por Peter Symonds
La cumbre del grupo de países BRICS —Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica— celebrada la semana pasada supuso una importante apuesta por una mayor influencia económica en la escena mundial. Un comentarista del Financial Times declaró con bastante grandilocuencia que la reunión tenía el potencial de ser vista como ‘el equivalente en el siglo XXI de la conferencia de Bandung de 1955, que lanzó el movimiento de los no alineados’.