Por Francesco Penaglia
Durante la historia de Chile, los periodos en que con mayor auge se ha desarrollado el movimiento popular con proyecto y contenido clasista, han estado directamente vinculados a la centralidad, conducción o a lo menos una presencia protagónica de organizaciones de trabajadores. De ahí la rica historia del movimiento obrero chileno desde fines del siglo XIX y durante la mayor parte del siglo XX. Sin embargo, en la actualidad, este elemento no ha ocurrido. El desarrollo de la conflictividad y movimientos originados desde el 2006, y particularmente desde el 2011, ha estado dinamizado y protagonizado -principalmente- por sectores estudiantiles, ambientales y territoriales, quedando las organizaciones de trabajadores rezagadas y con un rol poco relevante en un movimiento popular germinal, fragmentado y heterogéneo.