no llamarse amor, se hace imprescindible como parte de un tipo de imaginación revolucionaria, algo que tiene ya sus antecedentes en el pensamiento marxista, en el materialismo como metodología de estudio pero, sobre todo, como herramienta para dejar de interpretar al mundo y empezar a transformarlo.
Antonio Gramsci: La tendencia a disminuir al adversario
Es sin más un documento de la inferioridad del que la tiene; se tiende infantilmente a disminuir rabiosamente al adversario para poder creer que se le vencerá sin ninguna duda. Por eso hay oscuramente en esa tendencia un juicio acerca de la propia incapacidad y debilidad (que quiere animarse), y hasta podría reconocerse en ella un conato de autocrítica (que se avergüenza de sí misma, que tiene miedo de manifestarse explícitamente y con coherencia sistemática).
Antonio Gramsci: nuestro Marx
¿Somos marxistas? ¿Existen marxistas? Tú sola, estupidez, eres eterna. Esa cuestión resucitará probablemente estos días, con ocasión del centenario, y consumirá ríos de tinta y de estulticia. La vana cháchara y el bizantinismo son herencia inmarcesible de los hombres. Marx no ha escrito un credillo, no es un mesías que hubiera dejado una ristra de parábolas cargadas de imperativos categóricos, de normas indiscutibles, absolutas, fuera de las categorías del tiempo y del espacio.(2) Su único imperativo categórico, su única norma es: “Proletarios de todo el mundo, uníos”. Por tanto, la discriminación entre marxistas y no marxistas tendría que consistir en el deber de la organización y la propaganda, en el deber de organizarse y asociarse. Demasiado y demasiado poco: ¿quién no sería marxista?
Por qué el fascismo y el capitalismo no son enemigos
En 1925, un diputado comunista llamado Antonio Gramsci se encaró en el parlamento italiano con el dictador Mussolini y otros fascistas. Eran los últimos momentos del parlamentarismo plural en Italia, aunque la democracia llevaba tiempo muerta. Lo curioso es que Gramsci dedicó su intervención a atacar una ley que prohibía la masonería
Gramsci: Apuntes sobre la política de Maquiavelo
NOTAS SOBRE MAQUIAVELO, SOBRE POLITICA Y EL ESTADO MODERNO.
EL MODERNO PRINCIPE
Apuntes sobre la política de Maquiavelo.
El carácter fundamental de El Príncipe no es el de ser un tratado sistemático, sino un libro “viviente”, donde la ideología política y la ciencia política se fundan en la forma dramática del “mito”. Entre la utopía y el tratado escolástico, formas bajo las cuales se configuraba la ciencia política de la época, Maquiavelo dio a su concepción una forma imaginativa y artística, donde el elemento doctrinal y racional se personificaba en un condottiero [capitán] que representa en forma plástica y “antropomórfica” el símbolo de la “voluntad colectiva”. El proceso de formación de una determinada voluntad colectiva, que tiene un determinado fin político, no es representado a través de pedantescas disquisiciones y clasificaciones de principios y criterios de un método de acción, sino como las cualidades, los rasgos característicos, deberes, necesidades, de una persona concreta, despertando así la fantasía artística de aquellos a quienes se procura convencer y dando una forma más concreta a las pasiones políticas [1].
El largo adiós: el realismo de Perry Anderson
Publicados a finales de la década de 1940, diez años después de su muerte, los volúmenes italianos de los Cuadernos de la Cárcel de Antonio Gramsci iniciaron el proceso de su canonización laica. Fundador del Partido Comunista Italiano, Gramsci había permanecido 11 años encerrado en cárceles fascistas. Durante este periodo, mientras perdía los dientes y su estado de salud decaía, Gramsci llenó 3.000 páginas de cuaderno con reflexiones sobre todo aquello que consideraba relevante para la historia y la política italianas, y para el futuro de la izquierda europea. A fin de sortear la censura de la prisión, utilizaba abstracciones codificadas, en ocasiones enigmáticas. En 1937, todavía preso, falleció sin haber visto jamás a uno de sus dos hijos. En aquel entonces lloraron su muerte sus camaradas comunistas, pero pocos fuera de esos círculos, y menos todavía, sin duda, fuera de Italia
Gramsci: democracia obrera
Hoy se impone un problema acuciante a todo socialista que tenga un sentido vivo de la responsabilidad histórica que recae sobre la clase trabajadora y sobre el partido que representa la conciencia crítica y activa de esa clase. 1
¿Cómo dominar las inmensas fuerzas desencadenadas por la guerra? ¿Cómo disciplinarlas y darles una forma política que contenga en sí la virtud de desarrollarse normalmente, de integrarse continuamente hasta convertirse en armazón del Estado socialista en el cual se encarnará la dictadura del proletariado? ¿Cómo soldar el presente con el porvenir, satisfaciendo las necesidades urgentes del presente y trabajando útilmente para crear y «anticipar» el porvenir?
