por Gustavo Burgos //
Un lienzo penoso, si no sorprendente, pende en el frontis de la CUT de Valparaíso en calle Blanco. En letras rojas convoca al acto del 1º de mayo, indica lugar y hora de la convocatoria y en color negro –a modo de firma- en lugar de CUT se lee: “No a los corruptos”.
Con algún esfuerzo podemos interpretar que lo que trata de comunicar la CUT porteña es su compromiso con la probidad y esa palabra espeluznante, la “transparencia”. Con su mínima capacidad de convocatoria, su escasa presencia política y su aún menor legitimidad, la pretendida máxima organización de trabajadores aparece centrada en Valparaíso en una fácil campaña moral, pluriclasista, que en definitiva hace propio el discurso de Portales, Mariano Egaña y de la élite, de que el atraso y la miseria son el resultado de la inmoralidad, de la falta de valores y en ningún caso un producto necesario de la explotación capitalista y el ominoso sometimiento semicolonial.
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