por François Chesnais
Durante la evolución de la pandemia en Europa, los medios de comunicación le prestaron poca atención al sistema financiero. Sólo a finales de febrero y principios de marzo una caída muy fuerte de los mercados de valores mereció algunos titulares de los periódicos y programas de televisión. Efectivamente, entre el 20 de febrero y el 9 de marzo, los índices bursátiles se desplomaron entre el 23% y el 30%, según los mercados financieros. Ahora sabemos que fue gracias a la intervención de la Fed (Banco Central de los EE.UU.) que sigue brindando su apoyo a los inversores financieros. El 12 de junio la Fed redujo las tasas directivas de sus préstamos al 0% y anunció la compra ilimitada de bonos del tesoro (1). El 18 de junio, el Banco Central Europeo (BCE) anunció que les prestaba 1,31 billones de euros a los bancos de la zona euro a un interés de -1%. En abril de 2019 finalicé un artículo para A l’Encontre de esta manera: “La cuestión política que puede surgir en uno o más países europeos, según las circunstancias, es un nuevo rescate de los bancos por parte del Estado y la consiguiente “socialización de las pérdidas” a costa de los asalariados”. (2)