por Gustavo Burgos
Las noticias desde Perú resultan alarmantes. El Presidente Castillo aparece en la tarde disponiendo la disolución del Congreso, anunciando que legislará por decreto y declarando —esto es fundamental para comprender la medida— Estado de Excepción en todo el territorio nacional, con toque de queda a partir de las 22:00. Unas horas después, la propia Vicepresidenta de Castillo, Dina Boluarte con el apoyo del Congreso, 16 votos oficialistas y muy pocas oposiciones asume la Presidencia de la República, destituyendo a Castillo. El hecho es una palada más sobre la moribunda democracia burguesa peruana que desde 2016 a la fecha ha tenido 5 Presidentes que han visto interrumpidos sus mandatos por razones constitucionales. Pero esto no es lo único, en los últimos treinta años la totalidad de los ex mandatarios han terminado en la cárcel como Fujimori y Humala, fugados como Toledo, destituidos como Kuczynski o suicidados como García. Se trata de una monstruosa muestra del hundimiento completo del régimen burgués, sin que en esta crisis hayan podido expresarse los explotados, la clase trabajadora ni el campesinado peruano.