por El Porteño
Nos hemos acostumbrado, en la discusión política opositora a Piñera, a aceptar un conjunto de categorías que a fuerza de repetirse han comenzado a cristalizar como conceptos autónomos. Se nos habla del «cambio de ciclo», de que «la clase política no entiende este cambio» o que el propio Piñera «no lo vio venir», que «la calle dice ahora otra cosa» y una interminable retahíla de lugares comunes que se sustentan en la idea de la novedad del momento político, en el cambio de paradigmas y un misterioso sismo epistemológico que habría transformado la crisis política que vivimos —no en el choque de intereses de clase— sino que en la aparición de un nuevo marco conceptual. Ante estos nuevos conceptos la propia idea del socialismo, de un gobierno de trabajadores o de la revolución habrían devenido en obsoletos. No trataremos de anatemizar tales categorías, sino que haremos un esfuerzo por comprenderlas desde una perspectiva de clase.