por François Chesnais
La segunda reunión semestral de 2021 del FMI y el Banco Mundial se realizó a mediados de octubre. Si bien los precios de la energía y las principales materias primas aún no habían despegado, el tono ya era sombrío. La presentación del Informe de estabilidad financiera global de octubre de 2021 por un miembro de la secretaría del FMI habla de una economía mundial «obstaculizada» (la palabra inglesa hobbled es más gráfoica, los hobbles son piedrecitas en los zapatos o debajo de los pies)[1]. Las preocupaciones de la organización se exponen con franqueza en el resumen ejecutivo del propio informe: