por Horacio Ramírez
«Las bombas atómicas se tiraron lejos, en Japón, para que ningún americano pudiera oírlas».
Comentario periodístico estadounidense de 1945
Pese a su belleza audiovisual y a que es una de las mayores obras cinematográficas debidas al realizador estadounidense, este crédito —económicamente, por lo menos— fue un fracaso: no llegó a recaudar ni la mitad de los 50 millones de dólares que se invirtieron, y esto debido, principalmente, a que no eludió aspectos realistas del catolicismo de aquella época ni tampoco de la idiosincrasia japonesa de todos los tiempos.