Gramsci: Dante y Maquiavelo
Hay que limpiar la doctrina política de Dante de todas las construcciones posteriores, reduciéndola a su precisa significación histórica. Una cosa es el que, por la importancia de Dante como elemento de la cultura italiana, sus ideas y sus doctrinas hayan tenido una eficacia sugestiva para estimular y solicitar el pensamiento político nacional; pero hay que excluir que esas doctrinas hayan tenido un valor genético propio, en sentido orgánico. Las soluciones pasadas de determinados problemas ayudan a encontrar la solución de problemas actuales análogos, por la costumbre crítica cultural que se crea en la disciplina del estudio, pero no se puede nunca decir que la solución actual dependa genéticamente de las soluciones pasadas: la génesis de aquélla se encuentra en la situación actual y sólo en ella. Este criterio no es absoluto, o sea, no tiene que llevarse al absurdo: entonces se caería en el empirismo, porque máximo actualismo es empirismo máximo.
Los triunfos y derrotas de las izquierdas chilenas
por Ibán de Rementería //
Las pasadas elecciones, con el triunfo parlamentario de las izquierdas en la primera vuelta y su derrota presidencial en la segunda vuelta han generado entre sus dirigentes, militantes, intelectuales y opinólogos muchos desconciertos y críticas a terceros, así como pocas autocríticas.
Socialismo, marxismo y poder popular en Chile hoy
por Felipe Lagos //
Autonomismo y poder popular [PP] no son sinónimos. El autonomismo es un ideario que no sigue los criterios táctico-estratégicos del socialismo ni del marxismo. Puede haber proyectos autonomistas anarquistas, liberales e incluso conservadores; el desarrollo del PP es socialista y marxista.
Arthur Rosenberg, un pensador proscrito
por Joaquín Miras Albarrán //
Prólogo a Democracia y lucha de clases en la Antigüedad
El autor de la presente obra, que se traduce por primera vez al castellano, es uno de los pocos, verdaderos, grandes pensadores políticos del siglo XX, y un revolucionario. El lector puede quedar sorprendido ante este juicio, e incluso abrigar sospechas por cuanto Arthur Rosenberg, que falleció hace seis decenios, es un perfecto desconocido.
Entrevista a Juan Dal Maso: “Gramsci es un autor que es de todo el mundo”
Juan Dal Maso es autor de un libro titulado El marxismo de Gramsci, públicado originalmente en Argentina y recién publicado en España. Lo entrevistamos a raíz de la presentación de su libro en Madrid
Las ideas pedagógicas de Gramsci
por José María Laso//
Los escritos de Gramsci sobre el papel de lo ideológico en los procesos de cambio social abren el camino a la reflexión sobre el papel legitimador/transformador de los aparatos escolares. Sin embargo, a causa de las duras condiciones de su vida política y carcelaria, no tuvo tiempo ni oportunidad de desarrollar sistemáticamente sus concepciones pedagógicas . Éstas se hallan implícitas en sus conceptos de hegemonía y revolución cultural, y explícitas , aunque dispersas, en diversos textos de sus «Cartas desde la Cárcel» y en sus célebres «Cuadernos de Cárcel». Para Gramsci, el problema escolar se halla conectado con la relación neurálgica que existe entre pedagogía y política, tal y como la elaboró en su concepción central de hegemonía.
Che Guevara: prólogo a «Con su propia cabeza»
por Francisco Fernández Buey//
La gran mayoría de los libros publicados en estos últimos años sobre Ernesto Guevara han puesto el acento en diferentes aspectos de su biografía. Han sacado a la luz algunos de los rasgos del carácter del Che que hasta hace poco eran insuficientemente conocidos o valorados.
Claudio Katz: un balance gramsciano del ciclo progresista en Sudamérica
[En el marco de las Jornadas Gramsci y América Latina, organizadas en la ciudad de Buenos Aires a fines de abril por el Seminario “Teoría y praxis política en el …
Los herederos de Gramsci
por Perry Anderson Ningún pensador italiano goza de mayor fama hoy que Gramsci. Tanto las citas académicas como las referencias en Internet lo sitúan por encima de Maquiavelo. La bibliografía …