por Felipe Portales
¿Qué diría usted, si una coalición gobernante teóricamente de centro-izquierda, legitimara, consolidara y perfeccionara en la práctica un modelo neoliberal heredado de una feroz dictadura, con todas sus estructuras económico-sociales fundamentales? ¿Si, además, le regalara solapadamente la mayoría parlamentaria a la oposición de derecha? ¿Si, luego de obtener finalmente mayoría parlamentaria, se abstuviera de aprobar leyes que condujesen a la sustitución del modelo económico-social impuesto por la dictadura? ¿Si mantuviese y profundizase las políticas de privatizaciones de servicios públicos desarrolladas por aquella? ¿Si mantuviese la irrelevancia de las organizaciones sociales populares como sindicatos, juntas de vecinos y cooperativas? ¿Si, a través de diversas políticas, destruyera los medios de comunicación de centro-izquierda existentes? ¿Si pretendiera, a través de reiterados proyectos de ley, consolidar auto-amnistías establecidas previamente por la dictadura para los criminales de lesa humanidad o disminuir significativamente sus penas? ¿Si designara a varios reconocidos violadores de derechos humanos como diplomáticos, agregados militares o miembros de misiones de paz de Naciones Unidas? ¿Si defendiese pública y privadamente al ex dictador frente a intentos de la Justicia nacional e internacional de condenarlo por sus crímenes? Y ¿si asumiese la Constitución impuesta por la dictadura, con algunas reformas de importancia pero que no alteraran la esencia autoritaria y neoliberal de aquella? Obviamente usted diría que, más allá del discurso, una coalición gobernante que desarrollase dichas políticas tendría un carácter netamente de derecha.
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