Luchar contra los especuladores de la pandemia: ¡Nacionalizar las grandes farmacéuticas!

por Dora Dimitrova y Joe Attard

Las noticias sobre vacunas potencialmente viables ofrecen un rayo de luz al final del túnel. Pero, mientras que los trabajadores sufrirán la peor parte de la crisis del coronavirus, los principales monopolios farmacéuticos empiezan a frotarse las manos.

Millones de personas en todo el mundo están jubilosas porque pronto esté disponible una vacuna COVID-19.

Los gobiernos burgueses, que priorizan las ganancias capitalistas sobre las vidas humanas, no han logrado contener esta pandemia. Las masas no tienen fe en los políticos y están poniendo sus esperanzas en una cura. Pero no hay cura para la enfermedad del sistema capitalista, que buscará sacar provecho de este avance en detrimento de la humanidad.

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León Trotsky: la industria nacionalizada y la administración obrera

 

En los países industrialmente atrasados el capital extranjero juega un rol decisivo. De ahí la relativa debilidad de la burguesía nacional en relación al proletariado nacional. Esto crea condiciones especiales de poder estatal. El gobierno oscila entre el capital extranjero y el nacional, entre la relativamente débil burguesía nacional y el relativamente poderoso proletariado. Esto le da al gobierno un carácter bonapartista sui generis, de índole particular. Se eleva, por así decirlo, por encima de las clases. En realidad, puede gobernar o bien convirtiéndose en instrumento del capital extranjero y sometiendo al proletariado con las cadenas de una dictadura policial, o maniobrando con el proletariado, llegando incluso a hacerle concesiones, ganando de este modo la posibilidad de disponer de cierta libertad en relación a los capitalistas extranjeros. La actual política (del gobierno mexicano, N. del T.) se ubica en la segunda alternativa; sus mayores conquistas son la expropiación de los ferrocarriles y de las compañías petroleras.

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